Los adobes de tu tristeza
Los viejos faroles de tu incrustada desesperación
¡Cuánta belleza puede surgir de la gangrena!
De la culpa original
que infecta cada poro
que humedece cada herida
que se vomita en cada palabra
Naciste ya en cuenta regresiva
desde el principio fuiste tirando
el hilo que destejía tu piel
Tu lúgubre manía de vivir
te arrastró Alejandra…
mas le diste razón a la muerte
Ciertamente el cuerpo no aguanta
cuando la genial sombra lo rebasa
En tu habitación impregnada de humo y café
grabaste tu ser mujer
tu ser soledad
tu ser lamento
Siempre fue tarde para ti…
Ahora Argentina me parece eco del miedo
eternamente desesperada
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