«Agustito»
No conocemos su nombre real, él nunca quiso mencionarlo, pero si conocemos su apodo: «Agustito», digamos que es un diminutivo del nombre Augusto, pero lo cierto es que esta no es su verdadera identidad, o al menos él así lo afirma.
Cuentan sus más allegados que fue apodado de tal manera por un parecido que tiene a un capataz de construcción, de una empresa conocida en la cual nuestro personaje trabajó algunos años, en donde su vida, según él, comenzó a tomar un sentido firme, orientado, seguro. En el esplendor de su gloria declaró en los medios públicos: «Todo se lo debo a mi apodo».
Pasó su juventud desapercibido, seleccionaba a sus amigos por sus virtudes más que por sus apariencias. Se consideraba inteligente, su espejo le decía que era bonito, creía tener la agilidad y destreza de un atleta. Pero esto eran ilusiones que creaba en su mente para no desmotivarse, en el fondo sabia o creía que era un inútil, estaba constantemente en una guerra externa e interna consigo mismo, hasta que llegó ese día, ese día que un hombre de unos 60 años, con pansa de «macho alfa» le dijo -Agustito!!………[continuara]
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