Llevo tiempo escuchando de algunos amigos míos decir que ven linda a las chicas y que le miran mucho sus traseros y todo eso, yo los miro y los admirado con sonrisa de tonto haciéndome el que entiendo de lo que dicen.

Sin embargo, al llegar a casa me siento confundido porque sé que frente a ellos estoy mintiéndome a mismo, porque se supone que ya tengo edad para empezar a enamorarme y conocer una chica, para llenarla de besos pero no entiendo que significa eso o que tengo que hacer para gustarle a una chica. Pasado los meses veo a varios amigos progresando en el proyecto, se los ve muy distinto con sus nuevas anécdotas de besos, de toqueteos, de esas sensaciones que me intrigan de manera tan deseosa pero que cuando estoy solo, me genera nostalgia y melancolía pensando lo peor de mí.

Creo que es hora de tomar nota sobre el asunto y ponerme en campaña para lograr atraer a una chica.

Entonces empecé a prestar atención de que tenían los chicos atractivos y que tenía que hacer para ser como ellos y la verdad me costaba un montón porque eran muchachos en motocicletas, de chaquetas, con peinados increíbles, mayormente con un cigarrillo en sus bocas pero más allá de eso, su utópicas barbas eran imposible de lograrlo para mí porque no tenía ni un solo pelo en mi triste e inmaculado rostro y ni hablar de sus rudas personalidades, parecían que salieron de la cárcel y a todo esto volteaba la mirada y observaba que las mujeres más linda del colegio se morían por ellos. Me iba a mi casa con la cara ceñuda y rascándome la cabeza tratando de ver cómo convertir a este duendecillo en todo un Hércules.

Había que comenzar de una maldita vez y justo se dio la casualidad de que mi mamá me dijo que era hora de ir a la tienda a comprar ropa, así que aproveche la ocasión y cuando estábamos allí le dije que quería la los jeans ajustados y una chaqueta negra, quede con cara de pancito y mi mamá me quedo mirando boquiabierta por un par de minutos, la chica de la tienda le hizo un gesto con la cara diciendo que si acepte y mi mamá primero me miro intrigada y después hizo una seña con las cejas de aceptación pero no me dijo nada. Ahora me toca ir a la peluquería y cambiar de look, le mostré al peluquero el corte y también me miro sorprendido pero lo hizo y al final me dijo que me quedaba bien, a todo esto cuando salí de ahí me iba expectante a que me iban a decir con una sonrisa de que los resultados vendrían de manera inmediata, asique cuando llegue a casa me dirijo directo a mi pieza y mi papá y mis hermanos me quedaron mirando atolondrados pero no me dicen nada. Me puse a enseñar un poco de rudeza mientras me reía, estuve toda esa noche ansioso de que sea lunes y ver que me iban a decir en la escuela.

A toda mi expectantica duda me fui, entre al curso y seguía siendo lo mismo, todos me miraban boquiabierto como si fuera otra persona y yo lo tomaba como algo positivo, por ejemplo, mis amigos me decían que el look era increíble y si ya me había levantado alguna minita y pues no quería quedar mal asique empecé a inventar historias creíbles para que me crean. Aunque yo sabía que no era así, pero me tenía paciencia, ya iba a llegar la chica que voy amar.

Pasaron un par de semanas y los cambios no solo eran por afuera, la frustración y la desazón se hacía notar en las expresiones de mi cara, pero a decir verdad ya no era tan pendejo en mi conducta, la personalidad sobreactuada de chico callejero se adueñó de mí y tenía un carácter que se hacía respetar. A esta altura ya había pasado lo locura efímera de la desvirginación y todo eso, ya estaba más que dado el hecho pero empecé a creer que lo mío ya era un problema.

Una tarde-noche fui a la estación de trenes porque tenía que retirar un pedido de mi viejo, mientras estaba pagando el contra rembolso, se me acerca una chica con muchos bolsos encima esperando la fila para enmarcar el tiquete, cuando me desocupe le pregunte si quería ayuda, esos bolsos parecían pesados y me dijo que sí que le haría un gran favor. Mientras estábamos afuera de la estación me dijo que venía de vacaciones a la casa de su tía, yo la miraba muy sorprendido cuando me dijo que había venido sola y como no conocía el lugar me subí al taxi con ella y en el camino me di cuenta que su tía era mi vecina, vivía en la tercera casa de la cuarta cuadra. Y me sonría diciendo que quería que seamos amigos que aquí no conocía a nadie y que vino con muchas ganas de divertirse y olvidarse de los estudios un poco.

Era verano, así que el tiempo libre era crucial ya que pasamos tanto tiempo con ella como fuera posible y al fin podía hacer creer que andaba con una chica aunque en realidad no pasa nada.

Durante el verano nos contamos de todo, salíamos y nos divertíamos de una manera alocada, pero no puedo negar que cuando ella tocaba mi mano aunque sea accidentalmente me encantaba pero… ¿Cómo se dice? No tenía en claro si quería besarla o no porque no quería arruinar lo hermoso que era todo esto para mí. Y la paciencia me dio mi recompensa, al final del verano estábamos acostados en el techo de la escuela, solos, jamás me iba imaginar que iba a terminar ahí una noche y menos con una chica tan linda como ella. Estábamos acostados boca arriba mirando las estrellas y yo no paraba de hablar y hablar y a ella no le basto más que un solo gesto para callarme, empezó acariciar mi brazo, luego trepo hacia mi pecho y empezó a bajar por mi abdomen, yo estaba muy nervioso y llego al punto de que temblaba cuando su mano tocaba superficialmente mis cositas y de un momento a otro se subió arriba mío y con una mirada canchera me dijo que me relajara y empezó a besarme, yo estaba hecho una laguna en el pantalón y venia todo borroso, una cosa fue dándose a otra y allí estaba, de la manera más inesperada debutando en primera con una chica que vivía a tres cuartas millas de mi casa, fue genial.

Como siempre, lo bueno dura poco. El verano se había terminado y ella se tenía que volver e hicimos la misma rutina que hicimos hace 90 días atrás, la acompañe hasta la estación con sus bolso y no voy a negar que despedirme de ella fue duro en ese momento y lo único que me dijo con una sonrisa que no me angustie que iba a volver y que nos mantengamos en comunicación, fue entonces que después de que subió quede mirándole diciéndome a mí mismo que tenía que decirle que quería que sea mi novia y entregado al amor corrí como todo un idiota a lado del tren y le grite que quería ser mi novia y ella me en el eufórico momento arrogo un papel por la ventanilla que decía “si”. No podía creerlo, era un momento único para mí, me quede mirando cómo se iba el tren con mi chica pero al menos yo tenía una sonrisa.

Durante los siguientes meses todo los días estábamos en contacto con mi amada y hacíamos parecer que la distancia no existía, a esta altura la apariencia ya no me interesaba, para mí todo era ella, ella, ella y nada más. Mis amigos trataron durante meses convencerme que no todo es color de rosa y que a veces uno tiene que pisar la tierra pero yo cada vez los ignoraba más porque ellos no me entendían, y al pasar los últimos días de espera estaba allí de vuelta esperándola en la estación para volver a vivir nuestro amor.

Dicho y hecho, ella llego y yo estaba allí como loco, desesperado fui y la abrace y la bese y ella también y fue algo único para ambos, ahora el verano ya tenía otro gusto, porque ya teníamos una relación y cuando me juntaba con mis amigos ella iba conmigo y casi siempre dormíamos juntos, veíamos pelis, hacíamos el amor cada dos por tres y nos encantaba, tengo que admitir que la pasamos espectacular y que yo me sentía el hombre más feliz de la tierra porque ahora mi vida tenía un muy hermoso sentido al lado de ella. Pero que era una terrible mierda esperar otros 275 días para vernos solo 90 y así sucesivamente pero la dependencia no nos permitía tener otra alternativa hasta que de lo peor para mi nace lo mejor porque un día a mitad de año falleció su tía que ella venía a visitar y en un principio me agarro mucha tristeza pensando que no iba a venir más y que iba a pasar de nosotros pero sin embargo antes de que explote en esa desesperación ella me llamo casi gritando que se venía a vivir porque su tía le deje de herencia la casa a su hermana o sea a tu mamá, yo en ese momento estaba en el patio de casa y empecé a saltar como un boludo y la verdad que no lo podía creer, “el amor de mi vida” se venía a vivir a mi ciudad y no solo eso, íbamos a ser vecinos, vivía a solo un par de metros de mi casa, la alegría que yo arrastraba era incontenible.

Luego del incontrolable momento me empezó a contar que su madre también tenía ganas de venir a vivir aquí pero que hasta que consiga un buen trabajo y arregle los papeleríos pasara todo este año y que en verano llegara ya para quedarse, ahora ya no me molestaba esperar porque sabía que una vez que llegue ya no se iría.

Ese maldito verano se hizo esperar más que una eternidad pero un día llego que nos volveremos a ver y desde la ventanilla ella ya me tiraba una sonrisa y yo en el borde de la estación con otra sonrisa y una flor en la mano totalmente ansioso por que se baje rapido.

Durante los primeros meses que estuvimos juntos desde que ella llego todo parecía normal hasta el día que rompimos la barrera de los 90 días, eso fue clave, pero aun que nos costaba que lo que más deseábamos estaba sucediendo y con el pasar del tiempo parecía no cautivarnos como alguna vez creíamos, tal vez lo especial se volvió monótono y la gran llama que ardía en nuestro interior se iba convirtiendo en una simple chispa, ahora las salidas ya no eran tan divertidas, las películas ya nos aburrían como opción y lo peor que después del sexo no decíamos nada y solo nos acostabamos a dormir. Es curioso todo porque nadie se metia, nuestras familias y amigos sabían lo nuestro y todo era aceptado por todos pero por alguna razón nosotros no estábamos teniendo los resultados que tanto deseábamos ver, y de la manera más triste con solo mirarnos nos dabamos cuenta que la felicidad de nosotros era el deseo y no la obtención, cualquiera pensaría que decir eso nos marcaba como idiotas o cobardes pero a veces el corazón no entiende de causas de amor y ni yo ni ella queremos aceptarlo porque en definitiva mal no nos hacíamos, pero era solo cuestión de tiempo de sentarnos a hablar y darnos un poco de espacio porque nos sentíamos algo estancados.

Ya no se que pensar, nos dimos un tiempo en la cual me quería volver loco todo el tiempo, unas ganas de escribirle o de siquiera ir a verla ya que ahora vivía a solo un par de metros de mi casa, pero desde que nos dimos un tiempo se a convertido en un fantasma, ahora no la cruzo en ningún lado y eso que tengo que admitir que la buscaba ocasionalmente y no tenia resultado. No podía creer porque ahora las cosas son así si estábamos de lo más bien y lo peor de todo es que ahora este aquí y que me coma la cabeza que en cualquier momento vengan a contarme cosas de ella, yo no lo soporte y fui a su casa a hablarle.

Con solo mirarla a la cara me di cuenta que ya no me quería ni ver y eso me destruyo en ese preciso momento y ¿para que andar con vueltas, no? me dijo que no era un buen muchacho pero que para ella no funciono y que yo me diera cuenta de lo mismo, haciendo movimientos con la cabeza aceptaba y capaz un par de lagrimitas, me abrazo y me dijo que todo estará bien, luego de que ella me apuñale a sangre fría me fui a sentar en la vereda como quien fumar un par de cigarrillos y vi que un chico en auto paso a recogerla y ella salio completamente arreglada con una minifalda que le quedaba muy atractivo, yo hice un gesto de sarcasmo.

Tras unos días de sentirme para la mierda, mi viejo me preguntaron que iba hacer este año ya que me había graduado de la secundaria y les dije que me iría a la capital a estudiar, que no me quería quedar en la ciudad y al cabo de menos de un mes estaba allí ciudad en la estación 3/4, corriendome solo de mi propia ciudad.

Subí a ese tren, sin el animo de pensar en que tendria algun dia que volver, no por un tiempo al menos, se que no es el fin pero aprendi mucho con todo esto, que las buenas injusticias la llamamos suerte y a las malas sola injusticias, ya basta, me voy con el corazón partido en un millón pero tengo fé que cuando aun se esconden algunas buenas sorpresas en Capital para mí.

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