Qué habrá después de las nubes?:

Donde las divisiones brotan en la fértil tierra de la iniquidad.

Cuan cercanos, cuan lejanos estamos de aquella parte de nosotros mismos que reside el corazón de los demás.

Cuan ignorantes nos mantenemos de la sutil realidad fractal de la vida.

Tantas palabras se han requerido para unir nuestros mundos internos, cual puentes colgantes pendientes de los arcoiris de nuestra imaginación.

Cuantas palabras repletas de afecto, amor, sabiduría o de ira e impotencia se necesitan para aprender una lección. Más un solo muro cimentado en el miedo, odio o prejuicio son suficientes para derrumbar el delicado, sutil y grácil castillo del afecto, la confianza, el amor y la amistad.

Qué profunda ceguera afecta los ojos del espíritu. Insondables miedos inundan la mente del hombre con el utópico sueño de la abundancia adornada de brillantes monedas.

Lejos ha quedado la vista posada en el cielo, enlazando trazos de esperanza con luminosas ideas nacidas del valle fértil de la inocencia.

Ya no veo hombres con ojos de niño, repletos de ideas y sueños. ¿En que lugar te olvidaste de ti mismo?; ¿en qué lugar del camino olvidaste tus conversaciones contigo mismo y a tus amigos imaginarios?.

De aquello sólo quedan reminiscencias, pequeñas hilachas de inocencia pasan como estrellas fugaces en el inmenso paño de tus dependencias e inseguridades.

¿Acaso no quisieras ver todo con la inocente y juguetona óptica de un niño?; ¿acaso temes derrumbar el muro de aquellas artificiales e inseguras seguridades que una sociedad neurótica y enferma plantó en tu memoria?.

No temas despertar, volver a correr, saltar y jugar!!!

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