Aprende a comprender

Aprende a comprender

Angely 001

10/06/2020

Samuel era un adolescente tranquilo y pensante, pero se guiaba mucho de los ejemplos de los demás sin saber si eran éticos o no.

Un día estaba caminando con Jesús, su tío, hacia la casa de Sáhara que era su mama, llevaban unas compras que le avía encargado ella, Jesús y el estaban bebiendo unas gaseosas mientras caminaban hacia la casa con unas bolsas en cada mano.

La calle era tranquila, no se escuchaba casi nada, excepto los pasos de algunas personas y autos a la lejanía, así eran los martes por la tarde en esos alrededores, las casas estaban cuidadas, aunque si te acercabas y mirabas con más detalle había una capa fina de suciedad, pero esto no opacaba los colores vivos que expresaban esas casas.

Sin embargo, estas eran opacadas con unas pequeñas pilas de basura en el piso delante de ellas; como no era un lugar donde pasaban autos, el camión de la basura no pasaba por esa zona y los únicos que lo podían limpiar eran las personas que vivían en el lugar, pero envés de hacerlo, cada día se veía como aumentaba la basura.

Jesús, luego de tomarse las pocas gotas que le quedaban, miro hacia los lados buscando algo, después de unos segundos encogió los hombros haciendo un gesto de “no importa”, y tiro el frasco en una de las pilas cerca de él, Samuel lo miro con duda, Jesús dándose cuenta, le dijo:

-No hay un basurero cerca y, ¿qué más da?, todo esto no es por un fantasma-señalando unas pilas de basura que estaban cerca.

Samuel luego de escuchar a Jesús asintió y encogió los hombros al igual que su tío izo hace unos momentos, y tiro su botella a otra pila de basura cercana.

Este frasco callo de la pila atorándose en un drenaje que estaba al lado se la pila, y se podía ver que otros desperdicios también le habían ocurrido lo mismo. Todo esto sucedió sin que Samuel y Jesús se dieran cuenta.

Unos días más tarde, Samuel estaba en casa de su prima Samanta, que vivía en la misma región a unas casas de distancia de la suya, esta era hija de otro de sus tíos, ellos, sentados en la cama de la habitación de Samanta, estaban viendo el televisor que estaba al frente de la cama.

El televisor era mediano, posado en una mesita de madera clara, y a estos lo separaban un trapo cosido a mano con colores brillantes y bien cuidado; el cuarto era pequeño, pero con todo lo necesario que Samanta necesitara o quería; la cama estaba a la derecha en la parte superior del cuarto al lado de una ventana que mostraba la calle que era azotada por una lluvia torrencial, al otro lado de la cama estaba una mesita de noche, y a su izquierda estaba el escaparate, al frente de este, el escritorio dejando que corriera la puerta, el escritorio, se encontraba a un lado del televisor, el piso era de cerámica color hueso y las paredes de un lila opaco pero dulce a la vista. Con un techo blanco.

En las noticias se veía un reportero empapado por la lluvia, y tratando de luchar para escucharse más que los truenos y las gotas que caían simultáneamente causando un gran ruido, este reportero estaba cubierto de agua hasta las rodillas, el agua dejaba ver de vez en cuando basura.

El reportero decía que, por haber tirado basura, se avían atascado las cañerías y ahora las casas cercanas se estaban inundando.

Cuando la cámara impermeable se sumergió y enfoco la cañería se pudo ver la botella que tiro Samuel y otros desperdicios tapándola.

Samuel dijo para sí: o…lo hubiera pensado mejor… Ahora por mi culpa esas personas perdieron muchas cosas.

Samanta escuchándolo le hizo una mueca que expresaba que no entendía de que hablaba. Samuel se explicó de inmediato. Samanta después de escucharlo bufo pesadamente, y dijo:

-Oye, si la tormenta sigue así, va a llegar hasta tu casa, y luego a la mía. Tenemos que hacer algo.

Samuel se quedó mirando la cañería tapada, y luego de unos segundos de meditar tomo un salto de la cama y dijo, oye, aun no es tarde de limpiar la basura, reunamos a la comunidad y preparémonos para nadar.

Samanta con una expresión de sorpresa al principio, se relajó y sonrió diciendo: -no olvides llamar a mi tío para que también ayude, y oye luego de hacer esto, ¿Qué te parece si hacemos unas papeleras con materiales reciclados para la calle?.

Samuel riéndose dijo: -claro que lo llamare, y tienes una buena idea, los niños les gustara pintarlos y hacer sus propias papeleras.

Samuel y Samanta salieron del cuarto y comenzaron su travesía, está de más decir que todo salió bien y Samuel aprendió a comprender que cada acción tiene una consecuencia y que no siempre se tiene que guiar por los demás.

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