Muchos días grises acompañaban su dolor.
De niña, vivió una infancia dura que nunca cambió.
Sus muñecas, piedras que en el camino halló,
un cuaderno de sueños que nadie leyó.
Arrancaba las hojas, olvidando su pasión,
sola y triste, escondía su poesía por temor.
Las cargas pesaban más que ella, y las soportó;
pero al ayudar a otros, su vida perdió,
amando a otros sin darse amor.
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