Aquí y ahora

Aquí y ahora

Shh_2205

08/08/2025

Como ya es normal en mí, tengo mi día de chica y hoy era ese día. Me visto femenina, es decir, uso mi vestido de tela fría negro, manga larga y hasta la rodilla. Me encanta cómo se ve con mis Vans negros para combinar.

Me llevé a hacerme las uñas, tanto de las manos como de los pies. Como siempre, pies en francés, igual que las manos. Me llevé también a comer, aunque estaba indecisa como siempre: ¿lasaña con parmesano y crema de maíz o sombrero volteado con jugo de mandarina en Crepps? Aunque Crepps siempre está lleno…

Después de almorzar, paso por las librerías del centro comercial, y justo al salir de la segunda, me llegó un mensaje: era él, preguntándome qué hacía. Le contesté que esperaba la hora para entrar al cine. Me preguntó qué vería, así que le dije: AÚN ESTOY AQUÍ, a las 3:30 p. m.

Me preguntó si ya tenía la boleta. Le dije que sí. Me pareció muy extraño, porque él no es de pedir fotos… y me pidió una. Al verme de vestido, me dijo lo hermosa que me veía, lo mucho que mis piernas suaves lo traían a él. Solo pude sonreír… y fin de la conversación.

Ya se acercaba la hora, así que me fui a comprar mi ice y mis palomitas mixtas con perro. Es increíble lo rico que sabe la comida del cine. Esas palomitas nunca me quedan como allá, y ni hablar de los perros calientes.

Me acomodé en la sala; me encanta estar arriba, justo en el centro, sin personas atrás ni a los lados. Ya es costumbre ver una película sola, así que me acomodé a disfrutar. A los minutos, entró alguien. Lo noté, pero lo ignoré… hasta que me di cuenta de que cada vez se acercaba más. Solo podía pensar: ¿No pudo escoger otra silla? Se hizo dos sillas antes de la mía. Yo solo subía los ojos y pensaba: Tantos puestos… y tenía que ser a mi lado. Pero bueno, seguí con lo mío.

Pasaron 15 minutos más, ya prácticamente me había acabado la mitad de las palomitas. Durante ese tiempo que ignoré al extraño por estar comiendo, no noté que el olor que traía me hacía acordar al de mi vikingo (su loción). No podía creer que ese olor lo tuviera otra persona.

Trataba de verlo de reojo, pero con gafas y a oscuras… ¿qué iba a ver? Así que volteé, y al hacerlo me dijo:

—Pensé que no te ibas a dar cuenta nunca.

Sí, era él.

Dejé todo lo que tenía y me levanté. Él hizo lo mismo, y nos besamos. Sentirme en sus brazos, sentir sus labios… esa pasión que nos envuelve. Puso su brazo en mi pierna y la subió, apoyando mi cuerpo contra el suyo. Dios, este hombre me vuelve loca. Sentir lo duro que estaba me mojaba aún más. Con su otra mano, sabe que me encanta que me tome del cuello… y lo hace.

Luego de ese largo beso, nos sentamos juntos y me dijo:

—Quiero probarte… aquí y ahora.

Todo me tembló al escucharlo decir eso. Ver sus labios… solo pude tragar saliva. El calor que me dio fue aún mayor que el del beso anterior. Me tomó del cuello y me dijo:

—Pero tengo que comprobar que también deseas que lo haga…

Y me besó de nuevo. Con su otra mano me tocó la pierna, subiendo suavemente por la cara interna de mi muslo. Entre beso y jadeo, mi cuerpo ya estaba más que húmedo. Respondía tan bien a su toque…

Subió un poco más y llegó a mi panty. Mi jadeo se hizo más notorio. Me tocó por encima, y Dios… cuánto deseo a este hombre. Lo que mi cuerpo siente por él es único. Terminó el beso y me dijo:

—Bueno, veo que deseas tanto como yo tenerme aquí y ahora.

Se bajó de la silla y se arrodilló ante mí. Yo, con la cara totalmente roja, no podía creer que eso pudiera estar pasando. Me tomó de las caderas, metiendo sus manos bajo mi vestido. Me bajó un poco de la silla, a lo que mi cuerpo no puso resistencia. Me quitó la panty. En ese recorrido, quedó en mis muslos… los besó, y mi cuerpo sabía perfectamente lo que iba a recibir.

Tanto… que me puse mucho más húmeda, con palpitaciones, deseando que sus labios tocaran esa parte de mí. Me besó y me lamió. Verlo, sentirlo, y en ese lugar donde todo sucedía, era demasiado morboso para mí. Solo pude gemir y tomar su cabeza, queriendo sentirlo más… mucho más.

Cuanto más se movía, más sentía que iba a llegar. Él lo disfrutaba, pero mi cuerpo lo disfrutaba más. Cambió el ritmo y metió un dedo mientras jugaba con mi clítoris con su lengua y labios. Su dedo se movía dentro de mí a un ritmo delicioso. Al estar tan mojada y dispuesta, metió un segundo dedo. Con este, supe que estaba cerca… y efectivamente, llegué.

Me miró y me dijo:

—Todo… todo para mí.

A lo que respondí con un gemido:

—Todo es para ti…

Mi cuerpo me abandonó. Las contracciones internas eran intensas, y él las disfrutaba. Podía verlo en mi cara. Sonrió, se saboreó los dedos mientras se ponía de pie y dijo:

—¡Ese puto sabor!

Al verlo completamente de pie, noté lo duro que estaba. Verlo así hizo que mi boca se hiciera agua. Me acomodé y lo atraje hacia mí, quedando a la altura de su pantalón. Lo toqué, comprobando lo duro que estaba. Lo miré hacia arriba, con mis manos sobre su pantalón, saboreándome. Él lo notó y me preguntó:

—¿La quieres?

—La deseo… toda para mí —respondí.

No sé qué cara vio al tenerme así, pero sí sentí cómo su pene palpitó al escucharme. Me respondió:

—¿Entonces qué esperas?

Le desabroché el jean, bajé el cierre… y vi el tipo de bóxer que me gusta. Eso lo hacía aún más sexy para mí. Al verlo todo, algo dentro de mí se movió. Solo jadeé, y le bajé los bóxers junto con el pantalón. Ya estaba completamente expuesto para mí.

Estaba duro, con sus venas marcadas. Estaba lubricando, deseando estar en mí. Mojé mis labios con su propia lubricación, y lo metí todo en mi boca para humedecerlo por completo. Solo usaba mis labios y lengua. Con todo su pene dentro, me tomó del cabello y empezó a moverse. Puse mis manos sobre sus nalgas. Él quería llegar al fondo de mi boca, y yo quería saborearlo todo.

Empezaron los sonidos de mis arcadas, lo que lo hizo estar a punto de llegar. Su pene palpitaba, lo sentía en mi boca. Sabía que estaba por venirse. Tomó su pene con una mano, mientras yo seguía concentrada en la otra parte. Moví mis labios y lengua por todo él, sintiendo cómo palpitaba y lo caliente que salía.

Escucharlo llegar a su orgasmo fue el cielo para mí. Aproveché para ver su cara, sus ojos cerrados, sus facciones al terminar… un gran premio para mí.

Retiró su pene de mi boca. Yo lo miré desde abajo. Él me miró fijamente y pudo ver que aún tenía parte de él en mi boca. Lo tragué mientras lo miraba a los ojos y, sin quitar el contacto visual, sonreí y le dije:

—¡Qué puto sabor!

Él sonrió también, se vistió, y yo busqué mis pantys, tomé un poco de ice y continué con lo que quedaba de las palomitas… con una sonrisa mientras terminaba la película.

Al salir, fuimos al baño y, al salir al mismo tiempo, llevábamos una sonrisa de satisfacción conjunta. No nos dijimos una sola palabra hasta llegar afuera de mi casa; nos abrazamos y nos despedimos. Camino al apartamento, solo pensaba en lo que este ser humano me hace sentir. Es como si realmente el mundo no existiera alrededor de los dos cuando estamos juntos.

Y es ahí donde me pregunto: ¿y si el tiempo y la realidad no son realmente lo que pensamos, o lo que nos han dicho sobre esto?

El aquí y ahora es lo que nosotros mismos creamos, sin tiempo limitante… o quizás eso es lo que crea la unión de dos seres.

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