is Como el tibio y dulce lamento de un trovador las caricias del desaliento nos llegan desde todos los puntos moviéndonos desde las mismas raíces con las cuales nos aferramos a esta vida.
Regando con sangre el grito desolado de los que marcharon un día por un ideal cuasi muerto hoy.
Y sus lágrimas aun caen en nuestras caras de cobardía absoluta de rebeldía apagada por el conformismo barato.
Como presagio en el firmamento las letras de sus proezas nos incomodan como piedra en el zapato nos molesta y nos daña nuestro andar aburrido y tedioso lleno de estupideces.
A siegas y en la oscuridad lamiendo nuestras heridas hechas con el filo del cuchillo de la cobardía.
Cobarde eres cobarde somos y vemos como el tiempo se nos escapa y tan solo eso asemos ver solo ver

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