Eran las tres de la mañana de un lunes del mes de Enero del 58, cuando Carmen despertó a Esteban que dormía, en una pieza de chapas y sin ventanas al fondo de la casa, “Garufa” el perro negro, de linaje “Callejero” se bajo de la cama para que el chico de 10 años se levantara a ganarse el mango del día con la venta de los Diarios “El Rivadavia” y “El Chubut” que se entregaban a las cuatro en sus respectivas imprentas.-Luego de lavarse la cara con el agua fría de un tambor, tomo el mate cocido con varias tortas fritas y poniéndose un saco viejo de alguno de sus hermanos, la gorra y el pañuelo al cuello, salió para caminar las más de cuarenta cuadras que lo separaban desde el barrio cementerio al centro de Comodoro Rivadavia.Las tres y cuarto, con un silbido largo, se convocaron en la esquina del pasaje, a metros del tanque de agua, frente al Bar “El Cabildo” y con Segundo y Hugo Vera: Juan Pérez, Segundo Torres, iniciaron el recorrido, contándose mentiras para hacer corto el trayecto, y con la gomera, rompiendo las tacitas de porcelana de los postes de luz, se entretenían.-Caminando por la calle Malvinas, seguían hasta la Rivadavia y en la despensa “La Paloma”, enfilaban para el centro, pasando frente a los galpones de la Sociedad rural, subían por un cerro de dos cuadras mirando de reojo la seccional segunda de policía, mas adelante la empresa Schulumberger y continuaban a bajar la Rivadavia, había que orinar en los baños públicos, seguían hasta la “Casa del Niño” de Rivadavia y España y pasar frente a la escuela uno y de ahí a la Sarmiento donde estaba “El Rivadavia”Llegar a la imprenta e impregnarse con el olor a tinta, más de treinta chicos y muchachos se amontonaban para comprar los diarios y salir a venderlos, una vez que tenían los diarios, cada uno de la banda se separaban para venderEsteban con los 30 diarios del Rivadavia, salía como todos gritando a todo pulmón, Diario. Diario “Rivadavia” mientras se caminaba por San Martin, hasta la Calle Mitre, de ahí, una cuadra mas hasta Rivadavia y ahí estaba la imprenta del Chubut, compraba otros 20 y con un solo paquete a caminar a los barrios, para ir a buscarlos tardábamos desperdiciando tiempo casi una hora, recorriendo los barrios y para vender 50, tres o cuatro horasSalía de la imprenta a las cinco de la mañana y volvía a su casa entre las nueve y diez de la mañanaAnécdotas..? Fiuuu a montones, pero será para el próximo relato, cuando les siga contando que desde chico se nos enseño que debíamos ganarnos el mango…
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