Cada quien sabe cómo.

Recién salió el sol, abre los ojos y sale al mundo a ganarse la vida, entre las cosechas, de la tierra emerge el alimento, lo recoge grano a grano, pisca a pisca. Entonces vuelve a su hogar satisfecho, degusta el momento hasta que alguien le dice desde fuera — deberías ser como la hormiga—, el Zanate jamás se ha preocupado por ser algo diferente. Es una golondrina quien se lo ha dicho, tampoco es que ella sea su amiga pues así como lo dijo se ha marchado Luego parado en algún poste escuchó a un gorrión decir —deberíamos ser como la hormiga—, tal fue su suerte que a donde iba escuchaba alabanzas sobre aquel pequeño insecto y por ello comenzó a sentir curiosidad — pero la hormiga no vuela, ni mira desde lo alto, por qué ser como ella, mientras yo vivo para mí, ella lo hace para servir, yo tengo libertad, el cielo, no sufro hambre, la hormiga vive en la oscuridad, en la tierra, bajo el yugo de una emperatriz.

Al otro día desciende a la hierba, observando a las hormigas caminar lentamente sobre la tierra formando una línea, — incluso podría comerlas — se dice — por qué debería ser como ellas — y es una pequeña hormiga quien le escucha y contesta —porque las hormigas trabajamos mucho, somos imparables, incansables, fuertes, para nuestro tamaño creamos ciudades colosales, además de ser precavidas —, el Zanate escucha inclinando su cabeza de lado a lado, — pero el zanate no necesita hacer eso, yo puedo volar hasta encontrar un lugar lleno de alimento y mirarlo con estrategia—, — pero depende de otros para vivir, qué harías si un día el ser humano dejara de derramar alimentos en los parques o decidiera cortar los árboles donde vives — responde la hormiga. Entonces se pregunta preocupado, qué pasaría, ¿Dónde viviría el Zanate?

Vuela presuroso a comunicarse con sus compañeros, ¿Qué comerá el Zanate?, ¿Dónde vivirá? Sus voces resuenan por todo el árbol y comienzan a guardar alimento para los días de escases, a construir casas con hojas secas y madera, trabajan duro durante un año entero. Pasa el tiempo y notan que aquel día no llega — Cuándo pasará — pregunta el Zanate, pronto responde uno de sus semejantes, pero ese pronto nunca ocurrió, las casitas hechas con escombros se hayan desoladas porque los arboles no han sido cortados, el alimento se lo han llevado las hormigas poco a poco y pronto descubren que han trabajado en vano.

Sobre una rama el sol hace brillar su negro plumaje semejante al de un cuervo, inclina su cabeza de lado a lado y dice aleteando — es la hormiga quien debería ser como el Zanate .

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