Era un fuego de leña buena, duradera, resistente y aromática.

Fuego de ese que encandila, que calienta, que acompaña y que quema, a veces quema.

Desde que fui proyecto ese fuego me esperaba, me esperaba para calentar el alma, para hacerme sentir en casa donde fuera que estuviéramos y para quemarme si lo necesitaba para reaccionar.

Que difícil es aceptar que el fuego a veces se apaga antes de lo que quisiéramos, antes de que el frío desaparezca. Y ahí quedas vos, con algún abrazo que intenta calentar pero vacía, helada, desarropada; sabiendo que no podías pedirle más porque lo había dado todo, con que fuerza y amor!!!!

Así que, a pesar del frío, solo puedo agradecer. Agradecer las marcas, el aroma, la brasa y todo el calor. Calor que me moldeó, me arropó y que siempre, siempre, siempre me va a seguir calentando el alma.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS