Mi profesión es muy dura. Veo ir y venir hombres sin sentido, sumergidos en una vida gris sin solución. Vivieron experiencias amargas, se sienten menospreciados por las personas más importantes y gastan toda su vida en trabajos que odian. Se acercan tímidamente a mi consulta cuando descubrieron la solución y no tuvieron el valor para efectuarlo… el suicidio.

Enrique es un hombre que ejemplifica perfectamente lo que me refiero, suda como un puerco sentado al otro lado de mi escritorio y sus ojos saltones que amenazan con descuencarse cada segundo me miran con un temor patetico. Lo más probable es que en su infancia haya sufrido algún tipo de acoso físico o sexual porque su inseguridad sobrepasa los limites de lo normal, siente que en su casa solo lo valoran como pilar económico pero no mas allá de eso, sufre de ansiedad social; suda, tiembla y es incapaz de entablar una conversación con otro adulto (me sorprende que haya sido capaz de sentar cabeza con una mujer) y en su cuerpo gordo y descuidado se refleja su inestabilidad psicologica. Ya se cumplen 2 meses de la primera cita que tuve con enrique y mi diagnostico ya lo había hecho, pero si lo materializará con palabras perdería mi empleo, mi alma me suplica que le grite a ese hombre triste que se cuelgue y termine ya con su vida patética pero no puedo, me muerdo la lengua y lo miro con lastima mientras el hace un esfuerzo descomunal por hablarme. Miro de reojo mi reloj y me percato de que la cita con enrique está por acabar, humedezco mis labios con arrogancia y le escupo con una mirada dulce las siguientes palabras:                  -Enrique, le recomiendo realizar ejercicios de respiración cada vez que sienta que su ansiedad lo supera. lo espero la próxima semana a la misma hora, cuídese. 

Se paro de su silla y camino lentamente a la salida, antes de abrir la puerta me dirigió una mirada amable, como si me considerara su amigo, como si genuinamente le agrada venir cada viernes para hablar de su vida de mierda. Le sonreí y pensé: «Respira querido enrique, es lo mejor que puedes hacer, respira y sigue sufriendo porque recién vas a la mitad de tu condena»

 

 

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS