La jauría

Los gruñidos se escucharon en el pequeño espacio de su estómago vacío, pegado a las costillas del magro cuerpo. Para calmar la rebeldía de la jauría, el niño no lo pensó más…hurtó el pan.

El mundo al revés

La lucha titánica se extendió por varias horas y al final el pescador pudo contemplar el brillo cegador de una estrella. Fue entonces que comprendió que, por una suerte de sortilegio, todo estaba al revés.

Las palmas son más altas…

El cerdito preguntó a la madre con escepticismo si era posible algún día comer de la deliciosa fruta de la palma y ella respondió: solo hay que esperar.

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