Ciadas en Guerra

Ciadas en Guerra

Leef Alvarado

14/05/2019

En la madrugada oscura, absorbida por una penumbra de vapores terrenales,de los cuales deseas alejarte.La cual no es nada del otro mundo, solo dos divagases deseos, anhelos y sueños que esperas cumplir en el día, pero como la vida es una ironía, nada sale previsto, hay bloqueos por los caminos, superables a mentes hábiles. Sin embargo a otra gran divagación, un día esperado, emocionante y espeluznante, donde cada pensamiento se vuelve nubes de tormentas, oscurecidas y relampagueantes. Dos emociones se muestran a la vez, una en su momento, desenmarañándose miedo platónico reiterativo.

Pero como todo fue a su tiempo, primero la llegada hacia la batalla, donde reinada la confianza, la calma, la soberbia, todo sería como me plazca, pero ¡UN FALLO! ¡UN ATQUE! un fantasma inexistente, o un demonio trasparente.En donde mi fuerza de Goliat, se redujo a la de una oveja ciega, en un rebaño nublado de turbiedades nada elocuentes.

Tras mi ardua guerra, logre pasarla, pero dejo heridas y marcas, que tuve que ignorar, me tocaba luchar con un ángel, de pureza resaltante, y yo un demonio del abismo andante. Su dulzura, sencillez, terquedad, y fatiga me iban derrotando, pero disimulaba mi deprimente estado, mostrando firme y preparado, pero tambaleante a sus tajos. No logre acertar, y la ida de mi umbral generaba un cansancio descomunal, pero seguía regio, disimulado dolor, regio, cansando de tanto amor, regio, ojos del creador.

¡Claro que perdí! No tenia como ganarle, mis atributos fueron eclipsados, sus radiantes rasgos me engullían mi oscuridad. Historia contraria al inicio de la humanidad, donde Luzbel demonio se volvió, yo me iba tornando de su dulzor, mi oscuridad de limpiaba, hasta el punto de creer que era de su misma estancia.

¡Claro que dure un dure en el campo de batalla! No fui más que un blanco. Desconozco el estado de aquel ser plagado de pureza, pero en lo que a mi conlleva, quede marcado como el cielo por estrellas, e incluso al final de la brega, seguía mis idea de aquella. Aun pero tras el tiempo de la riña, su atención fue magnífica, diré que mi alma quedo aturdida.

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