¡El cielo está enternecido!
entre los solares inmensos
donde se cobijan los tiempos
con los retazos del nido
tengo un mar escondido
entre los arenales desiertos
recobrando los cuerpos
sus parajes perdidos
retumba el trueno encendido
desde lo eterno y extenso
pintando azul en el viento
los amores retenidos
tengo un lar de castillos
y un vagar en reverso
para cantar los traviesos
versos llenos de latidos
que pernoctan en baldíos
amores dulces en receso.
¡Ay que ocaso tan divino!
de atardeceres remedos
a los otoños dorados y secos
de tus calores dormidos
tengo dos pausas en trino
con elogios placebos
removiendo momentos
entre la paja y el silo
renuevo las alas y el vicio
de aceitar perfume en tu pelo
de lavanda, lirio y romero
para recoger los cetros caídos
y remendar con finos hilos
dorados del oro perfecto
encajes de luna, nieve de invierno
nacarados y blancos pistilos
que tejen tu nombre y el mío
en alturas de plazos eternos.
¡Ay, anochecer presumido!
entre los estelares momentos
cuando tus brillantes ciegos
se abrieron en mis caminos
tengo tu estrella, mi amor querido
como un collar en mi pecho
frotado con luz de silencio
para revivir su brillo
resuenan su canta los grillos
y le hacen ronda al universo
decretan así el comienzo
de este amor descolorido
en tono sepia, muy sumiso
resguardado en nuestros secretos
lo rescatamos con tropiezos
unos tuyos, otros míos
fue un receso, no fue olvido
encendamos juntos los cerillos…
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