En uno de mis viajes desde Barcelona hasta el pirineo oscense, un chico noruego que quería viajar en Blablacar hasta Rodellar para escalar, me preguntó si le podía llevar a ese pueblo que estaba a 2 horas de mi destino final de ruta. Acepté su propuesta y cómo llegamos muy tarde al camping de Rodellar, acabamos cenando juntos y hablando siempre en inglés ya que este chico escalador no hablaba castellano. El trayecto fue muy interesante hablando con otros compañeros de viaje que iban subiendo y bajando en diferentes puntos del trayecto y aportando sus conversaciones y compañía. Uno de los viajes para recordar y un perfecto compañero de aventuras viajeras y montañeras. Un viaje desde una gran ciudad a un paraíso terrenal, viendo incluso un corzo en la carretera a la vuelta a mí casa, naturaleza pura. Convivencia viajera.
OPINIONES Y COMENTARIOS