Déjame corregir las cartas

Hoy me volviste hablar, después de muchos años sin haber tenido alguna interacción contigo. Sacaste a relucir de la nada unas referencias de obras literarias, quizás con la intención de expresarme alguna idea ambigua o superficial, como si realmente eso me importara. Más bien me hiciste recordar el como captó mi atención la literatura de aquello que alguna vez me transmitiste, e hizo inspirarme en escribirte algunas cartas, las cuales me encantaría volver a leer. No sé si para tí habrá sido un dulce detalle, nunca lo mencionaste; que yo recuerde, tampoco quisiera que lo vieras como un reproche de mi parte. Lo que si quisiera es ver en esas cartas cómo ha sido mi progreso en la escritura, revisar en detalle con cuales recursos estéticos me apoyaba a la hora de escribir. Se que había un destello de sentimientos, te mentiría si te dijera que no, creo que estaba muy influenciado por el no se qué romántico, que va y viene, viene y va. Me perdonas si te imploro que me permitas remover algunas cosas que pude haber plasmado en esas cartas de loco amor, no para quitarle ese efecto que pudo haber generado mis palabras en tu corazón, sino más bien para reparar algunos errores que estoy seguro están muy presentes en esas redacciones. En todo caso, soy el mismísimo autor de esas cartas, no lo digo a modo de jactancia, lo digo como una obsesión, de poder querer reparar o remendar todo aquello que haya podido construir, o tejer con mis dedos, mis sentimientos y mis pensamientos. ¿Habrá una oración exaservada que muestre mucho de mí y menos del arte? Quizás me habré comido alguna coma, un acento, o haya dejado pasar palabras que no concuerden con un lenguaje literario adecuado y bien escrito, o quizás deba aceptar que ese era el mismísimo yo de esa hermosa época, con mis defectos e imperfecciones, la autenticidad que nos define como seres humanos, de ser como somos sin caretas, lo que tambien de lo que pudiera carecer en mi dia a dia. Un poco de ingenuidad o de inocencia, el ser espontáneo y libre, la ternura, y lo poético. Lo importante es que existe ese antes y después, que no necesariamente son el peor y el mejor. No sé a fin de cuentas, si ayer fue peor o mejor que hoy. Más bien mi deseo es que cada momento importante de nuestras vidas exprese la mejor de las palabras, sin necesidad de hacer muchas correcciones, si así la vida lo quiere.

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