Capítulo 1.

La malteada de fresa siempre ha sido mi favorita entre todas las que existen, me detengo a pensar múltiples combinaciones de sabores en malteadas plátano y fresa, papaya y plátano, una voz me saca de mis pensamientos -¡Amandine!- miró hacia arriba sólo para encontrar una mirada asesina de Alice mi mejor amiga -¿qué pasa Alice?- digo mientras sorbo lo que queda de mi malteada -Pues te llevo hablando varias veces y no me haces caso, ¿recuerdas que íbamos salir al cine con los chicos?- días atrás propuse salir con nuestro grupo de amigos a ver una película que acababa de salir en taquilla -claro que lo recuerdo, yo misma lo propuse Alice, no soy tan olvidadiza como parezco- en realidad no lo recordaba -últimamente has estado muy distraída ¿no crees?- dijo Alice con una mirada llena de curiosidad -yo se lo que estás pensando, y dejame informarte que no es para nada lo que piensas- conteste y me levanté de la mesa -oh ¡vamos! Amandine, a veces eres aburrida ¿lo sabes?- dijo y luego hizo cara de berrinche -y tú a veces eres muy curiosa, y metiche ¡ah! sin mencionar lo infantil que puedes llegar a ser- le conteste y me adelante con la mesera a pedir la cuenta -podemos llegar a ser, querida amiga, no por nada somos mejores amigas- dijo abrazándome con fuerza, la mesera me entregó la cuenta y pagamos mitad y mitad -y ¿adonde van chicas?- nos preguntó la mesera recogiendo el dinero -vamos al cine angelina ¿quieres ir?- conteste, angelina siempre nos atiende cada que venimos, y eso es muy seguido -oh que bien chicas, me encantaría ir con ustedes pero ya saben hoy es dia de trabajo y no puedo descuidar esto- dijo haciendo una cara de tristeza, ella solo es 2 años mayor que nosotras a veces salimos juntas y nos la pasamos muy bien.

Al llegar al cine, los chicos ya nos esperaban -¡por aquí! chicas- grito Yael, uno de nuestros amigos, caminamos hacia ellos -¡hey lucecita! ¿cómo estás ah?- dijo Cristopher mi otro mejor amigo -¡que no me digas lucecita! mi nombre es Amandine- él sabe muy bien que me molesta cuando me llama así, la verdad no se porque me dice así también tiene otros apodos muy raros -¡oh vamos! Alice ¿la hiciste enojar o que?, ¿porqué esta de tan mal humor?- dijo mirando a Alice con el ceño fruncido -no siempre es mi culpa que la señorita esté enojada, además yo soy un ángel, jamás la hago enojar- contestó con cara de inocente, solté un suspiro y todos se me quedaron viendo -¿¡es por un chico!?- se apuró a decir Alice muy emocionada, mire a los demás que me devolvieron la mirada con un toque de duda, todos menos uno, Cristopher, que me miraba con un gesto de tristeza y preocupación -claro que no Alice, sigue soñando ¡ja!- conteste y Alice hizo un gesto de tristeza.

Capítulo 2.

Estaba en casa preparando el pastel para la fiesta de cumpleaños de mi hermana Camila, le encanta el pastel de tres leches así que estoy batiendo margarina con azúcar, estaba tan concentrada que cuando escuche tocar el timbre me sobresalte, limpie mis manos rápido y salí a ver quien era, cuando abrí la puerta, entró gritando -¡hola familia!- Cristopher como es de costumbre haciendo alboroto -¡hey hijo! ¿como estás eh?- contestó mi padre mientras bajaba del segundo piso por las escaleras, él ama a Cristopher como si fuera su hijo, también en parte se debe a que el es hijo del mejor amigo de mi padre y se conocen hace años, según cuenta mi padre se conocieron en un campo de fútbol siendo rivales, ese día ninguno gano ni perdió y con el tiempo se fueron haciendo mas y mas amigos hasta el punto de ser inseparables -muy bien señor Dubois ¿y usted?- contestó Cristopher parándose a medio corredor con las manos en los bolsillos y sus pies un poco separados, nunca lo había pensado pero el es muy alto y de lejos bien podría verse hasta apuesto, pero Cristopher es simplemente Cristopher no podía verse guapo o al menos yo no lo veía de esa forma -al menos podías esperar a que te preguntará si querías pasar- digo y cierro la puerta, parada de brazos cruzados y con una mirada fulminante, -a veces me das miedo Ami ¿lo sabes?- contestó haciendo un puchero -lo sé chisguetito- le digo así porque una vez cuando teníamos 7 años nos llevaron a un parque de diversiones, justamente ese día había personas por todo el parque disfrazadas con botargas de personajes animados, Cristopher quería un algodón de azúcar, en el camino un pato Donald estaba saludando a unos niños cuando de la nada se le cayó la cabeza de la botarga, Cristopher se puso a llorar diciendo que el pato se había comido a un chico y que el chico desde adentro de su estómago le había cortado el cuello, además que se hizo pipi, desde ese día me burlo de él -aja si señorita mocos- sabe bien que odio cuando me llama así, y la única razón por la que me dice así fue porque a los 10 años estornude en la mano llenando de mocos a Max el chico que me gustaba en ese tiempo, por suerte nadie más que el me lo dice -por eso no tienes novia chisguete- le conteste con una sonrisa orgullosa-ni tu tampoco cariño ¡jajaja!- su risa me molestó tanto que tome un libro de la estantería en la sala, y lo golpee en la cabeza tan duro que incluso el libro hizo un ruido extraño, estábamos a punto de discutir cuando sonó de nuevo el timbre, Cristopher me lanzó una mirada llena de furia y caminó hasta la puerta, cuando la abrió pareció recoger del suelo una carta entró con ella en las manos y dijo en voz alta -para la chica mas bella en todo el universo y la vía láctea- Cristopher solo se quedo en blanco contemplando la sala inmóvil sin decir ni una sola palabra.