carta de amor a un albergue

carta de amor a un albergue

Cipriano Albaran

01/02/2018

Al final pudimos elegir un par de anécdotas que contarnos, intercambiar sonrisas, estrechar nuestras manos, abrazarnos, compartirnos algunos consejos y desearnos lo mejor. En este caso en particular prefiero decirte lo especial que eres.

Cuando creces y tienes que decidir el rumbo que tomara tu vida, es cuando volteamos hacia atrás y recogemos lo que otros hicieron por nosotros; tanto lo bueno como lo difícil. Estando aquí pude ver con mis propios ojos que existen distintos tipos de amor, y hoy entiendo que llegas a este mundo con un deber, estando contigo aprendí que la tarea más valiosa de este mundo es la noble acción de cuidar de otros.

En un muy corto tiempo me doy cuenta de cómo en un solo lugar puede estar conformado por tan distintas personas, con diferentes formas de pensar, de vivir, de ver el mundo, de tratar a los demás, como simultáneamente y a pesar de ser tan diferentes eligen todos los días la misma responsabilidad, dejando a un lado la rutina, los seres queridos, la familia, y aun así de todas las cosas que abandonas, me llama aún más la atención tu elección de también dejar a un lado la indiferencia, que parece ser un requisito básico para llevar una vida de adulto.

Hacer de comer a pequeños que no son tus hijos y aun así cocinas como si lo fueran, porque conoces la terrible sensación que puede causar un día con el estómago vacío.

Tener una paciencia infinita para enseñar a una persona pequeña que en apariencia parece no entenderte, pero tu comprendes que no siempre las palabras son necesarias para expresarte.

Saber que debes cuidar tus acciones; recuerdas que alguien más te está observando y emula lo que haces, entiendes que el ejemplo no es solo una manera de enseñanza … es la única.

En cuanto a tus regaños, no es el hecho de que seas el malo sino más bien que sin ti solo habría malos ejemplos que los justifiquen.

Es verdad que ni tu ni el sepan la causa del porque la vida a veces parece ser tan dura, que existen preguntas que jamás serán respondidas y que el enojo caduca, pero contamina, que todo lo bueno y lo malo se acaba; y sobre todo pedir que te quieran cuando sientas que menos lo merezcas, pues posiblemente sea cuando más lo necesites.

Haces perecer a la vista como un sentido tan sobrevalorado al lado de la sensación de ser importante para otros.

Y sobre todo eso como muchas otras cosas que podría mencionar de ti, la que más siento que te define es tu increíble capacidad de devolverle la fe a los que no creen que se puede, al elegir no mostrarte indiferente, porque la indiferencia borra sonrisas, parte corazones, destruye el espíritu, en resumen, la indiferencia mata y hay mucha allá afuera.

Jamás permitas que algunos hagan sentir que tu trabajo no sirve, ni que no vale, porque te aseguro vales más que ellos. No entienden que tu trabajo es difícil y extenuante, pues también el espíritu se cansa, pero sabes encontrar la fuerza en la sonrisa de los niños que viniste a proteger. No necesitas buscar más motivación afuera de estos muros.

Como una excepción a la regla, algo ya raro en este mundo, poco común, ya sabes; un ser extraordinario que me enseño que ser una persona íntegra es una capacidad diferente y que ser un ejemplo que seguir es también una habilidad especial al educar a los más pequeños.

¿Que si eres especial?

Simplemente hay muy pocas personas como tú, agradezco tu existencia porque al igual que estos niños yo también llevo un pedazo de ti en mi corazón, que me acompañara en cada una de mis nuevas encrucijadas de vida, sé que esto no es gran cosa, pero has de saber que el día de mañana podría también emular tus pasos.

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