Carta a un amigo: Respuestas y sentencias

Carta a un amigo: Respuestas y sentencias

A. J. Perdomo

07/10/2022

Carta a un amigo: Respuestas y sentencias

Antes que nada, primeramente, quisiera responderle a sus más de 20 cartas que he recibido
de usted durante estos 8 meses de, a lo que usted denomina, ausencia injustificada. Y que el
hecho de que no haya venido a rectificar mi ociosidad en mi aposento o mi mortalidad en el
sepulcro, es que el maricón de su primo siempre te deja una posdata en sus cartas diciendo a
lo mucho que yo sigo respirando ¡Valla suerte la suya que viva a unas calles de mi casa!

No voy a excusarme de nada. Sabe que nunca lo he hecho y mucho menos con usted. Murió
marta. Hace un mes. Exactamente hoy, 28 de febrero del 92. Sí, es extraño que te informe de
esta manera. Pero tenéis que comprender que para mí siempre ha sido tedioso escribir en
pluma. Con esto quiero decir que desde hace 8 meses no poseo la tan agradable máquina de
escribir que con tanto crimen y diligencia usted me obsequio hace ya unas décadas atrás –la
malnacida de Roberta la prima política de marta, aquella rubia que te follaste en la habitación
principal de la casa de marta en el 70, en una tarde de copas (Por supuesto ajeno a mi
presencia) y posterior borrachera, me jodió la máquina de escribir. De estos detalles no haré
mención-.

El hecho es que en mi vida solo he escrito 3 cartas a mano. La primera, refutando la tesis
doctoral (después edita para ser imprimida como libro, muy desgraciadamente) del
profesor de historia de la Université de Paris-Sorbona (¿Recuerdas? Aquella estupidez de que
la historia es una constante lucha de clases y manifestación de espíritu). Por cierto, muy mal
por parte del plantel, ya que ese bastardo más tenía de filósofo (¡Y de esos baratos, peores que
los empiristas!) que de historiador. La segunda fue en aquel hotel económico, ¡mala memoria
mía no recordar aquel armonioso hotel, de la calle diagonal de la Notre Dame!; en donde ya
apunto de amanecer y con la sabana que solo cubría la cuarta parte de su espalda, le escribía
yo a marta para que, una vez despierta, leyera con gozo y con su gentil alevosía, lo que para
mí significo hacerle el amor por primera vez bajo tal vista de aquel parís eterno que tanto
disfrutamos, amigo. Y la última a mi padre que, soberbia mía por ir dominando el francés cada
vez más, quise demostrarle mi avance en la gran lengua romance.

Ayer por fin compre una. Tal vez pensando en escribir justamente hoy, como en efecto me
encuentro haciéndolo. Sin embargo creo que fue porque después de tanto tiempo he
escuchado la sonata a kreutzer y me he acordado incesantemente en usted; en Tolstoi; en
papá y su vida tan miserable con las mujeres; en Beethoven; en mí. Si, en mí. En mi yo lector.
En mi yo poeta. En mi yo pragmático. En mi yo filósofo. En mi yo escritor. En mi yo politólogo.
En mi yo conservador. En mi yo dolido. En mi yo estoico…

Los primeros 15 días después de la muerte de marta estuve sin memoria alguna, literalmente.
Fíjese usted que nueve días después de su muerte, pasé muy cerca de la universidad central y
note un anuncio rasgado por la mitad que a lo mucho se podía leer: <<Conferencia: “La epistemología en relación a la metodología histórica”; por el profesor de filosofía, politólogo, escritor, literato….>>. Me dio mucha curiosidad saber el nombre de aquel conferencista. Un sujeto con semejantes adjetivos es interesante por sí mismo ¿o no, amigo mío? Me dije <<¿Y si ha llegado a las mismas conclusiones que yo? ¿Y si me quedo un rato a escuchar a lo menos la introducción de su conferencia? Total comenzaba a las 2:00 pm y ya son las 2:02 pm>>.

En resumen, amigo mío, entre ¡y valla la sorpresa y vergüenza mía!, cuando entrando en el auditorio, como Héctor llegando a Troya, los aplausos me arroparon. Seguí la corriente hasta que Ángel Ortiz el sociólogo- ¿Recuerdas? Aquel con que cursamos la cátedra de filología en el tercer año de la Sorbona?-, que usando uno de esos micrófonos moderno y, de manera muy elocuente eso sí, me dio la bienvenida más tediosa y desvergonzada que alguna vez se le puede hacer a alguien.

En resumen amigo: aquel conferencista, cual adjetivos eran sumamente idealizados ¡Era yo!
Qué vergüenza la manera en que la central de nuestro país caribeño idealizan a sus conferencistas <<¿Habrá acá un origen al fenómeno de la idealización de los políticos en
nuestra tricolor? Déjalo como punto de tus análisis
>>. Por supuesto me retire una vez pedido
disculpa por olvidarme de tal pauta dos meses antes concretada en una cafetería por el
mismo Ortiz. Explique el error de mi presencia y el motivo de mi salida y al contrario de molestias recibí un mar de condolencias. Paute la fecha de conferencia para dentro de 22 días
sin antes, por supuesto, hacer una queja de los adjetivos desproporcionados adjudicados a sus
conferencistas. En conclusión, ese ha sido uno de los muchos hechos que me han ocurrido
después de la muerte de marta.

Ayer, mientras pensaba en la sonata a kreutzer recordé tantas cosas nuestras. Primero en la
planificación del viaje a Francia. Tus nervios que empujaban a los míos; tu pena, muy bien
justificada, ante mi padre por hacerse cargo de absolutamente todos los gastos restaban a la
pena mía con tu madre. Y es que ella decía: “Te llevas a mi cielo, a mi pequeño” y a mí me
quebraba el alma. También recordé aquella vez que te planteaste ser el nuevo Maquiavelo y
yo el nuevo Dostoievski.

Como lo sabes papá sigue enfermo, pero ahora sí que esta grave ¡Y yo que pensé que se iría
primero que Marta! Hace un par de semanas se acordó de ti y te mando un fuerte abrazo y su
correspondiente frase: “Mi hijo el maricón” “Dile, que no se te olvide –me dijo con gran
insistencia en medio de un ataque de tos- que es el hijo maricón que nunca tuve”. También me
recalco de que lo criollo nunca se nos quitaría, y que lo confirmo cuando vio que habíamos
metidos en nuestras maletas todos los discos disponibles hasta la fecha de Julio Jaramillo para
escucharlo en el país del amour. También me recalco, a tedio mío y tuyo, el romance que tuvo
con tu madre una vez ausentes nosotros. Tú lo sospechabas desde siempre, pero yo nunca
pude creerlo ¡Valla error!

Me comentas en una de tus cartas la publicación de un nuevo libro suyo, titulado: “la victoria
de la izquierda en la cultura y su reflexión crítica para la derecha”;
y no lo he leído y ya puedo
suponer tus tediosos agradecimientos en los prólogos eternos. Ojala, a favor mío, no solo se
halla olvidado de mencionar mi nombre en el libro, sino en olvidarse completamente de mí en
todo lo que tenga que ver con él. Y si es así, con gusto podre estudiar su libro; y si es como
pienso que es, a lo mucho lo leeré.

También me preguntaste en una de tus cartas que cuales eran mis proyectos intelectuales y
como me preparaba para ello. Déjeme decirle que después del “éxito” de mi novela Un
«intelectual en el caribe» deje de tener interés por la creación y redacción de literatura. Un buen escritor es aquel que tiene buenas novelas. Y una buena novela solo tiene un escritor. Así de simple. Un escritor con éxito siempre tiene una obra que lo define, y las demás son
complementos de esta. De esto deducirás mi abandono a la literatura. Mas por bien decía
Borges: “Que otros se jacten de los que han escrito, que yo me enorgullezco de lo que he leído”

Con respecto a mi investigación acerca de los fundamentos históricos acerca de la lógica, que
te comente hace un par de años, la tengo muy avanzada. Con ella tengo pensado hacer un
curso o un Manual introductorio para los interesados en el tema. Y con respecto al libro de
investigaciones epistemológicas que estaba siendo editado hace más de 11 meses, se ha
postergado. Primero por la enfermedad prolongada de Marta, segundo por una inconveniente
–que me imagino que sabes-jurídico de la editorial (Que por supuesto, salió ilesa y con su
reputación intacta) y, por último, la muerte de Marta. Hace una semana recibí una llamada del
editor informándome que se terminaron de imprimir la primera edición. 10 mil ejemplares
¡valla número! Por supuesto le dije que te mandara un ejemplar especial a ti y a tu hijo, muy
aficionado en el tema.

Te preguntaras que va hacer ahora de mi vida. Que va hacer de mí. Que va hacer de ti. Pues no
le des tantas vueltas al mismo sartén. Pues yo seguiré así, sufriendo pero no decayendo; y
usted, preocupado por mí y sin información de mí. Así que te pido, por favor, dejar el sentimentalismo perpetuo. Que sabes muy bien que me es tedioso. Creo que
estas consciente que es una de las cosas que más te he criticado. Las cosas como son, amigo.
El mundo a seguir siendo el mundo, a pesar de sus males; el hombre a seguir siendo hombre, a
pesar de la complejidad de su concepto; La mujer a seguir siendo el motivo de lucha del
hombre; y yo, a seguir siendo yo a pesar del extremo dolor que me causa la ley de la
naturaleza. Así que tú, seguirás siendo tu: Un buen padre, un buen esposo, un bueno
hermano, un bueno ensayista, un buen historiador, un buen poeta (a pesar de tu
sentimentalismo extremo que me causa tedio), y, sobre todo, un buen amigo.

Me preguntaste en tu última carta que cuando nos veremos. Ha esto le respondo yo con otra
pregunta ¿Para qué? Lo hecho, hecho está. Yo seguiré su rumbo, pero sin cruzarme con usted.
Usted seguirá el mío, pero sin cruzarse conmigo. La vida ya nos permitió ser nosotros, y yo
razono que ya es hora de dejar de serlo, al menos, en la práctica. Solo quedaran las
abstracciones, conceptos carentes de experiencia como los juicios analíticos de Kant. Usted ya
ha apartado mucho al igual que yo, no intentemos en mantener lo que tarde o temprano ha
de perecer. Como consecuencia de esto, recordare muy bien nuestra última reunión: Marta;
Ángela tu muy querida esposa; tu muy amado hijo y sus pláticas acerca de la escolástica; tu
gordo gato y mi persona. Fueron unas hermosas vacaciones. Me alegra y haya sido de esa
manera y no de otra.

Ahora, preste mucha atención a lo siguiente, que es de vital importancia. A continuación le
diré cuál será su último favor hacia mi persona, y sé que te será muy favorable. He hablado
con mi abogado y he resuelto que el 80% de la fortuna de papá, que está bajo mi
administración, se le sea transferido junto con los otros 80% de todo mi dinero. Con ello hará
lo siguiente:

1) Distribuirá la mitad de todo el dinero a orfanatos. Estos orfanatos estarán divididos entre su país actual de residencia y nuestra patria. 2) Con el 30% de la mitad restante abrirás una fundación (y ya es tu decisión administrarla personalmente o contratar a alguien para que ejerce tal trabajo) con el fin de alimentar y financiar la educación de estudiantes –de cualesquiera edad- de recursos escasos. Para tal trabajo te ha de ayudar mi abogado. 3) Con el 10% de los 20 restantes compraras las cantidades de libros (clásicos, eso sí) que sean necesario para surtir a las más de 200 librerías públicas de nuestro país. 4) Ahora bien, con los últimos 10% del dinero restante harás lo siguiente: Cuando sea el momento oportuno y se levante en nuestro debilitado país un partido con las características republicanas, federalista, estrictamente descentralizados, conservador, de libre competitividad empresarial, defensor de los valores objetivos y, que sobre todo, respete nuestra historia y cultura, le financiaras con el 5% de ese último 10%.

Si esto no ha de darse mientras usted goce con vida, herédele la tarea a su hijo y si este no
lograra ver tal partido, que con dicho capital creara el suyo. Por último, Con el restante del
dinero abrirá una cuenta a su hijo y se lo depositara, con fines estrictamente académicos.

Te preguntaras sobre los 20% restantes de la fortuna de papá y los míos. Resulta que papá tiene una hija que ni él y mucho menos yo conocíamos. Hace casi 7 meses que hemos estamos
interactuando con ella –incluso, ella es la que se ha encargado del cuidado de papá- y se ha
mostrado benevolente con el viejo. ¿El motivo? Aún es incierto. Interés lo dudo, ya que el
padre de crianza es hasta mucho más rico que papá. Posiblemente sea por llenar algún vacío
de paternidad biológica. El hecho es que esos 20% los destine para ella, como una muestra de
responsabilidad de papá hacia sus acciones.

A lo que respecta de mí, haré lo siguiente, sin darle muchos detalles por razones de resguardo:
Dispondré de ese dinero en construir una modesta casa en uno de los tantos valles europeos,
alejado de todo y de todos. Mandare a construir una biblioteca lo suficientemente grande
como para que abarque a todos mis actuales libros y los que pienso comprar. También pagare
la mudanza completas de los bienes de mi actual casa – ¡Y valla que sale costoso una mudanza
de un continente a otro! Lo que quedaré, que ha de hacer una cantidad accesible, junto con las
ganancias de los libros a punto de publicar, pienso hacer una secundaria en la localidad en la
que he de situarme. Ya he hablado con mi abogado y este tiene un colega suyo en tal país que
hará tales movimientos administrativos-jurídicos.

Centavo a centavo gastare, ya sea en ciertos ganados y en ciertas hectáreas para su cuidado,
hasta que tan solo me alcance para abrir una pequeña bodega que me dé de comer y ganarme
la vida con eso.

Todo esto te sonara superfluo e incomprensible, pera ya lo he decidido. Argumentaras que
estoy muy joven ¡43 años! ¡Santo Dios! ¡Todo lo que te queda por aportar a la sociedad! ¡Tú
reputación en la academia! ¡¿Y las entrevistas que querrán hacerte por tus libros?! ¡Blasfemia!
A todo esto responde citando al maestro Séneca: “El hombre ocupado de nada se ocupa menos que de vivir; ninguna ciencia es tan difícil como la de la vida”. No pienses que me iré como un muerto y solo quedara mi fantasma. Al contraste, y siguiendo mi deber intelectual, no puedo ni quiero retirarme nunca de hacer lo correcto. Entro ello está el accionar intelectual.

Con todo esto y con gran tristeza me despido de mi único gran amigo. Saludos a tu muy
querida esposa. Saludos a tu muy amado e inteligente hijo. Saludos al gato. Saludos a lo que
fue e nosotros. Saludos a los recuerdos, saludo a lo único que es verdadero: “lo que fue”.
Hasta aquí llega nuestro concepto y pasa hacer abstracción sin respaldo en la realidad.

Espero y con el tiempo mi recuerdo se haga mucho más fuerte a tal punto que pueda reemplazarme a mí, a mi yo real, quedando así un ideal. Un ideal que nunca ha existido y que tampoco existirá en la realidad.

Tolstoi; Dostoievski; Saint-Exupéry; sonata a kreutzer; homero; Platón; Aristóteles; los estoicos; las mujeres; las calles de Francia; el perfume de las chicas que se pasaban a nuestro dormitorio en altas hora de la madrugada con la excusa de estudiar
español; papá; tu madre; Jaramillo; Venezuela; occidente; Grecia; Israel; Roma; judíos;
cristianos; los Beatles y yesterday cantada por McCartney; el bar; las cervezas; el calor; el frio;
todo, ¡todo eso amigo!, representa lo que un día fue nuestra amista, y lo que a partir de hoy
pasara a ser solamente una idealización, una metáfora, una sátira a la realidad.

Cual quijote me despido en busca de un ideal, de una realidad inexistente Pero con significado. El que siempre te ha querido, tu muy comprometido amigo.

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