UNA MALA PESCA

Llegamos a vivir en un lindo pueblito, pueblo de recreo para pasar lindas vacaciones, tenía un riachuelo cercano muy bonito lleno de peces de todo tipo; estaba de vacaciones, vamos a pescar le dije a mi familia, Pedro también estuvo allí, mi concuñado, también vivía al lado nuestro; sacamos una red, y bajamos al rio muy felices; estaba mi esposa, Pedro, y yo; mis hijas se habían quedado jugando en la casa. Metimos la red con mucho cuidado para no espantar los peces, bajamos con la red rio abajo, nos dejamos llevar por la corriente, salimos rio abajo, solo habíamos atrapado como una docena de peces de buen tamaño, está buena la pesca, está buena la diversión; y nos regresamos a casa camino arriba, pasamos por la carretera y Gilbert estaba bajando su carro empujando, se le había malogrado; le dimos paso, y él se puso a empujar su carro de por la parte de atrás; jeje gracias por bajarte del carro para darnos paso, le dijo Pedro, no jeje está malogrado, respondió Gilbert, mi esposita casi resbala al pasar; llegamos a casa a freír los ricos pescaditos.

A la mañana siguiente, el vecino va air a pescar, pero él pesca con trampa o pone barbasco al agua, o pone dinamita en los posos; y la policía no le dice nada, bajé tras él enojado, había salido a pescar con todos sus hijos varones, tres hijos varones tenía, ya jóvenes los muchachos; llegué cuando una abuelita estaba sacando la dinamita del pozo, uno de sus hijos le reprendió a la abuelita y le obligó a meter más adentro la dinamita ya encendida, después que lo soltó al rato la dinamita explotó; la explosión se escuchó hasta muy lejos, subí la montaña para que no me echaran la culpa pues había quedado solo, todos habían bajado el rio, y me di la vuelta por unos peñascos; increíble el agua del rio se había enfurecido, como si fuera el agua del mar daba grandes olas que alcanzaba el peñasco por donde estaba bajando; varios vecinos al oír la explosión también bajaron al rio a recoger los peces moribundos.

Llegué primero al pozo donde había sido la explosión, tras mi llegaron otros vecinos, recogí los peces grandes, increíble había jureles grandes y recogí, también había patos que estaban moribundos la explosión los había alcanzado, patos blancos y grises, también recogí algunos patos blancos, recogí solo tres jureles grandes y tres patos blancos, y los llevé a casa, y rápidamente bajé otra vez al rio ya sin nada solo con mi ropa de baño para ver lo sucedido, bajé por el rio nadando, llegué donde la gente se había reunido para protestar por dicha pesca, salí del agua y bajé la cuesta, curiosamente el rio no pasaba por su cauce sino que se había hecho como un canal por enfrente de la montaña; y bajé había un tronco seco quemado, pasé con cuidado para no ensuciar mi bóxer blanco que llevaba puesto, al pasar no me di cuenta y manche mi trasero con brea que había en unas rocas pasando el tronco seco quemado; y me reí me estaban viendo mi gente mi concuñado, ya me hice, dije riéndome, qué te hiciste, dijo mi concuñado, la po, jeje, mentira es brea.

Llegué donde estaban, mi esposa, Pedro, y la gente del pueblo; me recibieron aplaudiéndome como si yo fuera el testigo o el acusador del vecino que había hecho la explosión, bueno, bueno, yo no tengo nada que ver en este asunto, y siguieron aplaudiéndome, no, tu eres testigo principal en este asunto; y la policía ya se fue a arrestar al responsable, le espera muchos años de cárcel, bueno, bueno, pero conste que yo no lo acusé. Mi esposita con miedo quería recoger algunos plátanos que había en aquel lugar, y yo sin miedo arranqué algunos plátanos porque era el rey del día que había salvado a un pueblo que estaba harto de las explosiones en la pesca; también cogí algunos racimos de uva y nos lo íbamos comiendo; me trajeron regalos, el mas hermoso regalo fue cien matas de uva que ya estaban retoñando, es de esta calidad, pinto y muy dulce y me lo dieron a probar, ahora dónde lo voy a sembrar no tengo terreno, bueno lo sembraré alrededor de mi casa; yo le di una uva en la boca de mi esposa y le di un largo y apasionado beso. ¡Dios les bendiga!