Amor de Verano

Mientras cambiaba el radio del coche de mi padre, pensaba en el infernal verano que me esperaba por delante. No dejaba de preguntarme cómo era posible, que mi madre se haya puesto de acuerdo con él y me obligara a irme de vacaciones a Sevilla, a 1000 km de mi hogar. Supe de esta pésima noticia hace tan solo un par de días, lo que había hecho que llorara y chillara como una nena de cinco años, no de catorce.

Igual ¿Qué iba a hacer? Mi madre viajaría con su novio y a mí, me dejaría en casa de mi padre, con su nueva esposa y sus dos hijos.

  • ¿Puedes ya dejar de hacer eso? Me irrita.- me pidió mi padre, al mismo tiempo que ponía el auto en marcha.
  • Tú y mi madre hacen muchas cosas que me irritan y yo no hago nada.- dije de mala forma, recibiendo como respuesta un quejido, el cual ya era de costumbre.

Aún seguía preguntándome ¿cómo podían obligarme? A caso ¿no les importaba lo que yo pensaba? “Obvio que nos importa” había sido la respuesta de mi padre unos minutos antes de partir a su querida casa.

Mis padres se habían separado hace ya ocho años, y la separación fue de lo más traumático. Fui a 10 psicólogos distintos y ninguno me fue de ayuda, a todos sólo les interesaba ganar dinero y su respuesta siempre era “Tienes que darles tiempo”, ¡JA! Si, tiempo. ¿Qué clase de adulto le decía a una niña de 10 años que les diera tiempo a sus padres? Yo sabía que no volverían a estar juntos, pero en fin, de a poco empecé a superar su separación, o al menos eso sigo intentando.

Odiaba dejar mi ciudad y más en vacaciones, que podía salir de fiesta y disfrutar con mis amigos. Ahora, no los iba a ver por 2 meses, gracias a la estupenda idea de mi madre, la cual era mandarme con mi padre a miles de kilómetros de mis amigos.

-Sigo sin entender como fueron capaces de obligarme a venir, sabiendo que estuve esperando las vacaciones de verano todo el año. Sabes padre que no tengo vida social en Sevilla.

-Cariño, no podíamos dejarte sola, tu madre se va de viaje y tu abuela está grande para cuidarte. Aparte, tienes que aceptar a Isabel y sus hijos, son tus hermano…

-Hermanastros- le corregí, sabiendo que odiaba que dijera que éramos hermanos. Desde hace más de 5 meses que no los veía, ni llevaba algún tipo de relación.

-Te lo he dicho mil veces, eres parte de esta nueva familia, eres mi hija.- me decía, a pesar de que mil veces le dije que nosotros ya no teníamos una familia.

Que su amada familia había dejado de existir cuando decidió acostarse con otra mujer.

La separación de mis padres fue cuando yo tenía 4 años, en aquel entonces yo era muy inocente como para entender la situación. Mis abuelos tuvieron que explicarme que mis padres ya no estarían juntos, por errores que cometían los adultos y yo en ese momento no tenía ni idea de la vida (y no digo que ahora tenga idea alguna).

Como dije antes, fue un proceso traumático, al separarse, con mi madre nos mudamos al otro lado del país, a Barcelona y sólo veía a mi padre cada quince días, si es que podía buscarme. Luego de unos meses, nos enteramos, que mi padre iba a tener una hija con otra mujer.

A mi madre le costó un poco volver a salir de nuevo con algún hombre. A lo largo de estos diez años ha tenido solo 4 novios. Hasta ahora, que parece que asentó cabeza con Lucas, un millonario que la complace y le da con todos los gustos.

Éste intentó ganarse mi confianza comprándome cosas y llevándome a comer a los restaurantes más finos y delicados.

Pero se equivocó, esas cosas le gustaban a mi madre, no a mí. La verdad que a mí me gustaban las cosas pequeñas, sencillas, cosas que te llenan el alma sin tener la necesidad de valer millones y millones de pesos.

Aun así, Lucas me agrada, a pesar de sus gustos exóticos.

Nos quedaban horas de viaje hasta el aeropuerto, por lo que decidí poner música en el radio de mi padre.

Al llegar al aeropuerto y tomar nuestro vuelo, decidí dormir.

Un par de horas después, estábamos llegando al aeropuerto, allí mi padre había dejado su otro coche.

Nos subimos a éste y mi padre condujo hasta su casa.

-Hija, llegamos.- dijo el mismo.

Y ese, fue el comienzo de lo que yo creía, sería el peor ve

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