Confused Necessities: Capitulo 2
Las risas de muchas personas resonaban en la ciudad, para mi desgracia o quizás conveniencia, el culto era cierto, completamente cierto.
Tomé mi cámara y comencé a grabar.
-Hola… Hola este es Max… – por mi nerviosismo tire mi cámara al suelo, la levante, tenía una ligera fisura en el lente -: Ra-rayos… bien… bien – suspire tratando de relajarme y tome un tono de voz serio, pero se notaba que estaba nervioso -: Escuche algunos sonidos afuera, oí un grito de lo que parecía ser una mujer, seguido de él, unas risas de un montón de personas, parece que si podremos firmar algo- Reí y apague la cámara.
Me pase los dedos por mis ojos, esta situación era tan estresante, o quizás solo estaba totalmente aterrado, me decidí a salir a investigar, tome mi cámara y me puse mi “uniforme de trabajo” que en realidad era la ropa más negra que tenía, para mi defensa, no deseaba que esos sujetos me vieran.
Abrí la puerta de mi habitación, no había notado que el pasillo era tan… asqueroso.
El ambiente se veía deprimente, el hotel estaba totalmente desamparado, encendí la cámara.
-Aquí estamos en el hotel Red Roof, está vacío, el pasillo se ve del asco, hay goteras, veo mucha sucie…- “¿Goteras?” mi mente divago, el día estaba completamente caluroso, sin pronósticos de lluvia, me di la vuelta, la gotera se había ido -: Vi-vieron eso? Vieron la maldita gotera, ¿no? – dije tartamudeando, tenía que tranquilizarme.
Decidí apagar la cámara, me negaba a creer que me estaba imaginando la gotera, me di la vuelta, el pasillo estaba horrible, pero ninguna gotera… ¿Qué me pasaba?
Iba a revisar mi GoPro cuando un grito de una mujer joven resonó en todo el hotel, al parecer era el único idiota que iba a salir a ayudarla, en ocasiones es mejor pensar en uno mismo.
Bajé las escaleras a toda prisa, los recepcionistas eran buenos fingiendo dormir, pude ver sus caras de miedo, parece que no era la primera vez que escuchaban algo así.
Mi salida abrupta del hotel fue interrumpida por una empleada que me tomo del pie (Por alguna extraña razón estaba tirada en el suelo) parecía muy joven, quizás 17 años, tenía un aspecto algo desordenado.
– ¿A dónde crees que vas maldito suicida? – levanto su cabeza del suelo y me vio decepcionada.
-Alguien está sufriendo ahí afuera… tengo que ayudar- la chica retiro su mano de mi pie.
– ¿Acaso deseas no tener futuro? Eres casi tan estúpido como los reporteros que quieren grabarlos-… que ironía.
No dije nada, salí del hotel y de fondo escuché la voz de la chica “El único cliente que tenemos y tiene el síndrome del salvador” seguido de unas risas, saqué mi cámara, preparándome para grabar algo.
Por un momento quise regresar, dormir y dejar este estúpido reportaje atrás… pero yo ya no soy así… ¿o sí?
La nube de pensamientos se disipo cuando vi una silueta corriendo hacia mí, detrás de ella había por lo menos, 15 personas más.
– ¡POR FAVOR AYUDAME! – Me había equivocado con la voz, la mujer era una señora casi llegada a los 35, corría con una mirada de terror en su rostro.
Las palabras no salían de mi boca, mis ojos estaban clavados en la mujer, cuando menos me percate, tenía la cámara grabando hacia la dirección de la mujer.
– ¡¿QUÉ CLASE DE ESTUPIDEZ HA.…?!- Las palabras se cortaron abruptamente, y mi cara se manchó de unas gotas rojizas, acto seguido, la mujer cayó al suelo… sin cabeza… ¿En qué me había metido?
Las siluetas rieron a carcajadas y gozosas por lo que acababa de suceder, para justo después, clavar todas sus miradas en mí, ¿En qué me había metido?
Guardé la cámara y salí corriendo, pasé enfrente del hotel en el que estaba, los empleados… estaban muertos, había más siluetas dentro y me observaban sin perderse ningún movimiento, ¿EN QUE IDIOTEZ ME HABIA METIDO?
Justo entonces me cruce de frente a una anciana… con túnica, choque con ella y el culto comenzó a reírse, la anciana me pedía mediante sollozos que la ayudara, justo cuando coloque mi mano sobre la túnica, la mujer se volvió agresiva, me empujo al suelo y me dio un golpe, dejándome inconsciente.
Desperté rodeado de muchas túnicas bailando, estaba atado en el centro de una hoguera, como la típica escena de una película, solo que ahora… me faltaba un ojo.
“¿EN QUÉ ME HABIA METIDO?” no dejaba de preguntarme eso, justo entonces, escuche lo que menos me gustaría escuchar, el mismo grito que había oído en mis sueños durante tantos años a mis espaldas, malas noticias.
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