DAMNED BY PRIDE – Maldito por el orgullo

DAMNED BY PRIDE – Maldito por el orgullo

Rillape Villada

13/12/2020

Un desierto vacío, como cualquiera, siempre lleno de aire dónde cada instante parece una tortura, aunque lo vale porque la curiosidad me invade.
Soy Nadir… Solo Nadir, un chico de Bronx en el desierto de China. Hace horas que no veo signos de civilización humana. El desierto de Gobi parece eterno y allí está lo que busco, un castillo… Los restos al menos, sus escombros están repartidos en gran parte del lugar.
A excepción de una parte, el cuarto principal del castillo, incompleto, pero intacto comparado a el resto, pues incluso sus puertas estaban de pie.
Parecen impenetrables por su resistencia al paso del tiempo, no hay más que solo entrar por la puerta. Y mientras doy el más pequeño roce a la misma siento una ventisca desde dentro… Una muy pequeña, pero paró, para luego volver con la misma intensidad…
No era una ventisca, alguien está del otro lado y fue su respiración lo que sentí.
“Si quieres quitarme algo, llegaste muy tarde”. Con esas palabras afirmé mi asunción, pues recibí una respuesta “Te doy la oportunidad de irte”, siendo extrañamente la voz de un hombre, tiene que ser algún vagabundo que se apropió de este
El castillo me pertenece”, le respondí de vuelta.
Alucard: ¿Y eres? – mencionó con un tono de amargura y curiosidad
Nadir: M-Mealow, el tataranieto de Mealow-, tartamudeando respondí. – ¡Por favor déjame entrar!
Alucard: ¿Qué quieres? – se escuchaba irritado
Nadir: Entrar…
Alucard: ¿Y qué harás? solo son ruinas
Nadir: ¡Son mis ruinas!
En un ataque de desesperación golpee la puerta con todas mis fuerzas, las suficientes como para abrirla y al parecer el interior era una mayor sorpresa, oscuro como afuera, que era de noche, y luces como las mismas estrellas.
Para mi sorpresa no eran “como”, era la misma oscuridad de la noche y estrellas lo que se encontraban del otro lado de la puerta, con una vista hermosa rodeada de pasto y mar, en una colina…
Nadir: ¿Dónde estoy? -fue lo único que se me ocurrió preguntar porque muy bien sabía que ya no me encontraba en el desierto o si debería de tener miedo.
La persona que me respondió hace unos segundos se mostró a mis espaldas con mucha seguridad de la situación, todo menos un vagabundo. Se le ocurre decir unas palabras solo para jugar con mi cabeza y omitir la respuesta, porque él la conoce muy bien.
Alucard: Así que ¿Mealow?
Nadir: ¿Qué eres? – seguía sorprendido porque lo que pensaba era lo más bajo de la sociedad, se había convertido en mi miedo, y pensar que he caído en su trampa.
En un parpadeo mueve las manos de forma extravagante, no como un baile, si no como un lenguaje que él solo conoce. Ese movimiento hace que la colina desaparezca junto con toda la vista y se convierta en una humilde choza, esta vez sí parecía el interior de las ruinas.
Con la iluminación proporcionada por la misma se puede desvelar quien es la figura misteriosa, un hombre de unos dos metros, con ojos azules con una combinación de blancos casi como vacíos, piel pálida como de muerto, unas cejas bien marcadas, una camisa blanca cubierta por chaqueta formal color purpura modificada con brazaletes en cada manga, un anillo en las dos manos y un pequeño arete en una oreja con un cabello grisáceo con puntas desalineadas hacia atrás y hacia adelante.
Alucard: Soy el vampiro maldito.

Con desilusión en sus ojos por el nombre -Siéntate- Como si fuera muy cansado decirme que está pasando – ¿De dónde vienes?
-Nueva York
– ¿Y tus padres? – enfadado por el desastre que he hecho. – ¿Alguien que se preocupe por ti?
-No – así de seco respondí, me importaba más si esta iba a ser mi último destino, no me iba a ir sin mi catillo. – ¿Tu hiciste esto?, ¿Cambiar de lugar?
-Es parte de mi maldición, magia ante tus ojos.
– ¿Por qué vampiro?, ninguno de mis conocimientos sobre los vampiros menciona “magia” siempre son mordidos y de ahí viene su poder, lo de moverse en el espacio es nuevo.
-Más que todo por la apariencia, nadie me creería si les digo que soy mago con piel blanca como la nieve y colmillos. Uno ahorra muchas explicaciones- Me dijo mientras servía un vaso de vino en una copa.
No había notado la parte de los colmillos, estaban escondidos en su boca, diferente a las películas de terror donde son tan grandes que salen por sus labios. Siento que si me hubiera querido matar lo hubiera hecho para empezar, algo sabe acerca de Mealow y es lo que me mantiene vivo.
-Ahora dime, ¿Qué conoces de Mealow? – Pareciera que me quiere fuera de su vista lo más pronto posible.
-No mucho aparte de que le pertenecía este castillo. No sé nada de él – Le sigo teniendo miedo a Alucard.
– Y ¿Quién te dijo eso Nadir?
– La carta de la princesa Esmeralda, ella solía vivir en el castillo.
– Lo sé – Se veía desesperado como si le hubiera dicho un mal chiste.
Le tomó unos cuantos segundos leer la carta, pero procesar lo que decía le tomó minutos, parecía impactado. Él está dentro de todo este desastre, llegue al lugar indicado. Paso de impactado a preocupado, como si estuviera en un trance, dando vueltas al pensamiento. Necesito respuestas.
– ¿Quién es ella? ¿La conoces? Y ¿El castillo es mío?
Esperaba una buena explicación.
-No hay más que hablar, Adiós.
– ¿Qué? ¡No!
En un chasquido hizo su magia de nuevo, parpadee y aparecí en la misma colina que tenía buena vista, era de día ahora y quede como el loco del pueblo gritándole a unas rocas en la misma posición que se encontraba Alucard. Afortunadamente solo había una mujer mirándome… desafortunadamente había una mujer mirándome.
– ¿Estas bien? – la mujer me pregunto, creo que lo hizo para alejarse lentamente de mí.
– ¿Dónde estoy? ¿Sigo en China?
– Finlandia, para ser exactos.

Fin capítulo 1

Capítulo 2

Lo primero que puedo pensar es cuando era joven, me vivía de las sobras de los demás, me trataban como basura porque soy basura. una vez me caí en un pozo no tan profundo, pero no podía salir por el agua que me hacía resbalar, además de que mis manos estaban sangrando de lo rasposo que eran las rocas del hoyo, hasta que alguien me ayudo, una cuerda bien sujetada desde arriba, quería salir rápido, no pensé que fuera una mujer. Al lograr mi cometido me quedé sin fuerzas para caminar, me recosté en el pasto que rodeaba el pozo. Nadie me hubiera ayudado. – ¿Por qué lo hiciste? – pregunté por la sorpresa y el alivio que me dio – No lo sé-

No me podía ver cuando me hablaba, era como si ella no debería de haberlo hecho y decidió ver a otra dirección para no afrontar alguna consecuencia, aunque creo que sabía quién era, nadie ayudaría a un desconocido con la posibilidad de hacerte daño. O simplemente era muy valiente para ella misma. – ¿Eres aprendiz de mago verdad?

-Yo… No es algo de lo que este orgulloso, la magia es algo desconocido y lo desconocido da miedo- Como ella a mí.

-¿Por eso no pudiste escalar tu solo?

No sé cómo ha deducido lo que soy, es inteligente para esto

– Tus manos están heridas.

-Yo solo iba a mi casa…

La verdad, me habían empujado por quien soy, a propósito, en el hoyo. Allí moriría como he vivido, solo.

-Como digas mago- decía riéndose acerca del hecho.

– ¡¿Tienes algo contra los magos!?

-No, solo bromeaba, perdón- Se vio triste, como si me pudiera entender desde el fondo -Mi padre también practica la magia.

– ¿Enserio? ¿Quién es tu padre?

-El Rey Everard … – ¡¿Rey!? ¿Princesa?

-Sí, la princesa Esmeralda.

-Debería de irme, no pertenezco estar con gente como tú.

Me dolía moverme, parecía que mis energías habían desaparecido, no habría podido llega a mi casa… Posiblemente moriría en el camino. Recibí muchos golpes.

Esmeralda: Te pegaste fuerte- me veía con preocupación y me hacía sentir mal, aunque ella no lo supiera.

-El pasto no es tan suave como parece- Alejarme no era difícil, caminar con moretones en todo el cuerpo sí.

– ¡Oye! – Me hizo voltear directamente hacia ella- déjame ayudarte, ¿Cómo te llamas?

-Alucard.

Tan pronto termine de recordarla, me desvanecí hacia donde la conocí por primera vez, el lugar era un basurero comparado al resto de la ciudad, no me había dispuesto a venir. No desde que lo destroce. Tiene el nombre de tesoro para la gente de esta nación, lo tratan como basura. Musgo, frialdad y deshonor por todo el lugar. Como siempre.

Un gran recorrido por mis memorias, principalmente de ella. Me defendió, creyó en mí y la decepcione. La misma entrada me lo recuerda.

-No puede quedarse- Esas fueron las palabras del Rey Everard hace mucho tiempo, en una discusión por si debía de apiadarse de mis heridas o de mi vida.

Esmeralda: Podría ponerse peor, iba a llegar gateando a su choza, si es que lo hacía – Un gesto hermoso de la princesa, no debió pelear con su padre por esto.

Everard: Se retirara de inmediato- Me dio una mirada, no más.

Esmeralda: ¿Acaso es porque es mago?

Everard: En adición a ser la escoria de la sociedad, nadie lo extrañara déjalo morir como los demás

Esmeralda: Si yo estuviera en su lugar habría cientos preocupados

Everard: Concuerdo. Princesa.

Esmeralda: Todas las vidas son valiosas

Everard: Ve por todos los aldeanos y tráelos, hazme creerte ¿Qué tiene de especial él?

Sé que ella se detuvo, era una razón personal. Porque toda la discusión me mantuvieron dentro de un cuarto, una simple cama. Fue lo más cómodo que he sentido desde entonces.

Esmeralda: ¿Por qué no?- En toda discusión hay un porque no, en la mayoría porque se quedaron sin razones. Como si Esmeralda hubiera perdido

Everad: Esmeralda, tus sentimientos toman control. Se quedara para mostrarte la razón de tus errores- Everard tuvo un propósito, hacer sentir mal a su hija, como lo hicieron sentir a él- En caso de que el chico desaparezca con alguna de nuestras pertenencias, será ejecutado.

Esmeralda: ¿Y si no?

Everard: Veremos

Tuve mucho miedo, escuche todo. Para luego hacerme como si no ante ella. Entró al cuarto y todos esperaban algo de Alucard.

Esmeralda: Hola, ¿me puedes escuchar?- Una pregunta tonta pero humilde, quiere que descanses y que la comprendas al mismo tiempo- Perdóname por haberte hecho esto.

He llorado antes en mi vida, esta vez fue tan silencioso que yo dudo que lo hice, me saco de la deplorable vida que tuve aunque nunca pedí ser salvado

Esmeralda: ¿Te llevaras oro verdad? Porque tu familia perecerá si no lo haces…

No quería pensar, lo iba a hacer, me entiendas o no. Hubiera hablado.

Tiempo presente,

Alucard: ¿Qué te hice Esmeralda?- mientras abre la puerta hacia el cuarto en el que se encontraba en ese recuerdo

Finlandia,

Nadir: Así que Finlandia eh- Se decía así mismo mientras admiraba el lugar

Mujer: ¿Primera vez?

Nadir: Sí… Hay muchas cosas que no conocía

Mujer: ¿Cómo te llamas?

Nadir: Nadir… ¿Tú?

Mujer: Ridy, ¿a qué viniste?

Nadir: (No arruines tu oportunidad)… ¿Por algo?

Ridy: Interesante, bueno, estas en mi propiedad y no tengo el humor para lidiar con un borracho más

Nadir: ¿Puedo quedarme más tiempo?, no conozco mucha gente

Ridy: No, a tu edad tus padres estarían muy decepcionados de ti

Nadir: Tú eres la que vende el alcohol

Ridy: Soy todo menos el problema, son ellos los que lo buscan

Me siento terrible, mareado… fuera de lugar, necesito a alguien.

Nadir: ¿Me puedes dar un abrazo?

Ridy:… ¿Es en serio?

Nadir: No ha sido un buen día y me pareces alguien que pueda comprenderme

Ridy: Sera mejor que te vayas

Nadir: Por favor- Estira su mano para agarrar la de Ridy y convencerla, ante el contacto Ridy se enfada y patea a Nadir en el estomago

Ridy: Vete a casa

Nadir: Okay, soy un borracho, vivo al lado del aeropuerto ¿Puedes llevarme?

Tiempo pasado,

Hasta que llego la mañana, donde mi estadía seria corta, como el rey esperaba. Nací siendo ladrón moriré siendo uno. Agarre unos adornos de metal, cualquier cosa que se viera bien, pero tuvo que llegar ella…

Esmeralda: Antes de que te vayas, toma esto, vale más que todo lo que llevas- Extendió su mano para darle el collar que traía puesto, hecho de piedras preciosas, a lo cual Alucard la recibe

Alucard: Yo, te perdono

Esmeralda: Lo haces sabiendo que te mataran por esto

Alucard: Moriré de hambre si no

Esmeralda: Tu necesidad como humano a cambiado quien eres, quédate con nosotros, no más hambre o dolor

Alucard:¿Por qué insistes en ayudarme?

Esmeralda: Cuando era pequeña me enseñaron a arreglar las cosas con amor

Alucard: Tu padre ha cambiado mucho

Esmeralda: Fue mi madre la que me enseñó eso, antes de que muriera.

Capítulo 3

Nadir: ¿Es aquí?- Mirando directamente al aeropuerto en el que se dirigía

Ridy: El aeropuerto… Sé que quieres hablar, aunque sería mejor si dejaras de intentar

Nadir: ¿Hay algo malo en querer una amistad?

Ridy: No has de tener muchas por dónde vives, algo traes entre manos pero en lo menos que pueda involucrarme mejor, te dejare aquí y nunca vuelvas a pedirme algo

Nadir: Una última cosa, ve a un maldito psicólogo y púdrete –Con repudio le respondió por la decepción que había encontrado en ella

Ridy: Buen consejo, deberías tomarlo

Nadir: Tienes razón, soy el loco por haber creído que eras alguien que merece amor

Ridy: Estúpido –Seguido de una patada en el estómago a Nadir, casi lo deja sin aire, no sabe si está llorando del dolor por la patada o por ser impotente, un débil que no puede dañar a los demás y que el mismo cree que nunca será feliz.

Nadir tenía planeado un boleto de regreso, para cuando tuviera su castillo, esta era una decisión importante pues a donde fuera no regresaría entre Gobi o lo que puede llamar hogar. En su ira decidió tomar control de lo que pasaba alrededor de su vida, directo con Alucard. Se dirigía hacia el desierto de Gobi.

Tiempo pasado,

Esmeralda: Alucard, te presento a Mealow el primero en armas y mi amigo

Mealow era un caballero, como hombre y soldado, era rubio y un poco más alto que Esmeralda, siempre traía puesta su armadura y unas ropas encimas de para mantener unida su armadura, que no dudaría en pensar que la ha usado muchas veces, llenas de abolladuras y rayones al lado del óxido que lo llenaba.

Mealow: Hola pequeño, escuche que le caes bien a Esmeralda- Un cariñoso saludo y una sonrisa de que sabía lo que hacía

Mealow: Ojala te puedas quedar mucho tiempo

Alucard. Yo también

Mientras tanto en el trono del Rey Everard

Everard: ¿Sigue aquí?

Esmeralda: Sí, padre

Everard: ¿Y su familia?

Esmeralda: Supusimos mal acerca de que tuviera una, es huérfano

Everard: Que se quede

Esmeralda: Suena esplendido

Everard: ¿Dónde se encuentra?

En la misma sala que se encuentran es posible ver por medio de una ventana hacia el campo de entrenamiento, donde Mealow y Alucard están, el Rey los vio detenidamente

Mealow: Pelee por el reino de Everard por muchos años, hemos visto guerras comenzar y el ni se inmuta. La sorpresa que pude ver en su cara cuando Esmeralda te trajo, incomparable

Alucard: Hay algo que nadie aquí me puede responder, ¿Por qué me quiere aquí?

Mealow: Te habíamos visto antes, usas el conocimiento de la magia a tu favor, robando comida o dinero de la gente, ella se fascino por lo que eres capaz y la decepcionaste por como la usabas, cree que si tienes una mejor vida serás mejor persona

Mealow: Enséñame tu mejor truco- En el momento Mealow presume un poco de su poder trayendo una espada de la nada, como si fuera una carta en su manga o más bien teletransportación

Alucard:¿Quieres ver cómo te gano?, adivina que tengo detrás de mí- A lo que Alucard teletransporta un pedazo del pelo de Mealow para bromear con él

Mealow: Fácil, una manzana- Con una sonrisa muy sutil de su parte, es muy confiado, ni siquiera lo pensó

Alucard: Es… ¿UNA MANZANA?- En efecto, su mano tenía esa fruta, en ningún momento lo sintió

Mealow: Ten cuidado con lo que no ves, ahora adivina tú

Alucard iba a replicar lo que le había hecho, cualquier objeto que tuviera detrás de él, lo intercambiaría por una roca bastante pesada para su mano, se enteraría, pero para Alucard era una buena venganza

Alucard: Déjame adivinar, ¿una piedra?

Mealow: ¿Es eso un insulto su majestad?-Mirando a su espalda pues de un salto la princesa Esmeralda salió detrás de él

Esmeralda: Hola Al- Llena de una risa por ver la cara de estupefacción en Alucard

Mientras tanto Alucard solo se limitaba a mirar hacia adelante porque si no estaba detrás de Mealow entonces ¿Qué había pasado?

Y en el instante sintió que algo estaba en sus manos- Espera, ¿¡Yo tengo la piedra?!-

Esmeralda: ¿Estas bien?- Viendo una sonrisa delgada por toda su cara pero al mismo tiempo preocupada de que se sintiera bien en su compañía

Y así la princesa Esmeralda y Alucard formaron recuerdos juntos, Mealow entrenando a Alucard y el Rey Everard observando el más mínimo de los detalles en Alucard hasta que pasaron dos años de que conoció a Esmeralda.

Esmeralda: Hola Al

Se asomaba la princesa al cuarto de Alucard, ella siempre se veía feliz cuando le hablaba aunque no recibiera el mismo trato

Esmeralda: Al, ¿sabes bailar?- con una pena en su cara por la absurda pregunta

Alucard: No es algo que me interese

Esmeralda: ¿Te gustaría aprender?…

Alucard: Estoy bien así- Más frio de lo normal.

Esmaralda: Vamos, es saludable para todos

Alucard: Mi preparación con Mealow podría salvarte la vida

Con un ceño fruncido por la respuesta tan decepcionante, en lo que pensaba ella como una falta de respeto, ella le había dado esta vida de lujos pero al parecer eso no cambio nada

Esmeralda: ¡Te di esta vida, te he dado mi felicidad y quiero que me ames por como soy no quien soy!

Alucard: ¿Piensas que por deberte la vida automáticamente te amare?

Esmeralda: Pienso que un gracias estaría bien.

Alucard: No estoy hecho para amar, puedes vivir sin mí

Esmeralda: Al, haces cosas increíbles, tienes un potencial gigante a tu corta edad, creo que no te sabes amar a ti mismo. Eres importante.

La princesa no esperaba un gracias de parte de él, en el fondo sabía que lo hacía. Y en una lluvia de emociones ambos se abrazaron. Una forma perfecta donde ambos expresaban lo que sentían, no necesitaban palabras para darse consuelo el uno al otro. Comienzas con lágrimas que rápidamente evolucionan en una sonrisa porque todo el rato que estuviste llorando esa otra persona nunca te soltó. Y así fue.

Fin capítulo 3

Capítulo 4

Tiempo presente,

Nadir se dirigía al desierto de Gobi para su reencuentro con Alucard. Mientras estaba en el avión dormía, malos pensamientos lo invadían, una pesadilla varios dirían, aunque estos eran sus recuerdos. La razón por la que fue a con el maldecido de Alucard.

Nadir recordaba a detalle lo que había pasado una mañana ya hace tiempo, llegaba a su apartamento en Bronx.

Nadir: ¿Hola?- Mientras abría la puerta con las llaves que tenía. Nadir esperaba una respuesta porque vivía con sus padres. Vivía…

Sus padres habían muerto en su aposento, justo esa misma mañana, es por eso que lo recuerda. La vejez alcanza a cualquiera.

Llego tarde para decir que los amaba, el resto de ese día estuvo llorando por ellos.

Y el pensamiento que tiene Nadir en todo ese día son unas cuantas palabras.

-No olvido la muerte, le tengo miedo. Me duele.

Pronto el avión como sus recuerdos paran. Tuvo que cruzar los mismos mares que había para llegar, pero el hombre que había enfrentado su destino antes, había cambiado. Nadir había aprendido a odiar. Era todo o nada.

Cuando llego a la puerta de Alucard se dio cuenta de que había más luz de lo habitual, abrió la puerta y tal como la primera vez que paso por esa puerta, no era un cuarto lo que se encontraba ahí, era una colina bastante inclinada y llena de pasto en la superficie, esta colina tenía algo más, era un castillo.

Nadir había perdido el miedo a lo nuevo y cualquier cosa que pasara después de la puerta él la enfrentaría o al menos eso quería hacer.

Era el mismo tipo de decoración que se encontraba en el desierto de Gobi, entonces Nadir comprendió que lo que estaba en ese desierto no era un castillo hecho pedazos si no que era un pedazo del castillo que se encontraba en esa colina.

Más preguntas surgen que respuestas, era una asunción rápida la que había tomado Nadir entre los dos castillos pero de alguna manera tenía sentido porque justo en una parte de las habitaciones había un hueco gigante. De alguna manera esa habitación había sido llevada hasta el desierto.

Parecía que realmente a nadie le había importado esta pieza de la historia. Nadie lo había tocado si quiera, puertas llenas de escombros, polvo y telarañas.

En un brillante esfuerzo por saber dónde estaba, Nadir subió la torre más alta del castillo y pudo observar que la simetría se asemejaba a Finlandia… Nadir no quería creerlo porque se iba a odiar si era verdad, no pensaba que era cierto porque de seguro lo hubiera visto.

Nadir se encontraba en Finlandia de nuevo.

Pero nunca se dio cuenta del castillo en el que se encuentra ahora. Que tonto, se decía el mismo.

Y de repente en su odio por sí mismo escucho algo en la sala principal, pasos. Cuando bajo no pudo ver a nadie, posiblemente había pasado de largo, de todos modos Nadir no se quedaría por mucho tiempo. Tuvo suficiente en ese castillo y pensaba que si desperdiciaba más tiempo ahí dentro solo encontraría malas noticias.

Pero en su camino a la salida había algo detrás de la puerta principal, solo un pedazo se asomaba y era de un color amarillento, que había sido llenado por telarañas igualmente.

Unos podrían decir que fue valentía lo que hizo ver que había detrás de la puerta otros podrían decir curiosidad pero él solo repetía –Que ingenuo eres

Lleno de un asco y llanto en sus ojos, lo que estaba detrás de la puerta era el esqueleto de lo que alguna vez estuvo vivo. Nadir saco un grito en su desesperación.

Y allí fue cuando sus historias se volvieron a cruzar, Alucard había estado en ese mismo castillo recordando lo que vivió hace tanto tiempo al lado de la princesa Esmeralda.

Ninguno de ellos se había percatado antes del cuerpo, en una sorpresa Alucard rompió en llanto porque se dio cuenta de que ese esqueleto tenía un vestido que no había visto hace doscientos años. Era lo que quedaba de Esmeralda lo que estaba detrás de la puerta.

Fin capítulo 4

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