Conocido desconocido

Conocido desconocido

Gianella Marín

06/11/2017

Capítulo 1

¿Quién iba a decirlo que esto podría pasarme? Nadie lo creyó en un principio, ni incluso, yo, pero así es la vida, debemos aprender a respetarla y adaptarnos a ella. Estudiaba en el Ramón Castilla y Marquesado, y cómo no decir que era una de las más brillantes alumnas de aquél colegio. Como siempre, acostumbraba a estar con mis dos grandes amigas, Valeria y Mariana. Pasábamos tiempo juntas, desde que nos encontrábamos en la esquina del colegio para entrar las tres hasta la hora de salida. Muchas veces, los domingos hacíamos pijamadas, según el orden en el que estaba planeado el lugar en donde se iba a realizar. Sin embargo, desde ese día no puedo dejar de pensar en él, se me turba la mente cuando alguien habla de él, es como si sintiera que estuvieran contándome algo de mí que me da ganas de escucharlo, la verdad, es que no sé qué está pasando conmigo, nunca había sentido esto, y sucedió de un de repente y en el lugar menos indicado.

Ring! Ring! Ring! – suena el timbre de entrada

Valeria, Mariana y yo, caminamos juntas por el pasillo que va directo hacia nuestro salón. Soy una persona tipo nerd, pero hay algo en la característica de estos que no tengo, y es de no ser populares. Todos aquí me conocen por ser el primer lugar de todo el colegio, por ende, tengo muchos amigos. Todos me saludan, y por ser Valeria y Mariana, mis amigas, todos en el colegio también las conocen. Entramos al salón y nos sentamos en nuestros respectivos asientos. Las clases empiezan y todo va con normalidad como un día común y corriente. Más tarde, suena el timbre del recreo. Las tres salimos juntas y cada una compra los alimentos que uno quiere. Nos sentamos en unas sillas cerca al salón.

-¿Qué tal te fue en el curso de Mate? No entendí el problema 5.- dijo Mariana.

-Yo te lo puedo enseñar, yo lo hice – dije.

Entre preguntas y respuestas, se acabó la hora del recreo. Empezó el curso de Persona, Familia y Relaciones Humanas, lo que hizo que muchos se durmieran en la clase. Sinceramente, esta clase es muy aburrida, no sé si es el curso o si es la profesora, pero lo cierto es que hace querer dormir esta clase.

Suena el timbre de salida y me despido de Valeria y Mariana. Camino dos cuadras hasta llegar a mi casa y como siempre, saludo a todos lo que veo. Saco la llave de mi bolsillo y lo primero que hago, es botar mi mochila al sillón, me echo en él y prendo el televisor. No tengo ganas de ver el noticiero, por lo que, solo cambio de canal hasta encontrar algo que me llame la atención, encuentro una película, lo cual me parece muy raro a estas horas de la noche. Preparo un café y saco del platero un poco de pan y me siento a ver la película. No demoró mucho para que suene la puerta, y me voy a abrirla, mis padres llegaron. Regresé a mi sitio, y dejé que ellos hagan lo suyo.

-Andrea, te tengo nuevas noticias.- dijo mi mamá sentándose a mi lado.- Mañana, tendrás un encuentro de adolescentes de la iglesia, ya te apunté y es en la mañana, así que mañana, te me levantas temprano tú misma o si no, yo misma lo haré.

-¡No! – ella sabía que no me gustaba tener que irme a reuniones de la iglesia, peor en las mañanas, porque interrumpían mi sagrado sueño.- No quiero irme.

-Tendrás que irte, lo siento, pero ya lo hice.

-Ni siquiera me pediste mi respuesta- repliqué.

-No es necesario, yo lo decido, lo estoy haciendo, porque quiero que te comportes bien, pues últimamente estás muy malcriada muchachita, creo que esto te hará bien y hará que reflexiones.

No podía seguir contestándola, ya que no iba a llegar a ningún acuerdo en la que yo gane. ¿Qué podía hacer? Solo tengo que obedecerla, a veces, creo que exagero, solo es un día. ¿En qué me puede afectar?

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