Otra vez tú
Lunes, 30 de septiembre 2024
9:40 PM, un mensaje ha llegado, la pantalla del celular se prende y muestra
*Hola, ¿Cómo estas?, estoy en Yopal, quiero verte.
Curiosa desbloqueo el celular y al revisar WhatsApp es un número desconocido, abro identificador de llamadas y por unos minutos solo veo la pantalla cierro los ojos y vuelvo a mirar, después de confirmar varias veces, no puedo creer que sea él; una triste sonrisa se dibuja en mis labios, mientras que en mi pecho un torbellinos de emociones parecido aún torrencial aguacero desestabiliza mi mundo, mi vida y la seguridad que durante estos 3 años he adquirido. Después de meditarlo por unos segundos respondo
-hola, ¿como estas? En estos momentos me encuentro algo ocupada. ¿Estás de paso?
*No, salí trasladado para la décima Sexta Brigada, Quiero verte!❤️ ¿ En que unidad estas?.
– Estoy de permiso, mi teniente hablamos después, buenas noches.
Sin darme cuánta mis manos sudan, tiemblan y en mi pecho mi corazón late a mil por segundos, cojo el celular y lo apago esperando que mañana solo haya sido una pesadilla y que realmente él nunca apareció de nuevo en mi vida, esa noche no he podido dormir bien una sensación de angustia, miedo, deseo, incertidumbre, algo de curiosidad, anhelo y negación invaden mi pecho y por ende los recuerdos llegan mi mente como si fuera una película fotográfica de cada momento que pase con él.
Son las 6 am y el canto de las aves en la finca me han despertado, después de desayunar, hablar con mi mamá y verificar los trabajos que hay por terminar y el personal que se va a contratar para estas labores me he dispuesto a empacar ya que hoy tengo que presentarme a mi nueva unidad, en el cuarto veo el celular esta apagado y con manos temblorosas lo prendo, en mi mente quiero que haya sido un sueño pero en mi corazón una pizca de esperanza desea que en realidad este el mensaje de él, después de encenderlo aparece un mensaje
*Cuando te desocupes me escribes.
¡Maldición! ¡Ha pasado tanto tiempo!, esperaba que solo se fuera olvidado de mí, ¡No puedes aparecer como si nada!, y sin querer las lágrimas se escapan de mis ojos y caen en la almohada como gotas de agua que huyen del diluvio, después de recobrar de nuevo el sentido me miró al espejo me maquillo y solo me digo a mi misma “ tù puedes”, ¡pero que gran mentira es está! Si después de mi traslado hace 3 años atrás casi pierdo la cordura, me acostumbré tanto a él, que en las noches no podía dormir, cada vez que cerraba mis ojos sus recuerdos invadían mi mente, me sentía tan sola, tan frágil, tan culpable, que por primera vez me sentí derrotada.
Después de media hora manejando he llegado a la guardia, me presento al comandante e informo traslado a tal unidad, el cual me indica a donde dirigirme, ingreso al batallón ese que hace 3 años me dio su despedida, ese que con el paso del tiempo sigue igual, “la guardia, la cpams, el dispensario, la división, el baser y los reclutas realizando aseo, formando y uno que otro castigado”, mi mayor en la unidad me da la bienvenida e informa cual será mi alojamiento. Al día siguiente muy temprano me he levantado lista para empezar de nuevo y con la mejor actitud, salí y después de caminar unos 15 minutos llegue a la unidad, en la sala de guerra se encuentra mi mayor (MY) con el soldado Rico que es el conductor, después de ofrecerme un café y ponernos al día empieza a llegar los demás Oficiales y suboficiales a la reunión. Mi MY (mayor) da la bienvenida a cada uno de los nuevos integrantes de la unidad deseando que trabajemos en pro de la seguridad de los ciudadanos, nos pide que nos presentemos.
• Buenos días Mi Mayor Benavidez, S.S Negro me presento sin novedad mi MY (mayor), 17 años de servicio a la patria.
Y así uno tras otro se presentó cuando ya pensaba que la reunión se acababa mi mayor informa:
• Esperemos un momento acaba de llegar el nuevo TC (capitán), por favor demos la bienvenida al Capitán Rivera.
Una pulsada atravesó mi pecho y para mí dije “tal vez escuché mal, no puede ser él” cuando giro la mirada a la puerta, me quede sin respiración, hay estaba, como siempre alto, musculoso, de mirada coqueta, cautivador y ese maldito uniforme que le quedaba al cuerpo lo hacía ver más seductor de lo que recordaba, en esos momentos sentí que el aire me faltaba, supongo que mi rostro estaba pálido y mis ojos mostraban asombro. Él ingreso y al levantar la mirada está se posó directamente en mi, su rostro mostraba perplejidad y en la comisura de sus labios una leve sonrisa se dibujó eso fue en cuestión de segundo por que él seguía saludando y presentándose sin ninguna novedad; de manera cortes se dirige a cada uno de los presente y saludo de mano cuando seguía mi turno de estrechar su mano “esa misma que recorrió mi cuerpo, me sujeto en la pared de la cual muchas veces quede sin aliento e hizo temblar” por un momento dude pero una firme confianza emigró de mi ser, nos saludamos como dos extraños de esos que jamás se han visto, sin vínculo, sin emociones y sobre todo sin un pasado. Después de la reunión mi MY (mayor) asigno a cada uno a la respectiva oficina, a él le asignaron la unidad de inteligencia y contrainteligencia mientras que a mí S4 “transporte y alimentación de la unidad” las dos oficinas se encuentran ubicadas en el mismo bloque y por ende trabajamos los dos solos.
Han pasado ya dos semanas de la llegada a esta unidad, tiempo en que rara vez nos vemos nuestros compromisos y responsabilidades ocupan el mayor tiempo del día y en las noches las reuniones de inteligencia abarcan el tiempo restante. Hoy de repente se escucha un fuerte golpe en la puerta, unos pasos se dirigen a su oficina y desde aquí una voz:
• Sargento Negro por favor puede venir a mi oficina.
Rápidamente guardo la información se estaba digitalizado y me dirijo a su oficina, abro la puerta
– ¿Qué ordena mi Capitán?
• Siga, tome asiento por favor mi Sargento. ¡Como se ha dado de cuenta estos días han sido verdaderamente estresantes!, hoy quiero pedirte un favor.
– ¿Que ordena mi Capitán?
• Haz me un masaje de esos que siempre me hacías.
– 🫢
Y en ese mismo instante se quitó la guerrera, el buzo táctico y quedó completamente desnudo, (¡sin dejarme reaccionar!) y de manera casual me entrega un aceite para masajes “yo simplemente aún estoy atónita sin poderlo creer”, aún que mecánicamente lo recibí, cuando deslicé la mano para coger el aceite él halo del brazo y caí sentada en sus piernas, tan cerca de él que sentía su respiración, su aliento, su aroma ese narcótico que muchas veces hizo perder los sentidos. En su rostro una sonrisa coqueta se dibujó mientras su mano puesta en mi espalda me apretaba más hacia el, tan cerca tan estrechos que podía perderme en aquellos abdominales tan marcados, en sus abundantes vellos que provenían de su pecho por un momento me perdí en su brazos pero de manera inmediata me levanté, recobre la compostura solo para quedar admirando aquel hermoso panorama, y recordando cuántas veces este hombre fue mío pérdida en mis pensamientos una voz se escuchó
• ¡Mi sargento le gusta lo que ve!
Y una sonrisa nerviosa apareció en mis labios mientras aclaraba mi voz para responder
– No mal intérprete mi capitán, por favor voltee la silla para hacerle el masaje.
Ya con el aceite en mis manos empecé masajear sus hombros, espalda y brazos, aunque se sentían muy tensos los músculos poco a poco se fueron relajando; cuando masajeaba su cuello y cabeza èl intentaba no quedarse dormido, por último solo me quedaba su pecho él estando recostado en la silla mientras yo desde la parte de atrás con mis manos recorría desde su pecho, abdomen y parte de su pelvis de forma repetitiva en esos momentos no sabría decirle si el aceite era caliente, el ambiente era ambiguo o la situación estaba poniendo ardiente pero mis manos sudaban y era evidente que me estaba sintiendo nerviosa y un fugaz pensamiento paso por mi mente ¡Que pasa si bajo un poco más! Y en esos momentos me pegue a la silla y baje suavemente mi mano hasta que me permitía el pantalón mientras con mi boca jugaba con su oreja mis manos iban quitando uno a uno los botones, cuando ya podía ingresar mi mano este me la detuvo se giró y mis labios se rozaron con los suyos solo para susurrar ¡No, por que no podré controlarme! Se paró se puso de nuevo el buzo y dejó colgada la guerrera en su oficina y salió; mientras yo me quedé hay sonrojada e incómoda por aquella situación. Ya entrada la noche suena una llamada y al contestar es él “hoy está de línea”
• ¡No quiero que mal intérpretes!,¡ no es que no me gustes al contrario, tengo tantas ganas de hacerte mía, besar cada parte de tu ser, sentir como te mojas! De solo rozar tus labios me pone mal; pero creería que no es el momento ni el lugar.
La llamada se cuelga y yo sigo durmiendo, los siguientes días una que otra vez nos vemos he ido a su oficina por asuntos de trabajo y de igual manera el; la situación de seguridad está muy complicada y los trabajos de inteligencia se han duplicado, después de unos meses muy tensos en los cuales hemos dormido muy poco al fin se ha normalizado. Como incentivo mi mayor (MY) organizo un almuerzo para toda la unidad este fin de semana, en unas de las reuniones que habitualmente se hacen se llegó al acuerdo que se va hacer novilla asada, se nombró al personal encargado y sus funciones y por último el personal administrativo estará de civil.
Está semana ha pasado de prisa y el día del evento ha llegado, toda marcha según el orden del día; la novilla está en la hoguera desde temprano y se ve un carne dorada y jugosa, los soldados encargados de la comida (papá y yuca) ya tienen puestas las ollas, el guacamole tiene un aspecto muy apetitoso, mientras los de logística han acomodado las mesas con manteles en dos hileras. Hoy he querido usar un vestido rojo con unas sandalias color palo rosa y una trenza en el cabello con un maquillaje suave, al llegar a la unidad muchos por no decir la mayoría me quedan viendo ¡se que me veo diferente de civil, pero no es para tanto! Mientras camino hacia la hoguera alguien desde atrás dice:
• Me permite acompañarla mi sargento, está usted hoy más hermosa que nunca.
Al girar veo a mi sargento Amaya que con esa sonrisa cautivadora me brinda su mano para bajar los escalones. Un poco tímida y apenada tomo su mano y como si fuera un caballero de esos que escoltan a la princesa me acompaña llevándome a dar un recorrido por el lugar
• Muchas gracias mi sargento es usted todo un caballero
– Nada que no se merezca mi señorita.
Ante aquel comentario mi rostro se sonrojo y baje la mirada ya que no podía sostenerla ante aquellos ojos claros de mirada armoniosa y tierna, ¡mis ojitos lindos! Dije pero en ese instante reaccionó y me preguntó a mi misma lo dije o lo pensé y mientras me disculpaba ante aquel comentario sentí una mirada puesta en mí al ver hacia las mesas hay está él traía Jeans, buzo rojo con rayas grises y zapatos de ve muy diferente que con el camuflado; su mirada era de molestia e incomodidad mientras S.S Amaya me acompañaba para sentarnos en la mesa él no quitaba su mirada en mí; al sentarnos mi sargento Amaya queda al frente mío mientras que mi capitán está a mi lado ¡Dios, que hecho para tener esta suerte tan mala! ¡Esto parece una telenovela en un triángulo amoroso! Cada uno me ofrece algo diferente parecen que compitieran por un premio, ya durante el almuerzo los temas se centran principalmente en los resultados que se han obtenido y los objetivos por mejorar, estando en esta conversación de repente siento que una mano levanta mi vestido y acaricia mi muslo y al ver de reojo hay está él muy serio hablando como superar este mes los resultados anteriores y agradeciendo a cada uno de los integrantes por sus esfuerzos mientras su mano sigue acariciando mi pierna cada vez más hacia mis nalgas de inmediato me levando y me disculpó ¡Que pena caballeros, vuelvo en un momento! Al salir él se levanta para ceder mi paso y al oído me susurra ¡Quiere que te acompañe!; estando en el tocador de improvisto una mano agarra mi cintura y me gira para quedar frente a frente y con cada paso que él da yo retrocedo uno hasta el punto de chocar mi espalda contra la pared, su mano acaricia mi cabello mientras sus ojos se encuentran perdidos en mí
• ¿Se le ofrece algo mi capitán?
– ¡Por que huyes de mí, mi sargento!, ¿acaso teme que pueda hacerte algo?
• Para nada mi capitán.
Su rostro cada vez más se acerca al punto de sentir su respiración en mi cuello, al querer huir del lugar él me coge las muñecas e inmoviliza contra la pared con sus manos acaricia mi rostro, mis labios y cuando su mano baja al cuello me aprieta no fuerte algo suave para posteriormente sus labios acarician mi cuello y cuando él quiere besarme alguien golpea la puerta y pregunta – mi sargento
– ¿se encuentra usted bien?
Y él enojado golpea la pared
– ¿Qué hace este && sargento aquí?
En vista que no respondo y preocupado el sargento Amaya intenta entrar, pero de inmediato le respondo
– ¡Estoy bien, tranquilo estoy saliendo mi sargento!
Ya nuevamente en la mesa, la tarde transcurre de manera armoniosa y tranquila con interpretaciones musicales y a medida que transcurre el tiempo uno a uno los integrantes se van retirando, los últimos en irnos del lugar fuimos el capitán Rivera, el sargento Amaya y mi persona; ellos dos tuvieron que presentarse con mi mayor mientras tanto yo en la oficina me quedé para adelantar el abastecimiento del personal en el área, sumergida en la legalización de víveres frescos y dejando todo listo para mañana el tiempo transcurrido muy rápido y ya es bastante entrada la noche, saliendo de la oficina una mano me hala hacia la oscuridad sin dejarme reaccionar entramos a la oficina del capitán y encendiendo la luz es él
• ¿Que quiere mi capitán?, ¿por que me asusta de esta manera? ¡Suélteme por favor!
• ¡No, estoy muriendo de rabia!, ¿por que el &&& sargento ese tiene que preocuparse por ti?
Y me levanta para sentarme en el escritorio
• ¡Déjeme hacerte mía una vez más!; ¡desde que nos volvimos a ver he deseado muchísimas veces tenerte en mis brazos!
Mientras acaricia mi cuello con suaves mordidas sus dedos se entrelazan en mi cabello haciendo retroceder para tener acceso a mi pecho en tanto su mano aprieta mi cuello; ya pérdida en la pasión, él me gira para quedar a espaldas “sobre en el escritorio” cuando una de sus manos me sujeta las muñecas con la otra levanta mi vestido para quedar expuesto aquel cachetero de encaje negro y susurra a mi oído mientras acaricia mis nalgas.
• Mi sargento se ha portado mal el día de hoy, ¡te voy a castigar!
• ¡ay, mi capitán! No tan fuerte
Y abre unos de los cajones, levanta mi vestido “¡Zas!” un golpe leve proveniente de una regla de madera golpea mis nalgas
• ¡Que tan mal se comportó hoy mi sargento!
• ¡Mal, muy mal mi capitán!
– ¡Zas! ¡Zas!¡Zas!
• Si sigue así a la próxima mi sargento tendré que ponerla a recoger moneditas de cincuenta.
En su escritorio después de voltear todo al suelo y a ver experimentado estar sujeta a su cuello mientras recordamos nuestro pasado. “Aún que no fue la primera vez que estaba con él si fue la más arriesgada y silenciosa aventura.”
Al día siguiente desde mi oficina se escuchaba los gritos de mi mayor preguntando -¿Cómo era posible que toda la documentación estaba en el piso y que nadie diera respuesta?
• Mi sargento Negro por favor venga de inmediato a la oficina del capitán Rivera.
• ¿Que ordena mi mayor?
• Por favor, organice está documentación; ¿por que aquí el capitán no sabe cómo es que esto amaneció así?
• ¡Si mi mayor!
Después de media hora en este proceso he terminado y cuando voy a salir de la oficina mi capitán saca de su camuflado mi ropa interior.
• Mi sargento, ¡No sé te olvida algo!
Y sonrojada intento quitarle aquella prenda, pero él me detiene diciendo: este será un breve recuerdo.
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