Claridad al despertar…

Y esta vez soñé con él. Estabamos en el autobús como cada mañana, excepto que esta vez era de noche, y esta vez nos sentábamos en la misma banca. Platicábamos todo el camino hacía la nada. Se sentía como si estuviéramos en nuestro propio planeta, ese de un cielo rosa y el suelo azul, sólo nosotros y el chófer sin cara. El autobús carecía de techo, el cielo era el más estrellado que había visto y la música al rededor como los ángeles en el cielo, esos ángeles de los que tanto había dudado.

Él y yo. Hablando, como si nuestra vida dependiera de ello. Viéndonos, como si lo único que existiera fueran sus ojos y los míos. Por primera vez, me sentí en calma conmigo misma. Tras avanzar, el amanecer se encontraba a nuestro paso, y mientras las estrellas quedaban a nuestros pies, el cielo anaranjado aparecía sobre nuestras cabezas.

Desperté, desperté en mi cama con el sol en mi cara, pero la mente más clara que ayer…

~ La chica de los ojos tristes