Corazón fuera de registro.

Esa noche de febrero cambio por completo la vida de Ramiro, el viento soplaba amablemente sobre su rostro mientras manejaba el auto de su padre hacia a lo que el llamaba su nuevo comienzo, el sabia hacia donde ir, no importaban las llamadas incesantes de su madre, ni los molestos mensajes de su hermana, Ramiro solo tenia su mente la ilusión de volver a ver de nuevo a aquel chico que lo hacia sentir en las nubes, solo para el tenia sentido el seguir con tan despreocupada aventura, las estrellas iluminaron su camino hasta llegar hasta un rincón de la ciudad donde había conocido pr primera vez al que el mismo llamo el amor de su vida, y con buena razón pues en cuanto cruzo su mirada con la de él pudo sentir como todo en su alrededor pasaba tan rápidamente pero sin dejar de contar cada segundo. Ramiro bajo de aquel vejestorio amarillo y ahí estaba Esteban aquel chico a que tanto apreciaba, iba llegando, pero estaba tan borracho que parecía que en cualquier momento iba a perder el conocimiento, Ramiro se acerco hasta donde estaba esteban solo para sostenerlo de una caída segura, Esteban sorprendido al ver a Ramiro le pregunto, ¿pero tu que haces aquí?, ¿Cómo es que llegaste?, es muy noche para que andes rondando por este rumbo, es algo peligroso andar a estas horas, a lo que ramiro le contesto no e preocupes esta bien, me he escapado de mi casa para venir contigo, se siente tan bien el estar lejos de ellos, es realmente estresante recibir a cada rato reproches por cualquier problema, Esteban un poco reincorporado a la situación pregunto con un poco desconcertado, ¿ellos, a que te refieres con eso?; si ellos mi papá, mi mamá y mis hermanas, nunca han sabido lo que he querido y lo que he pedido, solo piensan en lo que esta bien para ellos, en lo que debería hacer para mantener la calma, pero si lo pienso bien nunca ha tenido sentido todo eso, contesto Ramiro sin expresión alguna, Esteban un poco molesto con su respuesta le contesto, ya veo, pero tu no sabes nada de eso por que no lo comprendes, sabes yo solía pensar como tu, pero al final todo resulto tan lamentable, perdí a mis padres y ya no se nada de mis hermanos, aunque creas que es malo por lo que estas pasando, créeme que es peor el perder y tener que dejar todo atrás, no tendrías ni la menor idea de lo doloroso que es, Ramiro sintió un vacío en el estómago al escuchar las palabras de Esteban, nunca había escuchado a alguien hablar tan profundamente sobre su pasado. Entonces una extraña rabia y frustración crecieron dentro de el, y sin pensarlo dos veces, lo abrazó Esteban como si nunca lo fuera a soltar, sorprendido por la reacción de Ramiro, Esteban se quedó quieto un momento antes de abrazarlo también, solo rodeados por la noche y calle llena de silencio. Después de un rato, Esteban se apartó y miró a Ramiro con ojos llenos de nostalgia y con decisión le dijo tiernamente, solo hablemos de esto de nosotros, de los sentimientos, solamente  contémonos todo, no perdamos el tiempo, no matemos más esta vibra, entremos en modo privado y esta larga noche dejémosla pasar, si lo queremos tenemos que soportarlo todo, dejemos ir nuestros deseos más oscuros, es imposible que no tengas ninguno, tan solo pongamos nuestras cartas sobre la mesa. 

Desde las 12:00 am dieron las 2:00 am, y se siguieron de largo entre más oscura se volvía la noche, cada palabra se volvía más honesta, compartieron sus historias, sus sentimientos y sus miedos. Y mientras hablaban, sintieron que se estaban curando las heridas del pasado. 

Finalmente, cuando el sol comenzó a salir, Ramiro y Esteban se miraron detenidamente como la primera vez que se conocieron y sintieron como sus corazones latían al conjunto de uno. No sabían qué futuro les esperaban, pero sabían que no estarían solos. Habían encontrado algo más valioso que cualquier cosa: la comprensión y el amor.

Ramiro regresó a su casa aquella mañana, pero esta vez  tenia a alguien. Esteban lo esperaba en el auto de su padre, sonriendo con los ojos húmedos. Juntos, tomaron la ruta de regreso, esta vez con un propósito claro: construir un futuro juntos, sin miedo ni reproches. La vida de Ramiro cambió definitivamente aquella noche de febrero. Y aunque no sabía qué le esperaba, sabía que nunca estaría solo de nuevo. 

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