Asercate, despacio y en silencio.
De manera que hagas mucho ruido.
Y cuando estés frente a mi, no digas nada.
Deja que tus labios se hundan en el viento.
Asercarte, pero si lo haces, no te alejes.
Que la vida entienda que esta ves no podrá jugar con fuego y rosas.
Que esta ves somos dueños del universo.
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