Constelaciónes de bolsillo

Constelaciónes de bolsillo

Delirando bajo un techo de astros me doy cuenta que somos cuerpos celestes eternamente desorientados en una sola soledad hermética, un universo de cuatro paredes consumido por pensamientos laberinticos que vuelven siempre al mismo sitio, un rincón donde una aterradora y perpetua gravedad amenaza mi identidad seduciendo todo el espectro de colores a través de una ansiedad con rasgos de locura, hasta el más mísero destello de luz se pierde en este fenómeno psicológico dejándome sin más escapatoria que aferrarme cruelmente de mi propia luminiscencia; obligándome a cuestionar todo aquello que me permite resplandecer ignorando la certeza con la que me avergüenzo de cada silueta que he acariciado producto de una súplica disfrazada.

En medio del etéreo trance distingo una quimera que orbita de manera natural y perenne en el frio del vacío, creada grotescamente por pensamientos ajenos y golondrinas que vuelan llevando almas pasajeras con ojos que demuestran matemáticamente como existen infinitos más grandes que otros. Mi mirada y la de la criatura se encuentran, desatando una guerra de pánico y nostalgia dentro mí como si mi infinito fuera absurdamente sofocante.

Ahora me encuentro como un lunático, como un adicto, como un fragmento de quien fui curioseando entre constelación de bolsillo buscando miradas que redefinan la forma en que mis ojos miran el vacío.

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