Cuando el alma hace sombras.

Cuando el alma hace sombras.

Mila Bernardo

29/12/2016

Llego tarde de nuevo, las cortinas de la ventana del salón están a medio correr, una luz tenue ilumina un rincón junto al sofá. Camino por el jardín despacio, sin ninguna prisa, me huelo la ropa y noto un aroma reconocible, me quito la chaqueta y la cojo en mi brazo, me suelto un poco el nudo de la corbata, enciendo un cigarrillo y empiezo a fumar con ansia, haciendo mucho humo e impregnando toda la ropa, llego a la puerta y la abro con cuidado, entro despacio cerrándola tras de mí, dejo las llaves colgadas en el cuadro de la pared como de costumbre, me quito los zapatos y viajo de puntillas por todo el pasillo hasta llegar a la cocina, suelto la chaqueta sobre el respaldo de una de las sillas que había pegada a la pared, cerca del frigorífico, lo abro y tomo una botella de leche, me sirvo un vaso y me lo bebo de una sola vez, me siento en el taburete que siempre está en ese rincón que queda libre en todas las cocinas y que nunca sabemos cómo cubrir, entonces ponemos un taburete que en realidad no sirve para nada, pero a mí me gustaba por ser el renegado de la casa, de hecho solo lo utilizaba yo. Enciendo otro pitillo y me lo fumo con calma. Una sombra asoma en la puerta, era ella, mi esposa se había quedado dormida en el salón, una mirada seria repleta de reproches me atraviesa, yo bajo la cabeza sin decir nada, apago el cigarrillo a medias en el cenicero de cristal y me acerco a ella, le acaricio la mejilla con delicadeza mientras miro sus ojos verde botella, la tomo por la nuca y me la acerco despacio, rozo mis labios por su frente mientras masajeo su cuero cabelludo, nuestros labios se cruzan y ya no se separan, nos abrazamos sabiendo lo que nuestros corazones hablan susurrando, sonrío levemente y por su cara una lágrima resbala hasta encontrarse con nuestros labios, su sabor salado me encoje el alma, yo la aprieto con fuerza contra mi pecho, ella se tensa y rompe a llorar como una niña, un nudo me escuece en la garganta, tan solo un susurro se oye como un eco a nuestro alrededor, ——¿por qué?—, nunca lo supe, mi corazón estaba compartido y mi vida partida entre dos mundos diferentes pero en el fondo muy iguales, tan solo deseaba que todo dejara de girar para poder bajar y descansar, es difícil no saber donde estar, todavía hoy me encuentro perdido entre dos mudos… Ella me separó de un empujón y se metió en el cuarto de baño rompiendo a llorar, cerró de un golpe y luego puso el pestillo, eso significa que necesita estar sola. Yo me voy al dormitorio pensativo, me desnudo y voy al cuarto de baño que hay en nuestro dormitorio, me meto en la ducha y el agua caliente empieza a caer por mi cara… Trato de relajarme un poco metido en ese vaho, como si me perdiera por un momento entre la neblina húmeda. Salgo de ese trance momentáneo y tras ducharme me meto desnudo en la cama, todavía no sé nada de ella, pero comprendo su situación, apago la luz e intento dormir un poco, pero es dificil conseguirlo cuando notas la desesperación en quien amas. Son mis dos mitades, mi vida compartida…, una complementa a la otra, pero tengo que tomar una decisión y dejar de repartir tanto dolor, mañana decidiré, mañana sera otro día en mi cobardía…..

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