Aniversario de un amor.

Aniversario de un amor.

Hidalgo Lucaiva

20/08/2021

Recorrer con la yema de los dedos el borde de un pocillo de café, mirar hacia el infinito de un pensamiento sin observar nada y sonreír en la añoranza, son típicas reacciones involuntarias del inconsciente cuando el amor te ha sensibilizado el alma.

Tres años no son nada y lo son mucho. En esta vida de hipócritas vivencias amorosas, regalarle tu tiempo a otra persona es de valientes.

Caminar por el abismo de la incertidumbre hasta que das cuenta que es la persona de tu vida, no es una fantasía. Sentir que muy lejos de ser tu alma gemela, se te pega en la piel el perfume de su piel y llevarlo en el pensamiento constante es romanticismo. Que su voz te acaricie los tímpanos con la magia inenarrable de un hermoso despertar, tras otro más y otro, es sana y tierna fidelidad en recíproco enamoramiento.

El verdadero amor es una promesa escrita sin palabras, concebida en la dulzura de un cálido beso y hecha luz entre cómplices miradas. El amor bonito y puro es un regalo que una vez concedido nunca se olvida, nunca va a desaparecer.

Cuando lo encuentras y sólo para aquellos que lo entienden como un presagio “Divino”, la paz interior se te hace aliada, huelgan las preocupaciones y el deseo de estar juntos se vuelve intolerable.

Pero no es nada fácil y como dice el tango … “primero hay que saber sufrir, después amar, después partir y al final andar sin pensamiento”. Si pudieras coadyuvar con el vacío y el dolor de no tenerlo, las lágrimas inundarían tus días y aprenderías a navegar a través de ese río de mentirosa y traicionera melancolía. Simplemente sobrevivirías con el corazón destrozado.

Cuenta la leyenda que ni bien nacemos, nos esconden la “felicidad” en distintos lugares, sitios indescifrables, tan inhóspitos como insólitos y que luego nos pasamos gran parte de la vida tratando de encontrarla. Husmeando a través de las hendiduras de cuanto lugar se nos ocurra, algunos la hallan en la medicina y son extraordinarios profesionales; otros la encuentran en la paz de una pradera y se mudan al campo y están también aquellos que la perciben dentro de sí mismos y viven contentos en la soledad de sus días.

Pero hete aquí que una vez, cansados ya de dar vueltas y como protagonistas de una historia del mes de agosto, después de haber aprendido los dos de ese sabor amargo que significa estar ausentes y que por añadidura juntos somos un todo; pasó algo maravilloso: Un ángel vestido de mariposa se posó sobre tus hombros y te susurró con voz suave que a tu felicidad la habían escondido dentro de mi corazón y lo propio hizo conmigo indicándome que estaba muy dentro de tu ser.

Nos miramos y abrazamos fuertemente, logramos convertir un beso en una eternidad y a partir de entonces tuve la hidalguía de contarte historias de mares turbulentos, hallando cada palabra exacta que consiga mojarte el cuerpo y vos mi amor, me cantaste los poemas más hermosos, encontrando la rima correcta para sensibilizarme los sentimientos.

(Fragmento del libro “La Luz de mi Vida”)

20 de agosto de 2018 – 20 de agosto de 2021

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