Comprender,
sentir afecto y demostrar solidaridad con otras personas, significa humanidad,
pero en la sociedad actual estos valores se han perdido. Siento una inmensa
preocupación al ver crecer a mis hijos en esta vorágine que nos está
consumiendo y no saber cómo enseñarlos a sobrevivir. No sé si enseñarles a
vivir bajo la ley del más fuerte o enseñarlos a ser más humanos, resignado a
ser valorados como los más débiles.  
 

En esta sociedad enfermiza, sentir empatía y afecto
hacia otro ser humano es considerado una presa fácil por el solo hecho de
confiar en la buena voluntad de los demás. El pensamiento insano que se ha
formado en este mundo nuevo tiene como objetivo, aprovecharse de la humildad de
las personas y desmoralizar su ánimo  hasta que  piense que su actitud es errada.
 

Qué podemos esperar de una sociedad donde lo
material vale más que la propia vida, cuando en menos de 200 años el impacto de
la revolución industrial ha contaminado mares, cielo y tierra; cambiando de
forma negativa el clima del planeta, afectando la salud y dando origen a múltiples
enfermedades que han acabado con millones de seres vivos y lo peor aún, que
todo esto ha sido de forma consciente, sin importar el dolor ajeno.
 

Esta misma forma de pensar la tienen la mayoría de
nuestros líderes, que desangran naciones sin importarles las consecuencias y la
vida de los ciudadanos.  Viven más en función de la motivación de poder que
de la motivación de logro, pero el poder a través del amiguismo sin esfuerzo
alguno, de obtener riqueza sin trabajar; labrándose un futuro de la forma más
fácil posible.
 

Estas sociedades cínicas y carentes de humanidad
conformadas por personas que hacen alarde de sus riquezas materiales y llevan
una vida ostentosa con objetos que a veces ni usan, pero la exhiben solo con la
intención de alimentar su ego o de disfrazar sus propias debilidades interiores. Aunado
a ellos, existe otro grupo de imitadores de oficio que intentan parecerse a ellos,
pero muy poco preocupados por lo que de verdad importa, como el futuro de sus
hijos y los hijos de sus hijos. Qué futuro puede esperarse de estas sociedades
llena de abusos a niños, a mujeres y gente humilde, donde es más importante la
vida de personajes de la farándula que la lucha por los valores humanos.
 

Todos los días existen guerras por dinero, religión,
tendencia sexual, racismo, narcotráfico; que son noticia en todos los campos políticos,
deportivos y sociales; pero la indiferencia se hace presente porque lo que no afecta a nivel personal no es mi problema.
 

Hemos perdido nuestra humanidad y no veo manera de
que la recuperemos, Pienso que el fin de la humanidad es inevitable, solo queda
salvar el último bastión que es el Alma. Con la ayuda de Dios trataré de
enseñar a mis hijos los verdaderos valores de un ser humano como el  amor,
honestidad,
sensibilidad, gratitud, humildad, respeto y la solidaridad; sin olvidar
como protegerlos de esta pseudo humanidad, todo con el fin de salvar su
alma y ayudar a los que quieran a salvar la suyas.
 

 

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