Guardarte luto, como si hubieras muerto

como si te hubiera exiliado de mi tierra fértil, como si te hubiera emancipado de mi cerebelo, como si en realidad hubiera cometido genocidio contra el recuerdo de tus besos, sería un acto hipócrita del intelecto.

Es por eso es que decido escribirte estos versos, que explotan como sangre de mis venas que se exprimen de dolor por haberte perdido.

Decirte que te quise, y que se que me quisiste, para que entiendas que me voy adolorido, que me voy como mendigo, sin nada más que la mugre de los recuerdos de haberte tenido.

Que sepas del pesar dictatorial que conquistó mi corazón, por no poder resolver el laberinto que con creencias erigimos como abismo entre nosotros.

Que leas, aunque no entiendas, que la mano de nuestras diferencias aprieta mi garganta y me deja mudo y medio moribundo, atolondrado como gaviota que vuela cerca del retumbar de las campanas, sin ideas, sin respuestas, sin ventanas por dónde volar.

Desplumado como pavo en sacrificio, cansado como peregrino de la virgen, pero con la fe de un perro muerto, sabiendo que inútiles quedaron mis brazos y mis labios secos como macetas olvidadas, carcomidos por una ausencia como la muerte misma, eterna y sin remedio.

– Pablo López Navarro.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS