Dentro de la Oscuridad

Dentro de la Oscuridad

MTABSIN

10/11/2020

                               I

Dos caminos iguales, pero tan diferentes a

la vez, por uno debo ir para encontrar mi

destino; cada uno con diferentes

situaciones, uno de ellos, lleno de arcoíris,

mariposas, alegría y amor; y otro, lleno de

tormentas, huracanes, relámpagos y aguas

agitadas. Escucho críticas, me persiguen

palabras maliciosas, pues la elección de mi

camino está hecha, todos me desprecian.

                             II

Pese a todo entré, quejidos salen de mis

reclamos a la vez, “no les concierne el

camino que yo escogí, si por relámpagos o

espinos tengo que pasar, seré yo la que

tenga que cruzar por aquel camino, no

cambiaré mi decisión”. Inicio la travesía, la

primera tormenta he de sufrir, odio y

tristeza consigo, lastimada me siento, más

no me aflijo.

                          III

Por el vidrio brillante de mis ojos gotas

amargas caen, mi alma se parte en dos,

frágil como un cristal soy, y débil como una

rosa me he convertido; preguntas me

retumban, ¿por qué lo elegí? Yo he de decir

“débil me he vuelto, fuerte quiero volver a

ser”. Continúo mi camino, gotas cristalinas

caen, resbalan por mi cuerpo, me queman

como ácido, quema mi piel al descubierto,

me siento indefensa, el dolor me invade.

                            IV

Al fijar mi vista al frente, una corriente de

agua con una textura de nube me invita a

nadar, me desprendo de mis ataduras,

ingreso al agua, comienzo a desplazarme

por las corrientes del agua tranquila y

silenciosamente me pongo a flotar, cierro

mis ojos, quiero descansar; me hundo,

siento ahogarme, siento como el agua se

introduce por mis fosas nasales, como entra

por mi garganta; debo moverme, debo

tocar tierra. Al llegar a la orilla se escucha

en el silencio mi agitada respiración.

                            V

Duros recuerdos inundan mis

pensamientos, los quiero olvidar, debo

seguir mi camino, debo enfrentarlos. En un

pequeño espacio lleno de colores un árbol

enorme descansa tan amigable; corro, lo

escalo, hasta llegar a sus ramas; cierro los

ojos para descansar, siento un ardor en mi

brazo, al abrir mis ojos encuentro la rama

del árbol rodeada de un rojo carmesí, gotas

rojas recorren el entorno de mi brazo.

Desgraviada corro sin mirar atrás.

                          VI

Mi camino largo e infinito continúa,

estruendos suenan, una luz aparece en el

horizonte, un rayo con tanta potencia y

brillo pasa seguido de otros, de repente

empiezan a azotar contra la arenosa

imagen del suelo, los temblores surgen, y en

medio de todo me encuentro yo, mis

piernas tiemblan, gotas de sudor caen. YA

NO PUEDO MAS.

                           VII

Una larga, ancha y enorme hoja me cubre

protegiéndome de los relámpagos, evitando

más daño; al terminar la tormenta, la brisa

se lleva la hoja, con profundas heridas me

quedo, por los afilados pinchos de esa hoja.

Me cubro las profundas heridas mientras

respiro profundamente, teniendo en cuenta

cada suceso que me lastiman, miro el largo

camino, este es apena el comienzo. Rendida

caigo de rodillas, afiladas piedras me

reciben, me pongo a llorar.

                          VIII

Algo resplandeciente se eleva, mi mirada se

dirige a aquel resplandor, noto una

burbuja deslizándose por las piedras

afiladas, ignoro el dolor y corro

desesperada hasta alcanzarla, me protejo

en ella ayudándome para cruzar el camino

de vidrios rotos, al terminar de cruzar ese

camino un fragmento de vidrio tan cortante

revienta la burbuja, ésta desaparece

haciéndome caer abruptamente al filo del

camino de vidrios.

                            IX

Al ponerme de pie, un irritante y punzante

dolor siento en los pies, estoy descalza,

busco mis zapatos, los encuentro al otro

lado del agua, ignoro cada herida y camino

sin parar, sufriendo cada vez más, sin

ayuda y con lágrimas en los ojos espero

aquel manto que me protegió de los males y

que se alejó por un suceso de su vida.

                             X

Sigo el camino, me encuentro con dos

caminos más, uno de ellos me ofrece la luz

resplandeciente, mi burbuja invencible; y

en el otro se encuentra la voz retumbante,

el árbol y la hoja, recordándome que quizás

ya no resista, que debo quedarme a la

mitad del camino, cerrar mis ojos y

dejarme caer, como la débil flor en la que

me convertí DENTRO DE LA

OSCURIDAD.

…………

                                              MTABSIN

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