Cabina telefónica 2404

Cabina telefónica 2404

Ezequiel Zalazar

31/12/2019

Si este libro será publicado algún día, Daiana, esta es mi película favorita.

En el 1924 se introdujo una cabina con un aparato que conectaba las voces de las personas, entre los amantes lo llamaban «teléfono», este instrumento lograba reducir los kilómetros de distancia que eran como un peso en los corazones de los jóvenes del siglo 20`, unas conexiones hechas con cables, que en la mente de un romántico eran como aquellos lazos que tenían su corazón atado al de la joven de la cual estaba enamorado. Con el pasar del tiempo los desarrollos tecnológicos propiciaron los «teléfonos inalámbricos» y estos destronaron, como un joven ambicioso que quiere hacer lo mismo con su jefe, las cabinas telefónicas. A pesar de esta novedad, como tal, no estaba a la portada de la gente mas humilde, y no de carácter sino de bolsillo. En la esquina de la calle Esperanza a la altura del numero 2404 quedaba un ultimo ejemplar de lo que en su momento fue una innovación y ahora era prehistoria para los mas jóvenes del barrio, la famosa cabina telefónica 2404. Era un lugar de encuentro para los mas jóvenes, ya que a los alrededores estaba el bar de Lino, un hombre Italiano que en su temprana edad los padres lo erradicaron del «Bel paese» en búsqueda de un mejor futuro para su hijo. Entre estos muchachos se encontraba Noah, un moreno con los rasgos bien marcados,quizás no tanto como el David de Donatello, pero su cara transmitía confianza y lealtad a los demás chicos de su grupo, sus ojos no eran de un azul oceánico, sino un marrón como el de un escollo que rompe y divide el mar, su carácter era el reflejo de esta alegoría, ya que como tal iba contra corriente, era la «oveja negra» pero no por estar involucrado en problemas mas grandes que el, confíen que tenían que ser mucho mas grande que el y pasar su metro noventa, sino porque se distinguía entre sus amigos. Un salmón nada contra corriente para llegar a su meta pero eso no le asegura la victoria, hasta en la cascada mas «fácil» puede morir, los osos están al acecho, esperando que salte ese obstáculo impuesto por la naturaleza y con un manotazo cortar su carrera. En la sociedad moderna se valora mucho un carácter «diferente» pero al mismo tiempo se le tiene miedo y las autoridades son aquellos osos que quieren extirpar la creatividad de estos jóvenes salmones, es decir aniquilar su imaginación y su querer ser algo mas que «el joven modelo» impuesto por una hegemonía estatal. Noah ademas de tener un carácter muy peculiar era un joven amante de los libros, ¿cual seria su reacción si supiera que el mismo es protagonista de uno?, esto era debido a la formación escolar que tuvo en base a la selección de colegios elegidos por su madre Silvia en conjunto con su padre Jose , para que su único hijo pueda crecer recto y ambicioso.

Las aspiraciones de este joven iban mas allá de las que surgían en las charlas con sus amigos en el bar de Lino: «quiero tener mi propio negocio», «nunca seré como mis padres!» «al diablo el trabajo! Todavía somos jóvenes para pensar en eso!» estas y muchas mas oraciones ,de la dudosa proveniencia y creencia, eran las que sus amigos solían compartir con el. En su mente el no iba a ser un arquitecto, un medico o un enfermero como su madre, mas bien pensaba dedicarse al ejercito, armas y batallas sonaban en los rincones de sus pensamientos, ser el primer soldado de la familia y quizás ganar algunas medallas para mostrar con orgullo a sus amigos y el día de mañana utilizarlas como billetes de presentación hacia alguna mujer de su interés. Lamentablemente lo que el planeaba para su futuro no fue exactamente de la manera que el se esperaba, en ese momento El y Napoleón Bonaparte tenían mas cosas en común de lo que se podían imaginar, ambos ambiciosos con respecto a su devenir como hombres, uno victima de un infortunio tuvo que abandonar su deseo de ser un militar y el otro por condiciones meteorológicas tuvo que abandonar la conquista de Rusia, ambos por causas externas a ellos tuvieron que retractar con la suerte y pautar un nuevo contrato sobre lo que sera de su carrera en esta autopista que llamamos vida. Nadie en lo absoluto sabe cuales serán las condiciones viales, climáticas y del propio medio. Con respecto a las primeras, la vida nos propone obstáculos, fosos, desvíos y a veces nos sale con un «prohibido el pase, obra en construcción», ¿a caso la vida no es como aquellas autopistas paradas que siempre están en construcción? un proceso que a veces nos parece eterno y nos obliga a tomar desviaciones que nos llevan a prolongar el viaje sobre rutas desconocidas a nuestros mapas y a sentirnos turistas en nuestras propias vidas. El clima no siempre ayuda en los viajes de igual manera nuestros sentimientos nos influyen en las decisiones de la vida, tomamos atajos, volvemos atrás como barcos que por miedo a las olas y a lo que no pueden ver quedan anclados al muelle, si el barco de Cristoforo Colombo no hubiese emprendido su viaje tal vez los descubrimientos de América habrían llegado mucho mas tarde y de igual manera si nosotros mismos no iniciamos nuestro viaje no podremos descubrir nuestra América, que en el caso de Noah tendrá una silueta femenina. Noah y el amor todavía no se habían cruzado en su viaje, si uno solo supiera como evitar los incidentes o cuando ocurrirán seria dueño de su vida y sabría como enfrentarlos. A nosotros mortales no nos ha sido dado el derecho de saber sino el lujo de descubrir y este salmón estaba a punto de descubrir que no toda cascada en su cima tiene un depredador, mas bien a veces podes encontrar otros, que como tu, nadan hacia una meta y tal vez es la misma.

Capitulo II

A menudo mientras viajamos en la ruta de la vida estamos tan enfocados en nuestros pensamientos y metas que todo alrededor se hace trascendente, superfluo, borroso y esto la mayoría de la veces nos ocasiona un alejamiento de la realidad, como si fuéramos artistas en búsqueda de inspiración para completar una obra.

Ese día, Noah lo estaba viviendo como los demás, tal vez sabiendo lo que le iba a ocurrir en ese instante habría elegido con mejor cura su vestimenta y la expresión de su rostro, esto era lo que solía contar a sus amigos y a las gotas de lluvia que vinieron después de ellos dos. Como de costumbre ese sábado a la tarde lo paso con sus amigos en el bar, frente de la cabina telefónica.

-Oye Noah, ¿al final te dieron los resultados del infortunio de la semana pasada?pregunto Javier. El era un buen amigo, esto era lo que afirmaba cada vez Noah cuando chicos y chicas preguntaban por «Javi». Javier era miembro de una familia que oscilaba entre los adinerados y las familias con un nivel social medio. Ambos se conocieron durante una tarde lluviosa de Noviembre, los meteorólogos no aconsejaban salir de casa, pero ¿en algún momento vieron un salmón no nadar por la lluvia? Haciendo caso omiso de ese aviso Noah siguió por su camino, corriendo por las calles del barrio opto por parar bajo las ramas de un árbol frondoso. Al otro lado de la calle pasaba Javier con un impermeable color rojo y un paraguas que le había sido regalado por una de sus hermanas, al ver este joven sin nada y bajo un árbol exclamo:

– ¿Acaso no te enseñaron tus padres que durante una tormenta no debes estar bajo un árbol? Ven, te presto mi paraguas , si sigues así tendré que volver a casa con el remordimiento de haberte dejado enfermar.

Noah no estaba acostumbrado a que le prestaran cosas o a tomar atajos, su mama, como buena enfermera cual era, le enseñaba que «un hombre debe saber ir al trabajo con lluvia, sol, nieve…» por los menos eso recordaba el, a pesar de que por cierto no era un trabajo lo que lo había llevado a enfrentar la lluvia. Pero pensándolo bien era mejor aceptar un techo portátil que mojarse y enfermarse.

– Gracias… no conozco tu nombre por cierto, antes de darme tu paraguas dímelo, así sabre a quien le debo un favor.

-Javier Paz, es un placer conocerte, a pesar de que el tiempo no es de lo mejores para conocer personas por la calle.

Javier noto algo «diferente» al mirar este joven, parecía no importarle estar mojado, su firmeza y sonrisa le dieron la sensación de estar frente a una luz.

El, un girasol y Noah la estrella por la cual debía moverse y mirarlo para obtener mas fuerza. Esta sensación tenia origen en la ausencia de una figura paterna que lo había abandonado cuando las primeras operaciones concretas de habla y razonamiento habían tocado la puerta de su cerebro, era un niño de por cierto, pero los recuerdos de ese adiós eran todavía vivos en su cabeza, como los de un neurótico de guerra que al escuchar una alarma siente dentro su coclea el llamado a las armas. Los dos se hicieron grandes amigos, a pesar de haberse conocido en un día oscuro, sus vidas eran destinadas a ser brillantes, como un sol en su apogeo al mediodía.

– Fui a buscarlos después del desayuno, nada grave dice el «Doc», espero sea así, estoy cansado de ver películas de guerra, quiero ser protagonista y no un espectador. Noah lamentablemente no sabia que «la diosa con los ojos vendados» no estaba de su parte, a pesar de que su deseo era el ser un soldado , el mismo tenia ya en mente otro plan por si acaso ese no hubiese sido su destino.

-Siempre pensando en las armas… ¿no has leído los periódicos? ¡La guerra ya termino! Dale gracias a Dios que ya estamos en paz y que no tenemos que ir en las trincheras. Javier no apoyaba la idea de Noah sobre «la belleza de las armas» , por lo contrario, el era mas un «humanista», desde siempre le habían interesado las carreras humanísticas y por ende había optado por una de ellas.

– ¿En serio crees que hayan logrado obtener un acuerdo de paz? Te informo de algo, en este mundo no hay paz, en las portadas de los periódicos lo único que podías leer hace uno días era «¡Para ser libres tendremos que enfrentar una guerra!». Parece que para obtener la calma se necesitara el desorden, como para la paz la guerra, nos quieren vender una paz «sin costos», lastima que mientras todos esos ricos están en sus sofás fumando habanos, en el frente hay soldados que están sentados al lado de sus compañeros sin vida, donde lo único que respiran es el olor de la muerte. Noah era muy duro y directo con respecto a lo que pensaba, este temperamento en varias ocasiones le había causado problemas y el alejamiento de algunos que se hacían llamar «amigos».

Solo años mas tarde Noah pudo entender el porque de su amor por las armas y las guerras, no se había dado cuenta de que el mismo estaba y era protagonista de una guerra. Guerra, que estaba sentada en una base moral y personal, una guerra contra la sociedad y el pensamiento de la misma. Cada uno tiene una guerra que enfrentar, un lugar para conquistar y para defender. Noah defendía su ideología y quería conquistar un lugar entre los «dioses antiguos del Estado», era una batalla entre el y lo que le venia impuesto todos los días por lo que rige bajo la regla de lo «normal», una normalidad impuesta por estos dioses eternos. Este joven sabia que todo ser parecido a el era sujeto a la muerte, una muerte física y simbólica, esto le daba el entendimiento para comprender que los viejos dioses estatales eran personas como el y no divinidades exentes de un vencimiento temporal, tal vez la carga de poder les hizo creer ser inalcanzables, como un faraón con su pueblo, pero el sabia que esta guerra no se ganaba con armas forjadas por manos , mas bien con «armas intelectuales». La mas fuerte y vieja entre todas era la mas temida, por eso se la oprimía y se le ponía estándares para que la gente no discerniera de ella, entre mitos y leyendas su nombre es cultura.

Esta palabra parece ser una amenaza para algunos, por el miedo que le da la perdida de esclavos mentales sujetos a decisiones externas a ellos, esto es debido a la ignorancia a la cual las personas están obligadas a vivir, atadas a ella como los protagonistas de el mito de la caverna. Noah creía en la etimología de «cultura», osea «la acción de cultivar» y este cultivo tenia que ser guiado por maestros, pero en su barrio a nadie le importaba cultivar su persona y a los demás, mas bien la gente quería todo ya hecho. Esto es lo que lleva las personas a ser «bebes intelectuales» dependientes de una figura que «lo sabe todo».

Durante su discusión sobre guerras ideológicas y reales, la puerta del bar se abrió con una lentitud tal que se asemejaba a las puertas de piedra de las tumbas inexploradas en las películas de aventura, una sombra larga y fina se asomo a lo largo de las mesas del local de Lino, era Leonardo, un joven trabajador apasionado por los motores. Durante su infancia el padre lo solía llevar a las carreras de autos en el autodromo del centro, en su imaginación, inocente y pura, el era un pilota campeón del mundo, llevaba en la sangre el amor para los autos, un amor que convertía su corazón en un motor y su sangre en nafta. Libros y estudio no eran sus mejores amigos, tuvo que amistarse con estos últimos para sacarse el «peso» de tener un papel que atestiguara su finalizar el secundario. Leonardo era conocido por sus ojos esmeralda, entre sus amigos lo llamaban «el joyero» a razón de la predisposición cromática de su íride. En cuanto a su físico, su altura era semejante a la de Noah, sus rasgos eran simples pero sabia conquistar las miradas de las chicas del barrio, no necesitaba mas que de sus ojos. Puede que sea pariente lejano de Medusa, ya que se había hecho esa nomina por dejar petrificadas a las jóvenes por el color de sus joyas. Noah confiaba mucho en el, en cuanto le cuestionaran por «Leo», respondía siempre que ambos eran casi iguales, por eso lo respetaba y apreciaba mucho.

-Disculpen el retraso, tuve que arreglar unos problemas mecánicos del auto de mi padre, me llevo mas de lo que esperaba, pero saben… ¿si no lo ayudo yo,quien lo va hacer? Le debo mucho al gringo ese y…

– …Y es tu padre, no te preocupes, Javi y yo nos estábamos cambiando un par de balas simbólicas, al decir esto lo miraba a los ojos con aire de desafió,

¿tu sabes a lo que me refiero no? Sigue creyendo en la fabula de la paz, si Lewis Carroll estuviese con vida haría una republiaciòn de su libro y lo llamaría «Javi en el país de la Paz»

-Por lo menos yo tendría un libro que habla de mi, ¿Alguien habla de vos Noah?

-Dejen de pelear por ideas, mas bien ¿por que no se pelean por quien me comprara un colorada bien fría? Estoy cansado de mi trabajo y de escucharlos cada vez a ustedes pelear, si hubiesen aclarado desde el primer día que eran así, ¡Lo hubiera pensado dos veces en aceptarle aquel día esa cerveza!

En el historial de su amistad, el día que se conocieron los tres estaba titulado como un «encuentro entre diplomáticos».

Javier y Noah aquel día estaban sentados en las mesas de afuera, que daban a la calle Esperanza, disfrutando del fresco de las noches de Enero, el año acababa de ver su fin pero sus discusiones estaban en pleno desarrollo. La discusión al orden del día era si apoyaban o no la pena de muerte, como siempre ambos eran noche y día y cada uno exponía sus mejores argumentos como si fueran dos oradores en el medio de una batalla intelectual, hecho que de por si es tan raro como ver personas llegar a los ápices de las jerarquías sin manchas de corrupción, en el medio de las balas de oraciones, pre-armadas y copiadas de algún filosofo estudiado en el secundario, un auto se estacionaba frente de ellos, era Leonardo y antes de que pudiera abrir la puerta del bar, Noah sentencio:

– Tu, ojos verdes, acercate tengo algo para ofrecerte. ¿Como te llamas?

-Mi nombre es Leonardo, ¿el de ustedes dos?

– Te presento mi amigo y enemigo en ideales Javier

– Gracias por tu presentación, un placer conocerte Leonardo, el simpático a mi lado es Noah, me disculpo por su carácter, de acá a poco me entenderás.

-Parece que estas cansado Leo, te ofrezco un trato, simple y claro, sin letras chicas. Como veras estoy en medio de un debate con Javi, me gustaría saber tu opinión, ya que debatimos siempre entre dos una «voz afuera del coro» nos vendría bien para terminar este asunto.

-No les prometo saber sobre el argumento, se mucho de motores pero sobre el resto…

-No te preocupes te ofrezco una cerveza con tal de saber tu opinión más sincera.

El argumento en cuestión es sobre la pena capital, la muerte por haber cometido un crimen…¿que dirías al respecto?

-Mmm…¿Imagino que hablan de la decisión tomada por el juez Paladio, se decidió por esa condena con respecto a la masacre cometida por aquel joven en su mansión verdad?

-¡Exacto! Es el caso del joven que descuartizo su familia ayer a la madrugada

– Miren…no soy ni un juez ni Dios, obvio no puedo imaginarme el sufrimiento de los parientes de aquellas personas, pero no lo condenaría a tal cosa, quizás haya una motivación con respecto a un acto tan cruento ¿No?

-Viste Noah, no soy el único a pensarla así, hay que darle una oportunidad, hasta la persona mas violenta tiene un pasado que tal vez lo haya llevado a cometer diferentes decisiones, que para nosotros son «impensables».

-Quizás sea como ustedes dos dicen…¡Lino una cerveza para este joven salvador de vidas!

Noah no era de cambiar opinión fácilmente, era un conservador puro de sus ideales pero a veces sabia reconoces sus errores y este era uno de ellos.

Arrebatar vidas es un juego peligroso, un placer a las cuales los humanos se han acostumbrado, un vicio y una costumbre que es dictada por leyes que en su origen fueron pensadas para proteger a los sujetos mientras ahora cada uno interpreta a su favor estas ultimas, dictando sentencias sobre las cabezas de extraños, ignorando su vida y sus creencias. No hay que aceptar actos violentos, pero tampoco hay que responder con la misma moneda, nunca ha surgido paz como consecuencia a respuestas opresivas, la causa de todo esto tiene un nombre bien especifico, amigo de infancia de muchos, su apodo es «orgullo».

El hombre se ha acostumbrado a vestirse a diario con este y a esconderse en el mismo, es como un refugio atómico, crea la ilusión de estar a salvo cuando irónicamente no hace mas que crear sujetos convencidos de poder imponerse sobre cualquier persona, cuando por su desgracia un pequeño pedazo de plomo a una velocidad considerable puede impactar en su pared frontal y apagar cualquier luz de esperanza creada por la ilusión del orgullo y por las guerras que este ultimo desencadena por no saber pedir perdón.

-Tenes razón siempre estamos debatiendo con Javi, ¿la luz y la oscuridad son así no? luchan desde los orígenes del tiempo pero el concepto de uno no existiría sin el del otro y así somos los dos. Noah era un buen defensor de sus ideales y Javier no se quedaba atrás y por esto cualquier persona del bar se les acercaba para «aprender algo nuevo», eran dos filósofos en la ágora poniendo en la mesa sus mejores cartas intelectuales y los demás parecían estudiantes tomando apuntes sobre la vida.

-Hablan mucho de política ustedes dos, pero ¿que sabrían decirme sobre las mujeres y el amor? Supongo que han estado de novio alguna vez. Leonardo de vez en cuando le gustaba desviar los argumentos tan «serios» de aquellos dos y entonces optaba por temáticas mas comunes o mejor dicho del día a día.

– He tenido uno que otro romance, pero nada serio o nada por la cual hoy lleve un anillo al dedo o mi corazón este preocupado. En efecto Noah no era un experto en el amor, se había «enamorado» un par de veces pero eran aquellos amores puberales que duran cuanto la existencia de una mariposa. Después de tantas desilusiones, como un niño que a medida que su capacidad intelectiva comprende las mentiras y logras reproducirlas, decidió tomar un descanso de esa bebida embriagante, que inhibe cualquier Lord Orgullo residente en nuestro cuerpo, llamada «amor» y dedicarse a los estudios.

-No me considero «enamorado». pero suelo hablar con una chica que conocí en un encuentro de jóvenes propuesto por la iglesia que queda a unas 3 cuadras de mi casa, es hermosa pero por el momento somos amigos. Javier era un joven tan simple y educado que no solía mal interpretar o captar indirectas proporcionadas por el otro sexo, mas bien tomaba los avances de las jóvenes como un acto de cortesía hacia su persona.

-Espero no les moleste y si les molesta es asunto de ustedes, pero tengo que irme a mi casa, mi mama me prometió cocinarme una lasaña, dice que en su momento la mama de Lino le supo pasar la receta, espero que este buena y le haga honor a los italianos. Noah a pesar de no ser un Italiano, tenia una preferencia hacia la cocina Mediterránea tal vez influenciado por las opciones que proponía Lino en su bar.

No era muy tarde cuando los ojos de Noah tuvieron que sustituir la luz artificial con la que le ofrecía el atardecer, el aire ya se había puesto más fresco y tal vez hubiera sido mejor ir afuera a debatir, pero en ese instante era lo que menos importaba. Las estrellas, los dioses y los caminos de la vida habían confabulado para que dos salmones se encontraran en medio del rio del barrio, cerca de aquella roca que era la cabina telefónica.

Noah al salir del bar tuvo que subir por la calle esperanza y pasar al lado de la cabina telefónica, adentro de este sitio prehistórico, como una arqueóloga, se encontraba una chica que por lo que dejaba entrever el vidrio de la cabina no era de seguro una pariente de los gigantes de la isla Sardegna, pero a pesar de sus diminutas dimensiones físicas lo que había adentro de ella era del tamaño de las tumbas de los faraones, es decir, a pesar de que la puerta parezca pequeña atrás de ella se escondía un tesoro inmenso, unas riquezas que no habían sido compartidas con nadie. Al pasar Noah sintió la voz de un yo interior, el consejo de un Dios, un claro y simple «date vuelta», inconsciente de lo que iba a ocurrir en su vida decidió escuchar aquel consejo, al cumplir dicha acción sus ojos descubrieron un diamante, mas grande del que proponía Fitzgerald con la excepción de que esta vez el protagonista iba a quedarse con esta piedra, una mujer por la cual habría llevado a cabo el viaje de Dante, una nueva inquilina de su alma. La gente suele decir «te tengo en mi corazón siempre», Noah no creía en eso, el corazón es un órgano destinado a ser victima del tiempo y del daño físico. El alma de un romántico es eterna, un lugar donde solo el tiene la llave y para entrar no se pasa por los ojos o por algún concepto de belleza, sino por las experiencias que se construyen junto al otro, el aceptar tanto las cualidades positivas cuanto aún más las negativas y cambiarlas en algo mejor. Un diamante no se encuentra en su naturaleza ya pulido, privo de imperfecciones y listo para su uso, por lo contrario tiene que pasar por procesos, cortes y este diamante había pasado solo por cortes.

Quizás Noah seria aquel joyero que se habría encargado de el , de aquellos procesos que iban a limpiar esos cortes y convertirlos en las diferentes caras de un diamante perfecto y listo para ser expuesto a un publico, a la vida. Este joven no sabia que la puerta de su alma había hecho lugar para una cerradura y una llave, un objeto que nunca fue donado a ninguna mujer y al cruzar la mirada con esta chica parecía que hubiera tenido el privilegio de poder ver su futuro, cambiar su rol de humano perecedero y ser un Dios, lo podía ver todo, pero solo al reflejarse en sus ojos. Esa mirada era la representación del choque de dos planetas que atraídos por la gravedad del otro acababan de crear algo nuevo, un Big Bang romántico, origen de un sentimiento nuevo.

-«¿Que hago? ¿me acerco?», estas y otras preguntas se acercaban a sus pensamientos, ¿seria maleducado interrumpir su llamada? Obvio, opto por hacer la cola, fingió tener que llamar alguien, su mama tal vez hubiera sido una buena excusa, decidió eso por si lograba crear una conversación con ella. Esperó que la arqueóloga termine su trabajo para poder intentar hablarle, al salir de la cabina sus ojos se cruzaron de vuelta.

-¿Sigue funcionando ese dinosaurio? Fue lo primero que se le ocurrió al verla, su voz no era tan firme como durante sus debates, seguramente Javier y Leonardo se iban a reír al verlo así.

-¿Dinosaurio? lo miró sin entender a que aludía, pero mientras buscaba entender lo que decía encontró un momento para observarlo con mayor atención, enrojeció.

-El teléfono, lo apunto con su mano derecha, lo llamamos así con mis amigos ya que es raro ver cabinas ahora que todo es inalámbrico.

– Ah… entiendo, ¡menos mal que no muerde entonces! Se le escapo una risa suave mientras lo miraba atentamente esperando que se riera el también.

– No te preocupes llevo siempre conmigo la espada aniquiladora de dinosaurios telefónicos, nunca permitiría que te dañe. A raíz de eso, la sangre llego a su meta, los cachetes enrojecieron rápidamente y se le escapo un sonrisa.

Al escuchar eso la chica se transformo en un tomate, la sangre le jugó en contra también a ella, no pudo mas que pagarle esa sonrisa con otra y agachar su cabeza para que no se notara el efecto que tuvo en ella.

Dos nubes se habían encontrado en el cielo, cada una cargada de agua de diferentes lugares. todavía inconscientes de las consecuencias de esa colisión.

Parecían ser compatibles, por un momento olvidaron sus compromisos, sus problemas, los cortes, eran solo ellos dos, algo había ocurrido.

Los ojos de ella eran la tierra prometida de Israel y la sonrisa de el era la cura del alma que psicoanalistas afirmados todavía no habían encontrado, tal vez las gotas que hubieran llegado mucho mas tarde iban a tener ambos rasgos o eso es lo que esperaban.

-¿Como te llamas? Noah por un momento sintió el temor de que sin esa información no podía darle un titulo a la obra de arte frente de sus ojos y por ende se apresuro para obtener dicho dato.

-Emma… y tu? su voz temblaba, este era todavía el efecto que le había causado su sonrisa, nunca había sentido algo parecido por alguien, su curiosidad le permitió conocer más de el, sentar las bases por lo que iba a dejar de ser un viaje solitario y convertirse en una aventura juntos.

-Noah…-midió sus palabras porque sabia que de ellas dependían el éxito de un segundo encuentro-es un placer haberte salvado de ese dinosaurio espero que sepas reconocer un caballero.

-¿Tu serias uno?- sonrió de vuelta- por lo que veo si pareces a uno de ellos, pero no puedo darte ese titulo con haber visto tan poco.

– Entonces espero que me des la ocasión de demostrártelo. Esa fue la frase mas rápida que se le había ocurrido, la disparo de su boca como un misil que ya sabia cual era su blanco, en concreto poder obtener una cita con ella y poder disfrutar de su paisaje y de todas las riquezas que escondía.

-¿A caso me estas pidiendo una cita? Emma se puso roja de vuelta pero al mismo tiempo quiso aparentar como si lo estuviera desafiando y logro en el intento.

-Podes llamarla de miles formas, lo que me gustaría es poder tener otro boleto para asistir a este espectáculo. Noah siempre fue dulce y romántico , esto jugaba a su favor porque sabia ser duro y al mismo tiempo sabia como expresar poéticamente sus deseos.

-Admito que de caballero seguramente tenes el coraje, porque no me conoces y tuviste la valentía de hablarme y hasta decirme cosas dulces, que de por cierto aprecio, pero esto no sera suficiente.

-Con que lo aprecies estoy mas que satisfecho. Así era , por primera vez Noah sentía la necesidad de proteger algo, esta nueva tierra, aquel que nunca se enamoro parecía tener los primeros síntomas, su alma era un alboroto y este sentimiento era compartido por ambos.

Dos salmones de dos sitos diferentes se habían encontrado en un nuevo rio, suyo e intimo, juntos habían decidido enfrentar nuevas cascadas y osos. Dos paralelas se convirtieron en una recta única, causada por el cruce de la vida, donde muchos chocan pero ellos decidieron seguirse y descubrir nuevas aguas juntos.

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