Catequil: espiritualidad andina, resistencia cultural e identidad colectiva en la narrativa de Miguel Garnett
Por:
Rosa angélica cotrina malaver
Yenifer Lizeth Briones Cortez
Cerquin Saldaña Erick Alexander
Catequil, escrita por Miguel Garnett y publicada por Ediciones Petroglifo en Cajamarca, presenta una narración ubicada en comunidades andinas profundamente afectadas por el conflicto armado interno, donde la vida cotidiana se ve atravesada por el miedo, la injusticia y la violencia ejercida tanto por grupos subversivos como por agentes del Estado. Desde la perspectiva crítica adoptada en esta reseña, se sostiene que el texto denuncia la vulnerabilidad social y política de los pueblos rurales, visibilizando cómo la violencia estructural fractura la convivencia, destruye la dignidad humana y deja secuelas profundas en la memoria comunitaria. En este marco, la historia se construye a partir de testimonios y episodios que revelan el sufrimiento de las familias campesinas, la ruptura del tejido social y el abuso de poder que amenaza constantemente la vida y la seguridad de los más indefensos. En ese sentido, el propósito de este texto es sensibilizar al lector sobre la gravedad del conflicto vivido en las zonas andinas y promover una reflexión crítica sobre la necesidad de justicia, memoria y respeto por los derechos humanos.
Uno de los aspectos importantes en el libro es la forma en que se evidencia la violencia como una realidad cotidiana que afecta profundamente a las comunidades rurales. En el pasaje citado se observa cómo los guerrilleros cometen actos brutales, torturando y asesinando a personas inocentes, incluso frente a sus familias y compañeros de trabajo. La muerte del administrador, el contador y los ingenieros demuestra que nadie está a salvo, ni siquiera quienes intentan contribuir al desarrollo del lugar. Sin embargo, el texto también señala que el gobierno, lejos de brindar protección, oprime a la población con medidas económicas que empeoran su calidad de vida. De esta manera, los pobladores se hallan atrapados entre dos fuerzas destructivas: la violencia insurgente y las injusticias estatales. Esta dualidad genera desesperanza y desconfianza, haciendo que la gente sienta que no tiene a quién recurrir. En conjunto, este fragmento resalta el sufrimiento colectivo y la pérdida de fe en cualquier forma de autoridad.
Hubo un asalto contra la gran cooperativa de Santa María del Valle. Los guerrilleros no sólo dañaron los edificios y la maquinaria, sino que torturaron y mataron al administrador y al contador ante sus familiares y los agricultores, colgando luego los cadáveres en los arcos del campo de fútbol. En el mismo asalto dos jóvenes ingenieros, que habían sido enviados por el gobierno para asesorar la producción, fueron fusilados, a pesar de las súplicas de los trabajadores. En el segundo incidente asesinaron al teniente gobernador del caserío Llangodén. -No sé cuál es peor, los terrucos matando a la gente o el gobierno jodiéndonos cada día con sus alzas de precios. (Miguel Garnett, p. 45)
El fragmento muestra una comunidad rural afectada por la violencia extrema de grupos guerrilleros, quienes asesinan brutalmente a funcionarios y pobladores para imponer miedo y poder. Desde una perspectiva moral, se evidencia la deshumanización y el uso del terror como herramienta de control. A nivel sociocultural, estos hechos reflejan una profunda crisis marcada por la pobreza, la exclusión y la falta de protección estatal. Los pobladores quedan atrapados entre la violencia insurgente y la ineficacia del gobierno, generando miedo, desesperanza y desconfianza hacia cualquier autoridad. Asimismo, otro aspecto importante en el libro es la forma en que se evidencia la desconfianza hacia las autoridades, especialmente cuando estas actúan con abuso de poder. En el fragmento, se observa que la policía, en lugar de buscar justicia o apoyar a la población, saquea viviendas y maltrata a los habitantes del caserío. La desaparición del joven y la respuesta evasiva de la policía reflejan una situación de impunidad e indiferencia estatal. Este abuso genera miedo y una sensación de abandono entre los pobladores, quienes se sienten desprotegidos y vulnerables. Además, la conversación entre el abogado y el padre revela la desesperación de las familias que no encuentran dónde buscar ayuda. La violencia y el robo por parte de quienes deberían proteger agravan el sufrimiento de la comunidad. En conjunto, se critica abiertamente la corrupción y el mal uso del poder por parte de las fuerzas del orden.
-¿Has hablado con la policía? -preguntó el abogado, limpiándose los dientes con un palito de fósforo. -Sí, doctor. -¿Y qué dijeron? -Que no saben nada de mi hijo. -¿Dices que el joven desapareció hace un par de días? -Sí, doctorcito. -¿Por qué piensas que la policía lo ha llevado? -Vinieron a nuestro caserío buscando a los jóvenes. Saquearon nuestras casitas. Robaron nuestros animalitos y nuestra platita. Nos gramputearon pa arriba y pa abajo. (Miguel Garnett, p. 65)
El fragmento evidencia una profunda crisis moral y social donde la comunidad pierde la confianza en las autoridades debido al abuso de poder y la violación de los derechos humanos. La frialdad del abogado frente al sufrimiento del padre refleja la deshumanización del sistema legal, mientras que las acciones de la policía —saqueos, maltratos y desapariciones— convierten a los supuestos protectores en opresores. Desde una perspectiva sociológica, se muestra cómo la pobreza y la marginación dejan a las personas vulnerables ante la injusticia y la impunidad. Este contexto genera una reflexión crítica sobre la ausencia del Estado, la desigualdad social y la necesidad urgente de una verdadera justicia que respete la dignidad humana. Uno de los aspectos importante en el libro es la representación de la violencia como una forma de “justicia” impuesta por grupos armados que actúan fuera de la ley. En el fragmento, se observa cómo el teniente gobernador es asesinado sin un juicio previo, siendo acusado de corrupción y traición al pueblo. Esta ejecución pública, realizada frente a su esposa e hijos, refleja la crudeza de los métodos utilizados para infundir miedo y mantener el control social. Además, la escena evidencia la deshumanización de los agresores, quienes actúan con frialdad y amenazan con más violencia. La víctima es reducida a un símbolo de poder corrupto, y su familia queda como testigo del castigo ejemplar. El terror se convierte en un mecanismo de dominación y silencio. Así, el autor denuncia la pérdida de humanidad en contextos de conflicto:
-Recibiste la orden de renunciar como teniente gobernador y no has hecho caso. -Lo iba a hacer, pero… Dos niños que se habían despertado por la bulla comenzaron a llorar, agarrando las faldas de su madre. Ella ahora inter- vino suplicante: -¡Por favor, no hagan ningún daño a mi Gilberto! -¡Cállate, Marta! -ordenó su esposo. -¿Por qué no renunciaste? -preguntó el jefe de los enmascarados. -Es que… -No vamos a pasar toda la noche esperando. Ajusticiémoslo de una vez y vámonos -intervino otro del grupo. -¡No! -gritó la mujer, cayendo de rodillas. El jefe disparó contra la sien del teniente gobernador que se desplomó y su esposa irrumpió en un llanto incontrolable, acompañada por el de sus hijos. El asesino la jaló brutalmente y dijo con frialdad: -¡Deja esa bulla! Tu marido era un ladrón, enemigo del pueblo y lacayo del gobierno. Lo único que ha hecho en este caserío ha sido llenarse los bolsillos. Sabemos que ha construi- do una casa en Yanacancha con los fondos mandados para la posta médica aquí. Ahora debes dar gracias que no somos ni tombos ni cachacos, porque si no te violaríamos y mataríamos a tus mocosos. (Miguel Garnett, p. 55)
Este fragmento muestra una escena impactante de violencia política, donde un grupo armado asesina brutalmente a un teniente gobernador frente a su esposa e hijos, justificando el acto como una supuesta “justicia del pueblo” por corrupción. La súplica desesperada de la mujer y el llanto de los niños evidencian la vulnerabilidad de los inocentes ante el poder de los violentos. La frialdad del asesino, que además amenaza con violación y muerte, revela un profundo grado de deshumanización. Este hecho refleja la ausencia del Estado y cómo el terror se convierte en un mecanismo de control social. Emocionalmente, genera indignación y horror, pues la venganza se impone sobre la justicia legal. Se muestra una sociedad fracturada, donde la ley es reemplazada por el miedo. El pasaje plantea una pregunta crucial: ¿puede considerarse justicia un acto basado en violencia y sin derecho a defensa? Así, se evidencia el sufrimiento de familias inocentes atrapadas en conflictos de poder. Finalmente, se cuestiona si la violencia, aunque surja como respuesta a una injusticia, no termina causando un daño mayor e irreversible.
Asimismo, un aspecto central del fragmento es la profunda sensación de inseguridad que atraviesa a la comunidad, atrapada entre la violencia de los grupos armados y la indiferencia de las autoridades. El texto muestra que, para los pobladores, ningún actor representa verdadera protección: los enmascarados actúan con brutalidad y los uniformados generan el mismo temor, dejando a la población en total indefensión. Esta situación evidencia cómo el conflicto ha quebrado la confianza social y ha instalado un miedo permanente, donde la vida puede cambiar repentinamente sin justicia ni explicación.:
“La gente miraba en silencio, sin saber si temer más a los enmascarados o a los uniformados. En el valle ya nadie se sentía a salvo; la vida podía cambiar en un segundo, sin razón y sin justicia.” (Miguel Garnett, p. 45)
El fragmento permite interpretar que la violencia del conflicto armado no solo destruye vidas, sino también la confianza básica que debería existir entre el pueblo y quienes lo gobiernan. En mi opinión, esta ruptura social es uno de los elementos más impactantes de la obra, pues revela cómo la población queda atrapada entre dos fuerzas que deberían protegerla, pero que terminan oprimiéndola por igual. Esto plantea un cuestionamiento importante: ¿cómo puede una comunidad reconstruirse cuando el miedo proviene tanto de los grupos subversivos como de las instituciones del Estado? Finalmente, el texto invita a una reflexión profunda sobre la necesidad de memoria, justicia y reparación, recordándonos que ninguna sociedad puede avanzar mientras ignore el dolor de quienes han vivido en medio de la violencia y el abandono.
En síntesis, Catequil se presenta como una obra fundamental para comprender la profundidad del sufrimiento humano durante el conflicto armado interno en las comunidades andinas. A lo largo de la reseña, se reafirma la postura de que Garnett expone con claridad y sensibilidad la vulnerabilidad de los pueblos rurales, visibilizando la violencia, el abandono estatal y la fractura del tejido social como consecuencias directas de la guerra y de las desigualdades históricas. Asimismo, se valora de manera positiva la capacidad del libro para retratar con crudeza y humanidad los testimonios y vivencias de las familias campesinas, mostrando cómo el miedo, la injusticia y la incertidumbre moldean la vida cotidiana de quienes quedaron atrapados entre fuerzas opuestas. Finalmente, la obra invita a una profunda reflexión acerca de la necesidad de memoria, justicia y dignidad para las comunidades afectadas, y se recomienda su lectura a quienes buscan comprender la realidad peruana desde una perspectiva humana y crítica, pues ofrece una mirada honesta y conmovedora sobre la resistencia, el dolor y la esperanza en medio de la violencia.
Referencias:
Garnett, M. (2010). Catequil. Lima: Lluvia Editores
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