Recuerdan la pregunta: «¿alguna vez han soñado algo que parece tan, pero tan real que terminan relacionándolo con la realidad?» En este relato les comparto la segunda ocasión en la que esto me sucedió a mí, pero esta vez con uno de mis mayores miedos: un payaso. Este miedo no se debe a algo en específico que, aunque la película de “It” me dió bastante miedo, más bien proviene de mi desconfianza con las personas desconocidas ya que no confío en ellos porque no logro ver quienes son en realidad.
Esto sucedió en verano de 2016, después de que me extrajeran una muela que me había estando dando lata desde hace algunos meses, llegué a mi casa con las encías todavía entumidas por la anestesia y con las típicas indicaciones de normalmente dan cuando hacen una cirugía bucal: no grasas, ni lácteos, ni harinas, y por si fuera poco, no debía estar expuesta al calor ya que eso podía provocar que mi encía se inflamara, vivo en una ciudad demasiado calurosa, en especial en verano, así que compré un litro de helado de limón y al llegar a casa mi mamá me dijo que había hecho gelatinas de sabor para que yo pudiera comer algo en lo que cicatrizaba. Esa tarde toda mi familia asistiría a una comida familiar en la que harían pozole, yo no podía ir porque seguía anestesiada, no debía estar expuesta al calor exterior y comerían pozole, un platillo bastante grasoso, por lo que decidí quedarme en casa.
Días antes de la cirugía había sucedido algo en mi casa que me provocó un gran susto; estaba sola después de llegar del trabajo y quise ponerme cómoda, así que me cambié de ropa y me puse solo una camiseta muy grande, bajé a hacerme un sándwich y en eso escuché que tocaban la reja de la entrada, me asomé sigilosamente y vi a un señor pero supuse que quería ofrecer algún servicio de jardinería o algo por el estilo, así que decidí ignorarlo porque además de que estaba sola, no tenía efectivo para pagarle si ese era el caso. Subí de nuevo y me puse a ver la televisión mientras me comía el sándwich que había preparado, cuando de pronto escuché que volvieron a tocar pero esta vez más fuerte; me fijé desde la ventana de mi habitación y noté que este mismo señor estaba asomándose por las ventanas de la planta baja de mi casa, como si estuviera buscando a alguien, yo volví a ignorarlo. Minutos después escuché un ruido mucho más fuerte y era ese hombre intentando abrir el portón de la cochera, yo entré en pánico y llamé a la policía y a una muy cercana amiga (que resulta ser sobrina de mi vecina) para que su tía pudiera asomarse a mi casa y ver si de esa manera el señor se iba. Todo sucedió muy lento, o al menos eso me pareció a mi, empecé a desesperarme más y fui al cuarto de mis padres a sacar una navaja que era de mi abuelo y mi papá tiene guardada en uno de sus cajones, mi perrita no dejaba de llorar y yo por poco le hago segunda, no aguanté más y desde la ventana de mi habitación empecé a gritarle al hombre que se largara de mi casa y que me dejara en paz. En ese momento el señor comenzó a voltear hacia arriba intentando identificar de dónde venia el grito pero como mi cuarto está un poco escondido y el árbol de afuera tapa la ventana no logró verme. Seguí gritando grosería tras grosería para que se fuera y en efecto, el señor se subió a su camioneta y se fue. No sé cuánto tiempo pasó, creo que no fue mucho, pero llegaron la policía y mi vecina y les conté lo que había sucedido.
Días después de esto, fue la extracción de la muela y aquí es donde empezó mi pesadilla. Al llegar a casa después de mi cirugía, subí al cuarto de mis padres a ver televisión y todos ya se habían ido a la comida familiar que mencioné anteriormente, me recosté en el lado derecho de la cama (como siempre), poco a poco el sonido del televisor me arrullaba y mis ojos comenzaron a cerrarse pero, me despertó mi estómago pidiendo algo de comer, por lo que bajé por una de las gelatinas que mi mamá había dejado en el refrigerador y un vaso enorme de agua. Al subir de nuevo, intenté girar la perilla de la puerta de la habitación de mis padres con el antebrazo ya que tenía ambas manos ocupadas; cuando logré abrir la puerta me encontré con algo (o alguien) que me paralizó por completo: un payaso. Era un ser enorme; de torso y piernas largas, pies grandes y una cabeza enorme también, usaba el típico traje de payaso; la mitad izquierda era amarilla y la otra mitad azul, con unos grandes pompones en medio de color naranja, sus enormes zapatos eran rojos al igual que su nariz y su cara… su cara era pálida pero en un tono como gris, de manera en la que parecía que estaba en proceso de descomposición, tenía unos ojos enormes y profundamente negros con una forma como de gota rasgada de manera horizontal (parecidos a los ojos de “Mr. Boogie”, la criatura que aparece en la película de Sinister), frente amplia, una sonrisa estática y muy grande pero sin mostrar los dientes y su cabello era alborotado y color morado. En el momento en que vi tal ser sentí que mis pies se pegaron al suelo, no podía moverme a pesar de que lo intenté con todas mis fuerzas; el payaso se encontraba sentado en la cama de mis padres (del lado derecho), estaba recargando su espalda en la cabecera, sus piernas estiradas a lo largo de la cama, con los brazos cruzados viendo la televisión, en su mano izquierda tenía el control de la TV y en la mano derecha tenía un machete larguísimo recargado en su antebrazo.
Yo seguía intentando moverme, mínimo para cerrar la puerta y huir de ahí pero no lo conseguí. De pronto veo que el payaso voltea su cabeza hacia la puerta, donde yo estaba parada, apaga la televisión con el control, baja sus piernas de la cama y se levanta (todo esto sin dejar de verme), comienza a caminar hacia mi mientras con su mano derecha va jugueteando con el machete, dándole vueltas, como si me estuviera alardeando con el. Recorrió toda la habitación y cuando ya estaba a menos de un metro de mi… desperté de golpe como si fuera a caer de un precipicio, al abrir los ojos noté que me encontraba en la recámara de mis padres, del lado derecho de la cama, con el televisor encendido, un vaso de agua y otro recipiente con gelatina de manzana a medio comer en el mueble del lado derecho de la habitación.
Después de que pasaron los días de incapacidad por la cirugía, regresé al trabajo y a la escuela y todo parecía normal; la escuela queda bastante cerca de mi casa, por lo que en ocasiones optaba por regresar caminando. Un día de regreso a casa, estaba a punto de cruzar la calle así que me detuve en la orilla de la acera frente a una pequeña plaza que está sobre el bulevar, en ella había algunas tiendas de regalos y mercerías en las que en ese entonces vendían cualquier tipo de artículos para fiestas, me cercioré de que no se acercara ningún auto para poder cruzar y al momento de voltear hacia enfrente lo vi de nuevo… estaba parado afuera de una de las mercerías con un puño de globos en su mano izquierda y en su mano derecha, el mismo machete que portaba la vez de mi sueño (quiero creer que eso fue). Entré en pánico y lo único que se me ocurrió hacer fue entrar a un Oxxo que tenía a pocos metros de mi, ya dentro le llamé a mi mamá para que fuera por mi pero no me animé a contarle lo que había visto, simplemente le dije que creía que alguien venía siguiéndome y como ya estaba algo cerca de casa, mi mamá llegó rápido.
Se repitieron situaciones similares los días siguientes: camino al trabajo y al salir, en la cafetería de la escuela o de regreso a casa, siempre que yo estaba sola en lugares públicos, lo que me pareció extraño fue que jamás volví a verlo dentro de mi casa de nuevo. Hasta la fecha no lo he vuelto a ver y jamás le he contado esto a mi familia, pero a partir de ahí empezaron a darme ataques de pánico, por lo que empecé a asistir al psicólogo y al día de hoy estos ataques los controlo mejor. Desconozco qué o quién era ese ser, por qué eligió llegar conmigo y quedarse unos días, por así decirlo, solo espero que no me siga sin yo darme cuenta.
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