Cuando el silencio me habla de ti

Cuando el silencio me habla de ti

Maria Jose Duy

15/11/2024

¿Olvidar 6 años de mi vida en una semana? ¡¿Acaso estás loco?!**

Mi primer día olvidándote fue un caos interno, una lucha constante conmigo misma. Me pregunto una y otra vez: ¿Por qué? No tengo respuestas. Solo sé que no quiero seguir llorando. Dormir es mi único refugio, ese breve momento en el que el peso de tu ausencia se diluye y, al menos por unas horas, logro no pensarte.

Sin embargo, mi corazón no coopera. Se aferra al dolor, devastado y roto en mil pedazos. Ayer por la noche me humillé de una forma que jamás imaginé. Fue entonces cuando entendí que lo que sentía por ti sí era amor. Lo supe porque dolía. Porque aceptar tu decisión de marcharte fue como tragar un puñado de vidrios rotos. Pero también me obligué a ver otra verdad: lo que hiciste, lo que me hiciste, no se le hace a alguien que estuvo ahí para ti durante años, renunciando a su propio bienestar para asegurarse de que tú estuvieras bien.

Hoy estoy buscando alternativas para dejar de pensarte, para dejar de atarme al recuerdo de quien ya no está. Pero es imposible. Porque lo sabía. Tenía la sospecha de que esto pasaría, solo que nunca imaginé que sería tan pronto, ni de una manera tan cruel. Ahora tú tienes a alguien más para escuchar tus historias, para hablarte cada noche como yo solía hacerlo. Y yo… yo estoy aquí, fuera de casa, tratando de no llorar todo el día.

Ir a la universidad se ha convertido en una hazaña heroica. Dejé de comer, no porque quiera, sino porque mi cuerpo rechaza la realidad de todo esto. Me siento como si estuviera en pausa, desconectada del mundo, incapaz de percibir quién está a mi alrededor. Me siento tan sola.

Me gustaría que el tiempo pase rápido, pero en cambio, cada minuto parece una eternidad. Cada momento alarga el dolor y revive los recuerdos que desearía borrar. ¿Y ahora qué? ¿Qué hago? ¿A dónde voy? Me lanzaste de tu vida como un perro callejero bajo la lluvia, sin importarte si me quedaba sin refugio.

¿No te diste cuenta de que tú eras mi lugar seguro? Eras mi hogar. Contigo mi sonrisa era auténtica, era felicidad. Ahora, aquí estoy, rodeada de gente que pasa sin notar mi tormenta interna, escribiendo estas palabras con el alma hecha trizas. Pero sigo de pie, aunque sin apetito, aunque mi cuerpo y mi mente estén en guerra. Me obligo a alimentarme porque sé que mi estómago no tiene la culpa de este desastre emocional.

Quisiera correr a tus brazos, pero sé que no puedo. No debo buscarte, sería traicionar el poco amor propio que me queda. Ahora entiendo que debo seguir adelante, aunque me cueste todo. Olvidar estos seis años parece imposible, pero tengo que intentarlo. Porque, aunque sea difícil y créeme, lo es, debo trazar un camino propio.

Este es mi primer paso: reconocer el dolor, escribirlo, dejar que fluya. Tal vez mañana dé otro. Y otro más. Hasta que caminar no sea tan difícil.

24/10/2024

Hoy me siento peor que ayer. Esta mañana desperté llorando después de un sueño contigo, uno de esos sueños tan reales que no quieres abandonar. Te vi, te sentí cerca, y por un instante todo parecía como antes. Fue un respiro para mi alma rota. Sé que algunos pensarían que esto es exagerado, pero no puedo evitarlo; así es como me siento, y estos son mis sentimientos, tan crudos y sinceros. Estoy sufriendo, más de lo que puedo expresar.

Aunque no tengo hambre, hice el esfuerzo de desayunar. Extraño muchas cosas, como cuando te preocupabas por mí, cuando me preguntabas si ya había comido, o cuando me decías que me querías, que me extrañabas. Ahora, todos mis días giran alrededor de las mismas preguntas: ¿Me escribirás algún día? ¿Regresarás porque el amor aún existe? Pero mi corazón sabe la respuesta, aunque le duele admitirlo: no creo que eso pase.

Hoy intenté refugiarme en un libro que tenía guardado desde hace tiempo: “Ya te dejé ir y ahora cómo te olvido”, de mi autor favorito, Carlos Cuauhtémoc S. Lo compré hace años, pero nunca le presté suficiente atención… hasta ahora. Sus palabras parecen dirigidas a mí, a este momento tan confuso y doloroso. El libro me enseña algo que está empezando a calar en mí: no se deja de querer de un día para otro.

También habla de algo importante: no debo cargar toda la culpa. Hacerlo solo me hará más daño y hará que salir de esto sea mucho más difícil. Me ha hecho reflexionar sobre mi duelo y las cosas que no debo hacer, como aferrarme a lo que no es y culparme por lo que no puedo controlar.

  • No buscarte por redes
  • No volver hablar por llamada ni en persona
  • No buscar brujos ni cosas mágicas para que regreses
  • No tratar de encontrarme contigo intencionalmente
  • No hacerme ilusiones de que va a regresar
  • Deshacerme de todas las cosas que tengo tuya o que me recuerden a ti

Son algunas de las cosas que no deberia hacer para llevar mejor el duelo y que no me cueste tanto salir de esto.

En este momento siento como si estuviera atrapada en una especie de adicción, una necesidad constante de algo que, aunque sea una dosis mínima, me brinde alivio, aunque sé que, al igual que con cualquier droga, esa satisfacción es efímera. Las ganas de escucharte una vez mas  y de esperar que las cosas regresen a su estado anterior permanecen, y es difícil resistirse a la tentación de tomar esa dosis momentánea, aunque soy consciente de que, cuando se desvanezca, el sufrimiento regresará con mayor intensidad. 

25/10/2024

Hoy salí a caminar por la mañana, buscando algo que me distrajera. Hice 10 vueltas sin parar, casi me desmayo, pero siento que es un logro, por más pequeño que sea. Antes no podía correr, pero hoy me presioné y lo logré. Ya no sentía mis piernas, ni podía respirar bien, pero lo hice. 

Tal vez mañana también salga a caminar, ya no quiero despertar llorando en las mañanas, por eso estoy buscando hacer todo tipo de cosas. Sé que, si voy logrando metas pequeñas, podré cumplir metas mucho más grandes. Otra meta pequeña es no escribirte durante un mes. Apenas llevo una semana y ya quiero escribirte.

Aún no logro comer bien, tengo muchas náuseas, y según he leído, es por el exceso de tristeza que estoy sintiendo. Al menos ya me ha dejado de sangrar la nariz, ahora solo estoy tomando pan y agua. Por cierto, me compré unas pastillas llamadas sertralina, que son como antidepresivos. Nadie me las recetó, pero escuché que son buenas para no sentir nada, aunque el problema es que son caras. Compré 5 y me gasté lo último del dinero que me habías dado, pero lo peor es que no me están haciendo nada.

Mis papas ayer me llamaron para que regrese a casa, pero, no me siento estable ni preparada para regresar, me dio mucha tristeza no poder ir, pero me preguntaba… ¿cómo les voy a decir? ¿Y si me preguntan algo? No sé si podré responder sin llorar, y no quiero que ellos se preocupen por eso. Y otra vez, aquí estoy, llorando.

Estoy experimentando un vacío enorme, algo que nunca me había pasado. Es muy complicado, me cuesta seguir, pero aquí estoy, tratando de que mi dolor no sea tan grande.

26/10/2024

Hoy, hace una semana, estabas aquí, acostado conmigo, en esta cama, bajo estas cobijas, en este cuarto. Y ahora estoy aquí, rodeada de las mismas cosas, pero sin ti, con un vacío en el corazón que no puedes imaginar. Es una sensación extraña, no me incomoda, pero no me deja estar en paz.

Me dormí casi a las 10 de la noche. La luz se fue a las 7, y me dio algo de consuelo porque ya estaba a punto de llamarte. Sin embargo, en lo profundo de mi ser sentía que debía resistir un poco más. Sinceramente, creo que el contacto cero no está funcionando, porque cada día estoy pensando en ti, mientras sé que tú, ya no lo haces. Estaba pensando en someterme a una especie de terapia de choque, no sé cómo funcionaría, pero sé que el daño que me haces está agotando todo lo que quedaba de amor. Y como tú ya no sientes lo mismo por mí, tal vez sea más fácil que me lastimes aún más… o tal vez ni siquiera sé lo que estoy diciendo.

Hoy desperté con la sensación de que me sentía algo mejor, incluso comí un poco. Pero la comida ya no me sabe igual, tengo náuseas, y estoy luchando con mi cuerpo para poder comer. Llevo toda la semana sin poder alimentarme bien, y sé que eso me está pasando factura. Cociné porque tenía hambre, pero cuando comencé a comer, las náuseas me atacaron y no pude seguir.

Desde ayer me siento débil, mis manos y piernas tiemblan sin control, y eso me asusta. Mis piernas se sienten frágiles, y mis manos tiemblan de una manera que nunca había experimentado antes.

Sigo leyendo el libro que te mencioné, y hay muchas cosas que me duelen profundamente. Habla sobre cómo debo dejar de pensar en ti, cómo no debo dejarme arrastrar por los pensamientos ni caer en la trampa de sobrepensar todo.

Hice una lista con las cosas buenas y malas de nuestra relación, poniendo todo en una balanza… y te puedes imaginar cuál de los dos lados pesó más, ¿verdad?

Malo

    • Solías ser indiferente.
    • Mentías con frecuencia.
    • A veces me ignorabas.
    • Me hacías sentir menos.
    • En ocasiones me tratabas mal.
    • Te burlabas de ciertas actitudes mías.
    • Me decías que estaba loca.
    • No me dabas mi lugar frente a tu familia.
    • Me hacías llorar y nunca sabías qué decir.
    • Nunca pedías disculpas, aunque sabías que habías cometido un error.
    • Fuiste indiferente con mis sentimientos.
    • No eras detallista.
    • Te perdoné cosas que no debía.
    • Querías conocer a otras chicas y sentirte libre.
    • Fuiste grosero, patán y me humillaste la última vez que hablamos.
    • No me dejabas ir completamente.
    • No me ayudabas bloqueándome, impidiéndome llamarte o escribirte.
    • Querías seguir sabiendo de mí, lo que me hacía daño, aunque a ti no te importaba.
    • A pesar de saber lo mucho que sufría, continuaste sin escribirme ni llamarme.
    • Durante un año no fuiste sincero conmigo.

Bueno:

  • Eras generoso.
  • • Fuiste trabajador.
    • Me dedicabas tiempo.
    • Aunque no eras detallista, lo hiciste por mí.
    • En una ocasión me defendiste frente a tu familia.
    • Me gustaba hablar contigo.
    • Me encantaba tu sonrisa y tus ojos.
    • Siempre buscabas maneras de que nos viéramos.
    • Mi familia te quería mucho.

    Tal vez la lista siga creciendo a medida que pasen los días, pero por ahora, esto es lo que tengo. Ya no sé a quién contarle todo lo que me está pasando, no sé con quién hablar, y quiero llamarte, pero recuerdo que en la última llamada apenas querías hablar conmigo, por eso no quiero hacerlo otra vez. 

    URL de esta publicación:

    OPINIONES Y COMENTARIOS