Desrreflexiones

Desrreflexiones

Nansen

25/02/2020

Una suerte de redundancia, una tarea de balance con miras al pasado y proyección de futuro.

Hace no mucho hube presenciado una revelación epifánica, que con voz grave, me rezó algo así: “Es la existencia misma, un infinito y complejo sistema. El eterno retorno es tan posible como tangible y está a flor de piel en todo tiempo y en todo lugar”. Entonces, una vez mas me ubico al costado de la pista viendo una secuencia que no encuentra hartazgo en su repetir, sean situaciones, sean imágenes, sean recuerdos.
Otro año vomita su potencial de posibilidades que ya nos resultan conocidas, pues vuelven a aparecer las falsas promesas que nunca cumplimos, las mismas cuentas que pagar y poco mas que no nos resulte extraño. Hace mella el factor sorpresa en su predecible desvarío.
Nada mas y nada menos que un continuo hallar de los deshechos de la enajenación que repiten sin vergüenza, pasos cortos e inseguros, y que tambalean, los veo, los oigo, los vivo y los padezco. Sea yo un observador mas que al menos vincula su sueño en vagabundas experiencias de ciertas características, con tal de sobrellevar la pesada tarea de ser y solo ser, y no ser para existir. Pues quien no vive no existe, o bien existe con el aura apagada (el deseo de inmortalizar creaciones es tan tentador).
Es efímero el pasar, quien de cuenta de esto tiene su primera cuota pagada en su propio paraíso (que desde ya, no lo exime de que se haga del infierno un hogar); es tan necesario pensar, es tan necesario crear, es tan necesario amar, es tan necesario liberar, es tan necesario hacer, es tan necesario aniquilar, es tan necesario arder. Seamos testigos de nuestra crisis, pobre de aquel que no esté con la nada frente a frente.
Es la libertad el derecho mas peligroso, ¿será peor que un encierro no saber qué hacer con ella?.
El existencialismo que encubre este descarado epílogo será acaso un recordatorio de aquello que nunca podremos dominar, el Gran Crono, y por un lado, nos da esa ventaja para no hacer de Él, un fastidioso letargo, sería entonces hasta el aire un opioide! Nosotros no podemos pedirle a la vida que sea mejor con nosotros, se deberá aprender que no por merecimientos se maneja este mundo, así, el merecimiento es el consuelo del iluso, es una ceguera peligrosa que ha de ser destruida o a lo sumo rechazada. Las victorias se contemplan en pequeños plazos, porque claro, si la felicidad fuera un fin o una meta, momentos de plenitud se irían acumulando hasta llegar a un punto cúlmine y crítico. Un éxtasis difícil de asimilar en toda ley, así, la felicidad no es mas que una entelequia, un concepto idóneo. No es fuente, ni causa última por lo que vivir, hay mil cosas mas interesantes ahí afuera que son susceptibles de ser descubiertas, esperan ansiosas por todo aquel que quiera hacer de su vida, algo excitante, eso que nos motiva, eso que nos llena, eso que nos adentra en estado de analgesia y placer, la conexión con el todo, formar parte también de aquel sistema complejo, pero no como un engranaje dispensable, sino como la llave maestra que hace encender ese sistema, nuestro sistema, tu sistema, mi sistema. Repito, conozcamos nuestro salvajismo sin mesurar los espasmos de su locura, de esta manera, nos mostraremos sin miedo al ocaso.
Démonos la ventaja desde ya, de aquí en mas, de que el tiempo deje de ser tan ordinario.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS