Duele,
ser atardecer todos los días
tiempo forzado a morir,
decrescendo ejecutado hábilmente en el cuerpo
Oscurecerse sin remedio, poco a poco
Otear el horizonte hambriento de tu sonrisa
Sentir la última caricia del sol como una dádiva para este condenado
Bañarse en la lluvia dulce y pegajosa
No poder acompañarla
Dejar la piel desfallecer, inevitable, inconclusa
Deslucirse poco a poco
Mirar las manos erráticas en la tarde rebelde
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