“DESPUÉS DE UN SUEÑO”

-¿Dónde andabas? Me preguntaste mientras me mirabas con ansiedad como buscando que mis ojos te dieran las respuesta a tu interrogante.

El silencio esa noche se apodero de nosotros, no pretendía mirarte, quería seguir escuchando esa canción que me trasladaba siempre a otro mundo, el pecho me ardía mientras detrás de mi audífono sonada Let Her Go de Passenger. Quería llorar o gritar pero sabía que no era el momento al menos no estando tú allí. Tan solo cerré mis ojos imaginando que lo que me habían dicho aquel día era un sueño solo eso, un mal sueño. Una parte de la canción decía que: “¿algún día entenderás por qué?” Ese fragmento hizo que mi mente viajara y la repitiera muchas veces, tratando de yo misma dar con esa respuesta. Luego te observe preparada para darte esa respuesta pero ya tu mano estaba tocando mi mejilla para limpiar una lagrima, mi garganta estaba seca. Luego recordé que no necesitabas respuesta ya tú las sabias mejor que yo, sabias esas y muchas más. Cerré nuevamente mis ojos para poder cambiar todo lo que tú y yo sabíamos, tratando de enlazar nuestros recuerdos, que una parte de mí sabía que eran solo eso recuerdos. Empecé a sentir aquel frió que alguna vez sentí cuando me tocó presenciar la muerte de aquel animalito que adopte y ame con locura cuando era una niña. Intente levantarme pero mis piernas no me respondían, detrás de mi audífono aún se escuchaba la letra que recordaba perfectamente en español “…Mirando fijamente al techo en la oscuridad, el mismo viejo sentimiento de vacío en tu corazón porque el amor viene despacio y se va tan rápido. …” . Busque tu mirada nuevamente, espere que tu voz traspasara mis audífonos pero si me los quitaba quizás ya no estarías allí, yo sabía perfectamente lo que venía después, una realidad a la que aún no me sentía preparada. ¡Preparada! Me burle de mi misma, quien podía estarlo ¿Quién?. ¿A que me iba a enfrentar?, pero ya sabía con que tenía que lidiar los días siguientes a este sueño, a tus recuerdos. Sin hablarme adivine cada una de tus palabras –Solo háblame y abrázame en tus sueños, aquí siempre estaré- Pero aquí no te necesitaba, te quería allá, allá donde estaban tus abrazos después de este sueño. Pero aquí estaba, nuevamente asimilando lo que venía después de ti y no después de un sueño. “…Bien, la ves cuando te quedas dormido, pero nunca para acariciar y nunca para quedarse, porque la quisiste demasiado y te zambulliste demasiado profundo…”. Y mientras recordaba la letra de aquella canción sabía perfectamente que iba a despertar en cualquier momento para seguir viviendo sin ti después de un sueño.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS