Retorno a las cenizas de nuestra cama de verano;
Que parecía el cielo, aunque nunca rezamos;
Donde una vez hubo fuego, en lo que hoy es invierno.
Vacio se encuentra el infierno que un día fue nuestro templo;
Hábitat de geidos intensos, que iban unidos a nuestros sueños despiertos.
Y aún, en mis más oscuras noches;
Entre mis orgamos, se alcanza a escuchar tu nombre;
Que a pesar de estar oculto en silencio…
Lo grito, lo grito desde adentro.
OPINIONES Y COMENTARIOS