De la oscuridad y de ella me refugio yo.
Entre pensamientos y palabras para calmar mi ansiedad.
De la soledad mi mejor amiga.
No existe calma ni alegrías para permanecer, solo un mar de infinitas tormentas y el pequeño bote qué naufraga en ellas se desploma lentamente, mientras su frágil navegante se pregunta cuando podrá descansar.
Como la madera, envuelta en llamas y consumida por ellas; pero de ellas el único calor que podía percibir si alma, pues no había fuego en tan vasto océano y su mejor amiga ya no deseaba acompañarla.
Había permanecido más de lo que esperaba, anhelado más luz de la que recibió, soñado más de lo que pudo descansar y había derramando más lágrimas que lo que pudo sonreír. Sin motivaciones ni esperanza alguna.
Si el infierno o el cielo la deseaban; pues ha de ir a ellos o ellos pueden venir por mí.
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