Compartir

Entre charlas y mates se forman los vínculos.

Se va transformando la energía que fluye de cada ser.

Se construyen esos momentos  sanos de risa y de  confianza que se van formando con el tiempo.

Ese compartir se convierte en diversión disfrutando del sol y del agua.

Agua de canal que se vuelve divertida cuando nos predisponemos a jugar dejandonos fluir por el puente y que nuestro cuerpo se mueva con el movimiento y la fuerza del agua.

Sabiendo que ese momento de dejarnos ser,  nos nutre y llena de de luz.

Ese tiempo de compartir es el refugio sagrado que nos hace saber que el camino es más lindo en compañía.

Ese compartir dónde salen los imprevistos de fuego al cual miramos entregando lo que guardamos. 

La vida es un compartir rodeado de mucha magia como los destellos del fuego.

Ese fuego que se enciende en nosotros cuando entramos en movimiento de vibraciones que nos unen , por qué todos somos maestros y toda persona que nos presenta el camino siempre nos trae algo nuevo.