Colombia es un país tan especial que desde la Guajira hasta Leticia, si usted, quiere puede pasar del verano a la primavera o al invierno en pocas horas sin tener que esperar meses. En cada departamento pasa lo mismo; Norte de Santander guarda en sus paredes el frio de Pamplona, la primavera de Chinacota, Ocaña o Bochalema y el verano en la “loca” Cúcuta; con un sol radiante, brisa sin mar y atardeceres que enamoran, calles amplias bien trazadas, llenas de árboles que hacen sombra. Ese sol tan rico para broncearse y que deja su olor a la ropa secada en la intemperie. La locura de Cúcuta se muestra en esa forma de bailar tan especial de los cucuteños, más que por su tono de voz cantadito se reconocen en el mundo por su forma de bailar, es difícil encontrar un mejor parejo que ellos. La locura de abrir los brazos y las puertas de su casa a cualquier forastero, pues aquí nació Colombia y por eso no hacemos diferencias de lugar de nacimiento.
Si usted va a conocer Cúcuta, seguro lo van a llevar a conocer, Villa del Rosario donde está la casa La Bagatela, donde Antonio Nariño en uno de sus cuartos, tradujo los derechos del hombre. Al frente podrá ver el templo histórico done se firmó la constitución dela nueva granada y junto a él la bella casa del general Santander.
Seguro lo pasan por la casa quinta teresa, recién restaurada y preciosa que funciona como centro de exposiciones, más allá, la torre del reloj donde funciono la primera electrificadora, la cúpula chata de la gobernación, la catedral de San José y para coronar con broche de perlas la iglesia de nuestra señora del perpetuo socorro que queda pegadita al antiguo hospital San Juan de Dios y hoy biblioteca Julio Pérez Ferrero.
En algún momento del día le darán un paseo por el Cementerio Central donde se encuentran los restos de personajes como el General Virgilio Barco Martínez, abuelo del expresidente Virgilio Barco Vargas, del poeta Jorge Gaitán Durán y del músico Elías M. Soto. O personajes como Enrique Raffo, quien trajo y condujo el primer carro en Cúcuta
Me imagino que a eso de las diez de la mañana lo llevaran a comerse unos pasteles de garbanzo con un masato en Las soto`s. Y si esa visita cae en un domingo lo llevaran a comer mute, el plato típico. Pero si prefiere carne está el restaurante Londeros o si quiere comida italiana pues también aquí la encuentra, ya que en el pasado vinieron muchos italianos que dejaron no solo la costumbre de llamar nono o nona a los abuelos si no sus deliciosas recetas.
Cúcuta es el mejor hogar para vivir y morir agradecido.
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