Aquel burro irrelevante

Aquel burro irrelevante

Cacho Nuts

18/08/2019

En la verga del burro castrado, lo veía; como se ajustaba los botines, alejándose corría. Nada tiene sentido cuando el repaso se hace continuo, el amanecer es irrelevante para el tumbado en la inconsciencia; así el anochecer se declara en independencia, para el burro responsable de la carreta.

Es muy probable que la conciencia se vea envuelta en la más voluminosa indiferencia. Todo se apagará para el burro, con el latido indignado del marcado paso, la impaciencia invadiendo su suburbio y con la añoranza de finalizar pero a la vez recapturar, todo aquello que con anhelo se dispuso, pero en desecho lo dejo sin ningún apuro.

Para el, fue aquel, el momento, el instante, el día, el entierro de una era, de una secuencia malditamente incierta, el sepulcro al desvelo y de una anciana tendencia a la ironía y rugidos a la inversa.

Se desgarró aquel libre albedrío, el burro congelado hasta los intestinos; abarcando hacia el repartidor de sirope, se está volviendo sombrío. La glucosa no aniquilaba a la glutona cuando no existía insulina, la figura cuádruple no se refleja sin lentillas.

El genital colgante se ha cansado de hincharse, el agujero al clímax se ha clausurado al visitante. Reliquia desde concepción, empapada pero inseguro al arte de la acción, deshidratada y sin inaugurar morirá sin dolor.

Te maldigo irrelevante burro al eterno ardor; a la sumergida de la invisibilidad, al encanto de permanecer irregular sin expectativa al recto andar. La tutela nunca me inundó con apreciación, disfrazada con el barril de azúcar, inexistente atrevimiento al subir el telón.

La carreta mencionada y el diluvio de sudor, aún sobaco seco pero cabeza aspirante a tan solo un brincón. Una inmensa extensión el flojo burro enfrenta, intenciones de renegar ya le tientan. Pero esos rieles de tren de alguna manera… a él le llenan.

Alucinógenos de la madrastra tierra, a la hora de el largo recreo, !campana, campana, ya suena! Llanuras esotéricas danzan la clásica e inexplicable macarena, plebeyos transportados por una maquinaría europea, a Trainspotting se asemeja , esa turbulenta, maravillosa, natural escena.

El rosa portaretrato a una preciosa leyenda encierra, valentía hacia el desarrollo de un podrido embrión sin significativas futuras facetas, pacientuda burra porque al impaciente engendraste con ternura.

La incertidumbre no se rinde al trillado cuestionario del indecente burro, su serotonina ha de esparcirse a fuerzas condenado por la rutina. En el repela, la impulsividad por la por siempre tragedia.

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