mi añorante proceder por sucumbir no asegura el adiós a mi presencia…

¿Es quizá más aceptable deplorar su frívolo beso
ya que no comprendo la forma en que debe vivir esta insípida criatura en tan decadente sociedad,
tan rebosante, procurando
ocultar esta nada que nos sintetiza?

Quizá para mi, si…
Sin embargo, el anhelo por lo divino me impide el paso siguiente.

¿Qué tanto le ven a la vida? ¿Cuál es su encanto? ¿Cuál su valor?
¿Qué tanto ven en la existencia sujeta a complacencia de terceros?
¿Vale vivir para sobrevivir?

Sólo unos cuantos nacen viviendo,
nosotros… Los muchos otros hemos de sobrevivir perpetuamente
mientras el tiempo y cansancio consume nuestros huesos,
cuerpos en desgaste por el común anhelo cada vez más utópico,
al inicio, tan bello… ¡Espejismo infame!
Desvaneciente entre mis pálidos, estancado y adormecidos dedos
mientras languidecen aferrandose a la patética ilusión de un mejor mañana

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