Aquella colina

Aquella colina

CLIF

16/09/2022

Transcurría el otoño, este fue el más frío e intenso que senti, y fue en esas tardes lluviosas cuando la conocí, recuerdo aquel nogal frente al camino, solía posarme en sus ramas, aquellas que me adormitaban, con cada susurro y el sonar de sus hojas, solo atinaba a tocar mi pequeño instrumento, una pequeña guitarra, no desafinada, pero que al tocar sus cuerdas, está se mimetizaba con el frío viento invernal, para hacer sentir su agradable melodía, vaya espectáculo cada tarde era un abanico de sonidos, era el umbral para esparcir esos sentimientos capaces de hacer sentir un poco de calidez en tales grises atardeceres.

Fue cuando la ví pasar por primera vez, con su larga cabellera, su piel clara, sus largos brazos, y onduladas pestañas, con unos ojos que poseían un color azul basto como el cielo.

Al verla pasar mi ritmo melódico perdió su vals, pero retome la compostura y al ritmo de una composición, convertido en un bardo, hice sonar una lenta y amena melodía, ello giro su visto, y me observo, su rostro era cálido, ella parecía alguien que nunca había conocido, que iluso, que despistado, ella menciono mi nombre, y quede estupefacto.

Quede en el limbo unos segundos, ella me conocía, pero yo no sabía nada de ella, la curiosidad empezó a invadir mi anonadado corazón, sentía el pulso, ella sonrió, y siguió su camino, en ese momento salte de las ramas del viejo árbol, aspire y nervioso grite: cuál es tu nombre?, Se detuvo instantáneamente, giro lentamente, y calmadamente dió unas palabras: no sabes mi nombre pero yo si se el tuyo!, yo no te lo diré pues tú lo sabes bien, acotó, sonrió y siguió el camino, el sintió algo de calidez, y empezó a observar los botones en las flores, parecían querer explotar, pero fue como si el viento del otoño volvía a dormírlas.

Entonces estuvo decidido con sus melodías cada día haría sentir a esa bella dama que el existía, y se prometió a si mismo recordar su nombre.

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