Palidezco en las noches cuando abro los ojos y no te veo,
y a mi cuerpo el frío estremece aun con el calor que desprende el verano,
no existe lugar, elemento ni cosa que prenda mi cuerpo sino es tu recuerdo,
recorro el laberinto de tus formas disipando las sombras mas intensas de tu ser.
Susurra mi nombre un instante y permite a mis labios depositarse en ti,
percibe mi aliento prendiendo tu piel y las fibras que te hacen vibrar,
incitando al rocío que aflore y nos bañe en millones de gotas cuál manto estelar;
que te cubran mis brazos y con caricias mis dedos te bañen,
mordiendo tus pechos extraigo temblores, suspiros y hasta un poco de miel.
Indeciso debato la unidad de medida en tu cuerpo,
el mapa sobre tu piel en besos, caricias o segundos plasmados,
establezco el conteo que me lleva desde tu cuello hasta tu talle,
de la punta de tu oreja hasta tus manos, de tus ojos a tus labios,
de tu pecho hasta tu vientre y finalmente beber de tu copa
los dulces vinos en el interminable y placentero camino hacia ti.
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